El número dos de Trapero reconoce el «lenguaje breve y displicente» de los Mossos ante las llamadas de auxilio de la Guardia Civil

Ferrán López distingue las comunicaciones «oficiales» de las «informales», que «fueron todas atendidas»

Captura de la señal institucional de televisión de la Audiencia Nacional que muestra la declaración del comisario de los Mossos d'Esquadra Ferran López EFE

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El comisario Ferran López , número dos de Josep Lluís Trapero , ha reconocido este miércoles que, vistas de forma «aislada», las respuestas de los Mossos a las peticiones de auxilio de la Guardia Civil el 20-S apuntan a que hubo «desatención». El testigo, que ha declarado como testigo en el juicio que se celebra contra la cúpula policial de la policía autonómica, ha señalado que las solicitudes que él recibió «informalmente» vía telefónica por parte de la Benemérita «fueron todas atendidas». Ferrán López ha querido distinguir así unas y otras comunicaciones porque «sí es cierto», ha dicho, que en las «comunicaciones formales» entre ambos cuerpos, el lenguaje de los operadores de los Mossos es «breve y hasta un punto displicente». Como también lo es que en ese canal oficial, la primera llamada de la Guardia Civil se produjo a las ocho de la mañana y que no hubo respuesta hasta una hora después.

Quien ocupó la jefatura de los Mossos durante la aplicación del 155 ha recordado en el juicio los «difíciles» días que se vivieron en Cataluña durante el otoño de 2017 y cómo las fuerzas de seguridad tenían que tener especial «cuidado y paciencia» ante situaciones de «emotividad» y «tensión» como las que se vivieron en los 41 registros que tuvieron lugar el 20-S y el 1-O, jornadas en las que el papel de los Mossos ha sentado en el banquillo al «major» Trapero y a sus jefes políticos acusados de rebelión. «Fueron días complicados de mucha sensibilidad y emotividad. Era muy importante que las actuaciones de la Policía fuesen acordes con la ley, había que tener un poco más de paciencia que otros días ».

Como ya hizo en el Tribunal Supremo, Ferrán López ha ratificado que los Mossos, y en concreto Trapero, advirtió hasta en dos ocasiones a Puigdemont (en sendas reuniones el 26 y 28 de septiembre) del riesgo de violencia que habría en la calle el día 1 de octubre si seguía adelante la consulta, pero que el presidente de la Generalitat no tenía ninguna intención de dar marcha atrás, hasta el punto de que cuando el «major» le dijo que esperaba que no hubiera que lamentar nada ese día, Puigdemont contestó que si fuera así «declararía inmediatamente la independencia».

Como Pérez de los Cobos el día anterior, el testigo ha reconocido que la intervención el 1-O corría a cargo de los Mossos y que en caso de necesidad, policías nacionales y guardias civiles les reforzarían. El testigo no recuerda haber mencionado la palabra «binomio» en las reuniones de coordinación (en referencia a que la intervención en los colegios correría a cargo de dos agentes de seguridad ciudadana) pero sí haber mencionado que se trataba de una «dotación mínima». A su juicio, los presentes no tenían que sorprenderse del operativo desplegado durante esa jornada porque sabían con anterioridad los efectivos de los que disponen los Mossos y que era imposible llevar a cabo el mandato judicial en todos y cada uno de los colegios .

López se ha referido también a la relación de Trapero con Pérez de los Cobos y cómo en un primer momento los Mossos rechazaron su nombramiento como coordinador del operativo policial. La relación de Trapero con él no era buena, ha dicho, y por esa razón el propio López empezó a sustituir a a su jefe en esas reuniones convocadas por el coronel. Fue precisamente para mejorar el clima, y por tanto, «la coordinación, en aras del cumplimiento del mandato judicial».

Querella contra la Fiscalía

El número dos de Trapero ha corroborado que el director general de los Mossos, Pere Soler , planteó en una comida con la Prefectura de los Mossos la posibilidad de presentar una querella contra la Fiscalía al poner en duda que pudiera dar instrucciones a la Policía autonómica. «Mi reacción y la de los otros comensales fue de absoluto error: ni lo recomendamos ni estábamos dispuestos a que tirara adelante». Las relaciones con los mandos políticos de la Policía autonómica aquellos días fue muy complicada «por la situación extraña de estar a la órdenes de un gobierno, de un consejero que se situaba» al margen de la ley. Desvinculó a los mandos policiales de los políticos al asegurar que tras el 1-O los pasos que iban dando los políticos los verían en el sillón de un despacho por televisión en un clima de «silencios espesos». «En función de las decisiones del presidente íbamos tomando nuestras propias decisiones».

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