Incendio en Badalona

«Hacía tiempo que sabíamos que algo así podía pasar»

Los ocupantes que huyeron del fuego relatan una noche de terror en Badalona

Los bomberos realizando una entrada en la nave afectada EFE

Andrea Pacha Röpper

«He pasado la noche en casa de un amigo, pero no he pegado ojo», explicaba Daoda , que hasta el miércoles vivía en la vieja nave industrial okupada en el barrio del Gorg de Badalona. Consiguió huir del edificio, que hace dos días, cerca de la hora del toque de queda, ardió con el trágico balance conocido. Tuvo que dejarlo todo atrás: «Todas mis cosas y mis documentos siguen dentro, pero las llamas lo habrán devorado todo», explica mostrando los bolsillos vacíos de su chaqueta. Uno de sus amigos, Cheikh , con quien se pudo reunir por la mañana cerca de la zona cero, l levaba aún arena de la playa en el pelo, donde había pasado la noche a la intemperie, con la compañía de otros que corrieron la misma suerte que él . Se mostraba visiblemente agitado, repitiendo varias veces la misma sentencia: «No sabemos donde vamos a pasar esta noche, ya no tenemos casa».

Varias decenas de los desalojados el miércoles por la noche se habían agrupado en un parque, ajenos a la vorágine de bomberos, policía y sanitarios que se concentraban en las aceras colindantes al edificio calcinado. «Esperamos una llamada para saber el estado de los compañeros hospitalizados», explicaba Haji, que en la noche del fuego perdió de vista a la mayoría de sus colegas, algunos de los cuales, contaba, «nadie sabe si han sobrevivido» .

De vez en cuando, alzaban la mirada entre los edificios y divisaban algunas vigas que quedaban en pie de la cubierta del edificio. A tres o cuatro manzanas, una mujer, también desalojada, se enfrentaba a las cámaras de televisión que la rodeaban tras verla abrazarse con un amigo: « Es mentira que los vecinos no nos quieren aquí, como dijo ayer Albiol. Fueron los primeros en venir a ayudarnos».

Imanol Olite , vecino, lo confirma mientras observaba como ya no quedaba casi nada de las montañas de abrigos, mascarillas, cena y agua que los vecinos dejaron para aquellos que huían del incendio. «Hacía tiempo que en el barrio se pensaba que algo así podía pasar, era un edificio muy antiguo y en estado de abandono total», explicaba a ABC . Nunca había oído hablar de problemas de convivencia con los «okupas» pese a las denuncias del alcalde: «Siempre había mucho movimiento de gente entrando y saliendo a vivir, pero era una situación que aquí estaba muy normalizada».

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