Open Arms rechaza llevar 39 inmigrantes a Malta si no acepta a los 121 restantes

España defiende ser «el país que hace el mayor esfuerzo» en socorro marítimo

S.E. | L.L.C.

El buque de bandera española Open Arms, al que el Gobierno de Pedro Sánchez retiró la autorización para realizar rescates en el mar por incumplir la normativa europea y no tener certificado para transportar tantas personas, redobló su desafío a los países europeos del Mediterráneo al negarse ayer a aceptar una oferta de Malta para desembarcar en la isla 39 inmigrantes que habían sido socorridos la misma madrugada, aunque no a los otros 121 que llevan a bordo nueve días.

El fundador de la ONG Proactiva Open Arms, Óscar Camps, explicó que la sola posibilidad de llevar a tierra a sólo los últimos auxiliados alteró «la convivencia del grupo, ya bastante tocada por llevar nueve días en el mar», y se generó un clima de nerviosismo en cubierta cuando los salvados pensaron que iban a ser deportados a Libia. Anunció que la organización rechaza entregar a las autoridades maltesas únicamente a los últimos auxiliados y comunicó que esperará hasta la evacuación completa de los 160 inmigrantes.

El Gobierno de La Valetta justificó en un comunicado que el ofrecimiento de puerto para esas 39 personas se debía a que fueron recuperadas en «un área de responsabilidad de Malta», a diferencia del resto, los 121, que fueron rescatados en otra zona fuera de la responsabilidad del país. El puerto más próximo para el Open Arms es el de la isla de Lampedusa, en Italia, cuyo primer ministro, Matteo Salvini, volvió ayer a mirar a España y sugerir en su twitter «por qué no pueden llevar a los ocupantes del barco» a Ibiza o Formentera «para que se diviertan».

En un registro muy diferente, en nombre del Gobierno en funciones, la vicepresidenta, Carmen Calvo, no dio ayer señal alguna que haga pensar que nuestro país va a repetir esta vez con el Open Arms el recibimiento que brindó unilateralmente al Aquarius en junio de 2018. Por el contrario, Calvo volvió a defender que España es el país de la UE que hace «el mayor esfuerzo» para rescatar inmigrantes en el mar, y que se hace «en el espacio que nos corresponde; y eso -dijo desde Sevilla- es lo que pido al resto de los estados, los gobiernos y las personas físicas, para no poner en riesgo la vida de nadie». Según dijo el viernes Camps en una entrevista radiofónica. llegar a España le costaría al barco cuatro días.

Sin permiso, sin certificados

El Gobierno de Pedro Sánchez bloqueó en enero al Open Arms en el puerto de Barcelona por no cumplir los convenios sobre búsqueda y salvamento marítimos (de 1973), sobre la seguridad de la vida humana en el mar (1974) y sobre tráfico marítimo internacional (1965).

A petición e la Dirección General de la Marina Mercante, se le retiró el permiso para «salir al Mediterráneo frente a las costas libias» y se comunicó a la ONG propietaria que no contaba «con los certificados necesarios para garantizar el cumplimiento de la normativa internacional de seguridad marítima y prevención de la contaminación del medio marino».

A pesar de estas severas deficiencias, el Ejecutivo autorizó al buque humanitario a navegar hacia las islas griegas de Samos y Lesbos para llevar material para los refugiados, autorización que no les permite operaciones de salvamento. Entones ya, Óscar Camps, recordó que las acciones de socorro en el mar no son un objetivo, sino «una obligación legal y moral y un imperativo ineludible». El barco zarpó hacia el Egeo el 23 de abril y permaneció en el Mediterráneo central. El día 1 de agosto rescató a 55 personas y al día siguiente otras 69, si bien tres de ellas fueron evacuadas por motivos de salud.

Desde entonces, sus responsables están reclamando el ofrecimiento de un puerto seguro donde desembarcar a estas personas, siendo el más cercano el de Lampedusa, que Salvini tiene clausurado a estos fines, máxime una vez que Italia aprobara esta semana un cuestionado decreto con multas a las ONG que salvan vidas en el mar en caso de que penetren en las aguas internacionales del país.

Ocean Viking

La situación en la que se encuentra el Open Arms no es única. El barco humanitario Ocean Viking de las ONG Médicos Sin Fronteras (MSF) y SOS Mediterráneo efectuó ayer un segundo rescate en 24 horas al atender a cerca de 80 personas en aguas internacionales frente a Libia, en las que el viernes ya había recogido a otras 85 personas.

Su llamada de alerta también se ha producido: «Nuestra prioridad es desembarcar a estas personas en un puerto seguro. El Ocean Viking es un barco de emergencia y no tenemos la capacidad para atender médica y psicológicamente a estas personas a bordo de manera prolongada», indicó la portavoz de MSF Hannah Wallace.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación