Un jefe de la Policía Nacional denuncia que los Mossos los espiaron y dieron 271 avisos con su ubicación

El comisario rebate las explicaciones de Trapero y critica el operativo de la policía catalana

El juicio del procés en directo

Los acusados afrontan la octava jornada del juicio del «procés» EFE

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El comisario jefe de Informacion de la Jefatura superior de Policía de Cataluña, Juan Manuel Quintela , ha puesto al descubierto este martes las lagunas en el operativo diseñado por los Mossos d' Esquadra para impedir el referéndum ilegal del 1-O, una jornada decisiva en el plan secesionista ilegal juzgado en el Tribunal Supremo. Absoluta pasividad en los días previos a la votación , y seguimientos y control a los agentes de la Policía Nacional y de la Guardia Civil que cumplían las instrucciones de la Fiscalía superior marcaron la actuación de la policía autonómica e hicieron precisa la intervención de los 6.000 agentes desplegados desde Madrid, cuyo actuación se precipitó al constatar la inacción de los Mossos.

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Durante su declaración como testigo en el juicio del «procés», Quintela ha señalado que en el cuerpo de los Mossos hay «grandes profesionales» que habrían querido impedir el referéndum ilegal celebrado el uno de octubre del año 2017, pero «lamentablemente» sus superiores no les dejaron. Solo así se explica que ante una intervención de incautación de urnas en las que se requerían refuerzos ante la cantidad de gente que acorralaba a una patrulla, no llegaran a auxiliarles sus propios compañeros. O que a la llegada de la Guardia Civil y de la Policía Nacional a los centros electorales el 1-O, los binomios de mossos procedieran a retirarse sin ayudar de ninguna manera a los agentes de los otros cuerpos, ha manifestado.

El testigo también ha desvelado que tres días antes del 1-O, el entonces jefe de la comisaría general de información de los Mossos, Manuel Castellvi, le transmitió su preocupación por los posibles incidentes del 1-O. «Yo le dije: si quieres que la cosa vaya bien habla con tu consejero y dile lo que tiene que hacer», en referencia a que solo la desconvocatoria del referéndum garantizaría la ausencia de incidentes. Castellví declaró como testigo hace semanas y dejó claro que él alertó al Govern del previsible riesgo de violencia que se intuía en los días previos al referéndum ilegal.

El comisario ha ratificado que hasta el último momento el encargo de impedir la celebración del referéndum estaba en manos de los Mossos, y que la actuación de la Policía Nacional y de la Guardia Civil quedaba supeditada a que los primeros necesitaran su auxilio. No se planificó, por tanto, una actuación conjunta de los tres cuerpos, a diferencia de lo declarado por el mayor del cuerpo autonómico Josep Lluís Trapero . Fue a primera hora de la jornada de votación, ha explicado Quintela, cuando «se vio que las medidas que se tendría que haber adoptado no se adoptaron» y que la votación se estaba llevando a cabo sin ninguna oposición.

Código secreto

El testimonio del jefe de información de la Policía Nacional en Cataluña, que ha calificado de «absolutamente insuficiente» el despliegue de dos mossos por colegio, supone una enmienda a la totalidad de las explicaciones de Trapero sobre el rol del cuerpo autonómico en los instantes decisivos del plan secesionista ilegal. Según Quintela, el mandato que tenían las fuerzas de seguridad era «impedir» el 1-O, sin que los principios de actuación de mantener la convivencia alterase el objetivo. Ha criticado que las unidades de antidisturbios de los Mossos fueron relegadas a «una clarísima infrautilización» y que el análisis posterior del cuerpo autonómico dio por cerrados colegios de municipios pequeños en los que se permitió la votación.

Quintela también ha denunciado que los Mossos espiaron y siguieron a los agentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, alertando de su llegada en el 1-O. Ha desvelado que se dieron 271 avisos con la ubicación de los policías en la ciudad de Barcelona, según se deduce de las escuchas de las comunicaciones del CECOR, el centro de coordinación policial del cuerpo autonómico, que centralizó los mensajes que se intercambiaron en aquella jornada. «Clave 21» era el código que empleaban para comunicarse por teléfono y para evitar los canales abiertos , ha explicado el jefe de información de la Policía Nacional en Cataluña.

«El referéndum se empezó a ejecutar los días 29 y 30 con la ocupación de los colegios. Eso formaba parte de los actos de preparación. Pretendían tenerlos ocupados para no tener problemas para abrirlos, dar entrada a los participantes, constituir las mesas… en definitiva, para ponerlo en marcha. Se llevaron a cabo actuaciones encubiertas: chocolatadas, fiestas del pijama…». Con esta explicación, el testigo ha denunciado que los Mossos miraran para otro lado ante las supuestas actividades escolares del fin de semana previo al uno de octubre, un carrusel de eventos que solo buscaba mantener los centros abiertos, según el comisario.

El testigo también ha relatado la resistencia que encontraron en los centros de votación, que ha calificado de organizada, y ha explicado detalles concretos de lo que sucedió en algunos puntos. «En la Escola Pia de Sant Antoni (en la ciudad de Barcelona), el responsable de los Mossos trató de impedir la entrada de los funcionarios con los brazos en cruz y gritando: dejadlos votar», ha narrado con perplejidad. En otros centros como el colegio Ramón Llull, los agentes recibieron «agresiones, patadas, lanzamientos de objetos».

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