Operación Waimor (2)

«Necesito enviar cuanto antes un millón de euros a Siria»

La investigación de las tramas de investigación son uno de los ejes principales de la lucha contra el terrorismo yihadista

Las redes utilizan a los «hawaladares» como canal de envío de dinero. En España hay más de un centenar de ellos

Operación de la Policía Nacional EFE

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La escena puede suceder en un pequeño local de cualquier ciudad. Un individuo se presenta ante un tipo que aparentemente se dedica a un oficio y le dice que quiere mandar una cantidad de dinero a cualquier parte del mundo por el método «hawala», con el objetivo de que la operación no deje rastro . El «comerciante» le da las condiciones –comisión , número de operaciones en las que va a hacer ese envío...– y el plazo en el que las va a realizar. Entre ellos apenas queda un documento manuscrito o informático. En poco tiempo ese dinero habrá llegado a su destinatario sin que los fondos hayan sido realmente enviados, ya que en la otra ciudad alguien dará la cantidad acordada al receptor. Un código común, solo conocido por emisor, destinatario y los «hawaladares», identifica a los implicados en la operación... Un trabajo limpio y eficaz, basado en la confianza y de tradición milenaria. Solo hay una pega: que es uno de los métodos preferidos por las redes terroristas para financiarse.

Todos los expertos consultados por ABC coinciden en que para combatir cualquier organización terrorista hay que cortar la incorporación de nuevos militantes, infiltrarse en sus estructuras e interrumpir sus canales de financiación. Por supuesto, ninguno de estos ejes son excluyentes, y de hecho compatibilizarlos hace mucho más eficaz la lucha.

Decisión estratégica

El terrorismo yihadista no es una excepción y desde finales de 2014 la Comisaría General de Información decidió potenciar la tercera, en esos primeros momentos de forma modesta y actualmente mucho más decidida. El resultado ha sido una serie de operaciones muy interesantes; la última de ellas, Wamor, realizada el pasado 18 de junio y en la que hubo diez detenidos , es probablemente la más importante de las realizadas hasta ahora en este campo. Como consecuencias de las investigaciones cayó una compleja célula familiar de financiación al servicio de una milicia de Al Qaeda, que utilizaba dos o tres círculos de «hawaladares», entre otros recursos, para hacer llegar fondos a la organización.

Buena parte de las operaciones de la Comisaría General de Información contra las células yihadistas tienen ya también una rama dedicada a la financiación de los grupos, de la que se encargan agentes muy especializados . Se trata de policías capaces de bucear entre la gran cantidad de documentación que se interviene tras cada servicio y de analizar los movimientos de dinero para detectar relaciones directas entre individuos de cualquier parte del mundo, que de otra forma son imposibles de comprobar.

La sentencia 32/2018, la primera de la Audiencia Nacional contra una red de financiación yihadista, es buen ejemplo de ello. Las pesquisas cortaron el flujo de dinero, pero no solo eso; además, se evitó un atentado en Francia gracias a las conexiones financieras internacionales descubiertas , que pusieron sobre la mesa un mapa de individuos de la misma organización que operaban desde distintos países. Se trata de un caso paradigmático y se expone en foros internacionales para explicar la importancia de esta línea de trabajo contra el yihadismo.

El método «hawala», ya descrito, es uno de los más utilizados por los yihadistas . En la operación Río, de febrero de 2016, la Policía detuvo a un importante «hawaladar» que había enviado sumas millonarias a zonas de yihad y era clave en el funcionamiento de la red. Su perfil, muy bajo, coincide con el de buena parte de esta gente: son personas que no suelen tener nada a su nombre y que tienen sus cuentas corrientes vacías a pesar de que por sus manos pasan enormes cantidades de dinero. Viven modestamente y tienen algún oficio, de modo que compatibilizan su actividad legal con la otra, que es alegal. Sus ingresos, procedentes de los porcentajes que se quedan –suelen ser de un 5 por ciento– los invierten en patrimonio en sus países de origen. Utilizan remesadoras, e incluso a veces son agentes de ellas.

«Muchos saben que cuando envían dinero a determinadas zonas colaboran con la financiación del terrorismo, pero es muy difícil demostrarlo, porque pueden alegar desconocimiento de la persona que va a recibir los fondos o engaño por parte del cliente... La Policía siempre los investiga, pero no es fácil sentarlos ante un juez», dicen las fuentes consultadas. En nuestro país actúa más de un centenar de estos individuos, y las cantidades de dinero que mueven, aunque como es lógico no todas van a parar a la yihad ni a otras actividades criminales, son enormes.

«En estas investigaciones, los primeros indicios los dan las intervenciones telefónicas. Normalmente, además, estas personas llevan su contabilidad con las operaciones de cada cliente y sus contactos en los puntos de destino del dinero. Ese análisis nos puede dar la prueba definitiva», explican. En ocasiones hay algunos tan meticulosos que además de los manuscritos tienen también documentos con su contabilidad en el ordenador personal, lo que facilita en gran medida el trabajo a los agentes.

«Los ha habido que han enviado un millón de euros en un solo día a Dubai, en cuatro o cinco operaciones... El de la operación Río, por ejemplo, mandó más de 30 millones a Daesh en no mucho tiempo. Hasta ahora es el “hawaladar” más importante que se han neutralizado», precisan las fuentes.

Más utilizadas que éstos, si cabe, son las remesadoras a pesar de que colaboran con la Policía y son de los actores privados más implicados en combatir la financiación del terrorismo. Los envíos son muy difíciles de detectar , porque muchas veces se mandan cantidades muy pequeñas en España, –hasta de menos de 200 euros– pero que en Siria son de gran utilidad para un terrorista. «El gran problema de la financiación del terrorismo es que no hay ánimo de enriquecimiento, no es como un grupo criminal al uso que blanquea para lucrarse, y eso dificulta las investigaciones».

Por supuesto, los «correos humanos», que llevan el dinero en efectivo, son también muy utilizados y las últimas tendencias apuntan al «paypal», el «crowfunding» e incluso a la utilización de criptomonedas. «Cada vez la sofisticación es mayor, y si queremos ser eficaces en Europa tenemos que hacer las modificaciones legales para que todas las policías tengan acceso, por ejemplo, a las cuentas de cualquier ciudadano europeo, y que exista la misma legislación en todos los países para potenciar la colaboración internacional».

Pero eso, claro, lleva su tiempo. ¿Lo tenemos? La respuesta es muy simple: en absoluto, porque los terroristas van a volver a at acar .

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