EFE

El lustro de las declaraciones

En el Caso Nóos los medios no sólo han estado interesados en las comparecencias ante el juez, sino también en las valoraciones y las opiniones de todas las partes

palma de mallorca Actualizado: Guardar
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El Caso Nóos nos ha dejado hasta ahora, además de casi una veintena de acusados, diversas imágenes que con el tiempo se han acabado convirtiendo en emblemáticas de lo que ha sido y está siendo aún este proceso judicial. Entre esas imágenes se encuentran las del juez José Castro llegando al trabajo a veces en moto y otras en bicicleta, las del fiscal Pedro Horrach sonriendo siempre tímidamente, las de los imputados subiendo o bajando por la rampa de los Juzgados centrales de la capital balear o las de la retirada de la placa con la inscripción «Rambla de los Duques de Palma de Mallorca», ubicada en una calle del centro histórico que desde hace tres años vuelve a ser simplemente «La Rambla».

Por esas casualidades curiosas que a veces tiene la vida, la sede oficial del Colegio de Abogados de Baleares se encuentra, precisamente, en esa calle.

A lo largo de estos últimos cinco años hubo también imágenes no previstas inicialmente, como las de la declaración de la Infanta Cristina ante el juez Castro en febrero de 2014, en un vídeo grabado y distribuido de manera más bien algo rocambolesca, más propia del castizo Anacleto que del sofisticado James Bond. Los responsables de esa grabación ilegal no fueron unos periodistas, como quizás cabría suponer o esperar, sino presuntamente una pareja de abogados, que acabaron siendo imputados por el juez. Ambos letrados tuvieron así la oportunidad de poder comprobar en sí mismos, sin duda de forma algo dolorosa, la plena vigencia de esta máxima del Derecho romano: «Dura lex, sed lex». La ley es dura, pero es la ley.

Los periodistas que han seguido de manera regular el desarrollo del Caso Nóos no han tenido, en cambio, ningún comportamiento que pudiera ser considerado ilícito. Al menos que se sepa. Dichos periodistas podrían ser divididos, seguramente, en dos grupos casi siempre bien diferenciados: los que se han dedicado esencialmente a leer, leer y leer, y los que se han dedicado sobre todo a esperar, esperar y esperar. Los primeros han pasado decenas de horas leyendo los prolijos y minuciosos autos de Castro, los infinitos correos electrónicos deIñaki Urdangarín o de Diego Torres y los cientos de documentos aportados por todos hasta la fecha.

Por su parte, los periodistas del segundo grupo han pasado decenas de horas esperando en las puertas de los Juzgados de Palma, o en la entrada de varios bufetes de Barcelona, o en cualquier otro lugar donde pudiera haber alguien dispuesto a hacer un comentario o una valoración rodeado de micrófonos, cámaras y fotógrafos. En el tramo final de la instrucción, los medios a menudo optaron por dar mayor relevancia a la inmediatez de unas declaraciones hechas en la calle de forma improvisada, por anodinas o reiterativas que a veces pudieran ser, que al análisis y la reflexión hechos por especialistas sobre los distintos vericuetos de esta compleja causa.

Ante los medios, tanto Castro como Horrach, o los abogados Mario Pascual o Miquel Roca, normalmente fueron muy parcos en palabras, pero aun así acabaron dando casi siempre un titular. Uno de los mejores lo dio Castro el día que acabó la instrucción: «Yo ya he hecho mi trabajo, ahora toca que sean otros los protagonistas». La única excepción a esa constante parquedad en las declaraciones ante las cámaras fue quizás la de la afanosa abogada de Manos Limpias, Virginia López Negrete, que no sólo hablaba cuando le preguntaban, sino también cuando no le preguntaban o cuando no quedaba ya nada más que preguntar.

Las horas previas al inicio del juicio del Caso Nóos han estado marcadas también por nuevas declaraciones, incluida alguna entrevista en exclusiva, así como por los posibles acuerdos a los que habrían llegado varios de los acusados con la Fiscalía. Nadie sabe a ciencia cierta lo que pasará a partir del próximo lunes y en las semanas siguientes. Lo único seguro es que sea cuál sea el resultado de este juicio, algunas cosas ya no volverán a ser nunca del todo igual. La ley es dura, pero es la ley.

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