El hombre que amenazó por Whatsapp con asesinar a Sánchez lo achaca al alcohol y los ansiolíticos

Manuel Murillo, que pasó dos años en prisión preventiva, declara en la Audiencia Nacional que «no soy un asesino ni un francotirador»

Fue detenido en 2018 después de que una representante de Vox informara a los Mossos d'Esquadra de los mensajes amenazantes contra el presidente

Manuel Murillo, hoy como acusado en la Audiencia Nacional EFE / Vídeo: Este 15 de marzo comenzó el juicio contra un hombre que se ofrecía a matar a Sánchez en un chat - ATLAS

Jorge Navas

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Esta mañana ha comenzado en la Audiencia Nacional el juicio contra Manuel Murillo, el hombre de 65 años que en septiembre de 2018 fue detenido después de que una representante de Vox informara a los Mossos d'Esquadra de que este hombre le había mandado varios mensajes de Whatsapp en los que amenazaba con organizar un atentado contra el presidente del Gobierno , Pedro Sánchez.

El acusado trabajaba entonces como vigilante de seguridad y tenía varias licencias de armas como aficionado y practicante al tiro deportivo. Además, los Mossos encontraron en su casa varias armas de todo tipo , como escopetas, fusiles, carabinas, pistolas o revólveres, así como munición y un petardo fabricado por él mismo 30 veces más potente que los que se venden al público. Este hombre comenzó a mandar mensajes a un chat en el que participaban más personas bajo el título 'Terrasa por España' a mediados de 2018, coincidiendo con los primeros trámites del Gobierno del PSOE para exhumar los restos de Franco del Valle de los Caídos .

Entre julio y septiembre de 2018, Murillo envió desde su teléfono móvil varios mensajes sobre la exhumación de Franco con frases como «si lo sacan me cargo al Sánchez, lo juro» o «tenemos que estar armados para dar un golpe de Estado», además de ofrecerse como «francotirador». En esos comentarios, llegaba a comparar sus elucubraciones con películas, el asesinato de Kennedy o la Operación Walkiria, como se denominó el intento fallido de matar a Hitler durante la Segunda Guerra Mundial.

Una coordinadora de Vox

Varios de esos mensajes de Whatsapp se los mandó a Patricia Muñoz, coordinadora de Vox en la comarca barcelonesa del Vallés, con la que coincidía en ese chat genérico. Ésta, ante el tono de los mensajes y al no conocer a su autor, consultó con un abogado, un guardia civil y un policía autonómico, todos los cuales le aconsejaron que los pusiera en conocimiento de los Mossos d'Esquadra.

Y así lo hizo esta representante de Vox, aunque hoy durante su comparecencia en el juicio ha querido aclarar que no presentó ninguna denuncia, sino que se limitó a informar a la Policía catalana, entre otras cosas porque temía que fuera una trampa para ver cómo reaccionaba. En cualquier caso, fue su gestión ante los Mossos la que permitió detener a este hombre .

El acusado, por su parte, ha asegurado que no recuerda los hechos con exactitud. Cuando la Fiscalía le ha mostrado pantallazos de algunos de sus mensajes, Murillo ha reconocido que «esto es de locos» y que «son disparates muy grandes», por lo que «estaría bebido» cuando los escribió. De hecho, esa ha sido su principal línea de defensa, al afirmar que mandaba esos mensajes «en momentos que bebía».

«Todo era porque estaba bebido» , ha insistido Murillo en la Audiencia Nacional, donde ha explicado que tomaba «dos o tres cervezas» para desayunar, una botella entera de vino para comer «como si fuera un tercio de cerveza» y varios orujos a los que se aficionó durante esa época. También ha alegado que tomaba ansiolíticos, que tenía problemas para dormir y que estaba muy estresado porque trabajaba doce horas diarias como vigilante de seguridad. «No soy un asesino ni francotirador , no soy bueno tirando», ha añadido durante la vista oral, en la que ha que repetido que redactaba esos 'whatsapps' cuando «estaba inspirado porque bebía», según él, «como los poetas ingleses que se emborrachaban para hacer obras».

Dos años en prisión

Manuel Murillo ya ha pasado dos años en prisión preventiva, desde que fue detenido hasta septiembre de 2020. La Fiscalía pide para él una pena de dieciocho años y medio de cárcel por sendos delitos de homicidio en grado de proposición y de depósito de armas y munición de guerra. Su defensa solicita la absolución o que, si finalmente es condenando, se aprecie la eximente o atenuante de embriaguez y consumo de ansiolíticos.

En la vista de esta mañana han comparecido como testigos los agentes que detuvieron a Murillo, que registraron su domicilio y analizaron las armas incautadas y su teléfono, así como varios conocidos del acusado, una de las cuales le ha definido como «buena persona», pero «insoportable y agobiante» cuando bebía . A ella también le envió mensajes sobre Pedro Sánchez similares a los anteriores, a los que no dio mayor importancia por considerarlos «disparatados». Otro conocido ha apuntado que «a este hombre lo que le perdía era la boca, me parecía un pobre señor». El juicio continuará el próximo día 29 con la declaración de más peritos y testigos.

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