La presidenta del PSOE, Cristina Narbona, junto a Pedro Sánchez
La presidenta del PSOE, Cristina Narbona, junto a Pedro Sánchez - ÓSCAR DEL POZO

La Moncloa ve imprevisible la respuesta de Pedro Sánchez en Cataluña

El Gobierno de Rajoy mantiene el recelo: «No han cambiado las personas, solo las circunstancias»

Madrid Actualizado: Guardar
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Mariano Rajoy y Pedro Sánchez no habían vuelto a verse desde aquella reunión exprés y surrealista que el líder socialista resumió como «perfectamente prescindible». Era 29 de agosto, y el secretario general del PSOE había enrocado a su partido en el «no es no». La relación entre ambos políticos no solo estaba rota, era inexistente. «En mi larga vida política jamás he visto algo semejante», confesó el presidente en privado aquellos días. El jueves pasado, 311 días después de la anterior reunión cara a cara, Rajoy y Sánchez volvieron a sentarse juntos, para hablar, en esta ocasión, largo y tendido. ¿Se ha recuperado la confianza? En La Moncloa son tajantes: «No han cambiado las personas, solo las circunstancias».

Y esas nuevas «circunstancias» son las que han permitido, al menos, «el inicio de un diálogo fluido». Pero el recelo persiste.

«Es importante tener una relación educada, correcta y normal, y luego cada uno que defienda sus posiciones», comentó Rajoy en Hamburgo, sobre su «nueva» relación con Sánchez. El presidente quiere evitar el choque frontal con el líder socialista, y elude cualquier crítica en público que pueda echar leña al fuego y enrarecer el incipiente diálogo en un momento muy delicado. Rajoy cuenta con el PSOE para frenar el desafío independentista, y prefiere quedarse ahí, a pesar de las declaraciones posteriores de Sánchez, en las que anunció iniciativas unilaterales si el Gobierno no se movía. Su nueva posición a favor de una España plurinacional desconcertó en La Moncloa por su frivolidad.

Desconcierto

Nada más terminar la reunión del 6 de julio, desde el Gobierno se quiso dar un mensaje positivo y de unidad frente al desafío independentista, después de que Sánchez ratificara su oposición a un referéndum ilegal. La sorpresa llegó con los primeros mensajes públicos del PSOE, centrados en las diferencias que le separan del Gobierno en la respuesta política que debe darse en Cataluña. «En la reunión no dijo ni media palabra de las iniciativas que pueda llevar a cabo por su cuenta. Nada de nada», confirmaron fuentes de La Moncloa, que ven a Sánchez imprevisible sobre los pasos que pueda dar. «El PSOE siempre está por la reforma constitucional y por lo que se le ocurra en la última media hora», apuntaron. También sorprendió que Margarita Robles advirtiera al Gobierno sobre el artículo 155, cuando en la reunión ni siquiera se habló de aplicarlo.

Rajoy está convencido de que contará con el apoyo de Sánchez para impedir el referéndum, pero también sabe que «quiere acentuar las diferencias en las medidas políticas sobre Cataluña». El problema, según el Gobierno, es que no es el momento de marcar distancias entre el Gobierno y el PSOE para impedir un desafío al Estado de Derecho, sino de mostrar fuerza conjunta: «No es el momento de escenificar discrepancias justo ahora. Tenemos la responsabilidad de mantener la unidad en lo fundamental».

Las circunstancias en España, y también en el PSOE, son radicalmente distintas a las del verano de 2016, cuando se vieron por última vez. «Ahora hay un presidente del Gobierno, y antes no lo había. Pedro Sánchez quería tumbar a Rajoy para ser él el presidente. Y ahora asume ya que no lo es y Rajoy, sí. Esa es la gran diferencia», sostienen fuentes del Gobierno. Ese es el único cambio que hay en la relación. Antes no hablaban, y ahora, al menos, sí. Pero la desconfianza mutua persiste. De hecho, siempre ha existido. El presidente aseguró en aquellos días inciertos de bloqueo político que su relación con Sánchez era «la peor» que había tenido nunca con un político.

«No es no» en economía

Ese cambio de circunstancias «ha permitido, al menos, que se rompa el hielo», destacan en el entorno de Rajoy. Dos horas y media de conversación dan para hablar de Cataluña. política internacional, Brexit y violencia de género, pero no de economía, según confirmaron fuentes del Gobierno. Los Presupuestos, la política económica en general, la rebaja de impuestos y el techo de gasto marcan una distancia insalvable. El «no» de Sánchez es rotundo en todo lo que tiene que ver con la economía. El Gobierno sabe que no puede contar con el PSOE para salvar sus cuentas y mantener así la estabilidad. Sin contar con el PSOE, la opción que se ha impuesto es el «plan B» previsto desde el inicio de legislatura, y que pasa por pactos puntuales con Ciudadanos, PNV y los canarios.

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