Entrevistamos a Jesús López, encargado de la puesta a punto del reloj de la Puerta del Sol. Admira su precisa maquinaria de más de 150 años. Revela que él y sus compañeros no toman las uvas y que el momento que más les gustas es el de la explosión festiva tras la última campanada. Cuenta que la última Nochevieja el ambiente fue de velatorio. Reconoce además que el tiempo, también a él, se le pasa volando.
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