La Fiscalía sobre el asesino de Pioz: «Es un psicópata, llevaba días planificando fríamente los asesinatos»

El acusado de asesinar a su familia en Pioz se escuda en el rencor que tenía hacía su tío y en anomalías en su cerebro

Patrick Nogueira, acusado de cuatro asesinatos, ayer ante la Audiencia de Guadalajara EP

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Patrick Nogueira , acusado de cuatro asesinatos, se la jugó al todo ante la Audiencia de Guadalajara que le juzga desde ayer. Las tres acusaciones le piden prisión permanente revisable y en sus informes iniciales se oyeron calificativos como «terrorífico» y «psicópata». La fiscal se mostró contundente: «Para matar no hay que estar loco, hay que ser malo»; «llevaba días planificando fríamente los asesinatos. No es un arrebato». Ante ese panorama, el brasileño de 22 años , que solo contestó a su defensa, recurrió a dos tipos de argumentos: el rencor hacia su tío , que lo había dejado «tirado» y le había «amenazado» y «robado», por un lado; y, por otro, a que su cerebro presenta anomalías . Esta es la baza con la que va a jugar su abogada, Bárbara Royo, que pide 25 años para él y presentará una neuroimagen como prueba de dichas anomalías.

«Mi tío me amenazó con denunciarme a Extranjería si no le daba 6.000 euros». Con camisa azul de cuello mao, pelo negro y crecido, gafas de pasta del mismo color y tono modoso y estudiadamente compungido por momentos, admitió que se sintió «un tonto de mierda» cuando su tío Marcos Campos, su tía Janaina Santos y sus niños Carolina y David, de cuatro y un año, se marcharon a vivir a Pioz, un mes antes de los crímenes, y le dejaron a él en Torrejón. «Me dejaron tirado y decidí que eso no iba a quedar así».

Una infancia desdichada

En media hora se completó la puesta en escena, con sus respuestas, en un interrogatorio diseñado frase a frase y encaminado a que se le acuse del homicidio de sus tíos y no de asesinato y que se le apliquen eximentes o atenuantes. Contó que bebía desde los diez años, que le humillaban en el colegio, que se golpeó en la cabeza de adolescente, que veía sombras, y que no podía canalizar sus emociones y sus ataques de rabia. A los pequeños Carolina y David ni los mencionó , como si no existieran. Y eso que la fiscal en su brillante informe inicial recordó los «terroríficos comentarios que hizo de forma jocosa» en sus mensajes sobre ellos: «Qué risa, los niños no corren cuando les voy a matar, los niños se agarran entre sí».

A tenor de las palabras de Nogueira, su tío le amenazó, le sacó dinero, lo abandonó y él es un producto de la vida que le ha tocado y que le llevó a matar. «Sabía lo que quería, no sabía exactamente cómo iba a pasar», admitió eludiendo hablar de matar, acuchillar o asesinar . «Antes de contestar me gustaría pedir perdón a mi familia y a la de Janaina y me gustaría haber evitado que todo eso ocurriera y no he elegido funcionar de la manera que funciono».

Con esas palabras y un tono lastimero se dirigió a la Sala, en la línea anunciada por su letrada de que «su cerebro no funciona con normalidad». Para demostrarlo se remontó a su infancia y su adolescencia y llegó a decir que había dormido en la calle por culpa del alcohol, que le habían llamado maricón y que había frecuentado a drogadictos y alcohólicos.

«Yo quiero controlarme porque mi vida es una basura, fui cometiendo errores y más errores»

Dice que su tío Marcos Santos le hizo una «putada», pese a que él había comprado ropa para la familia, pañales y comida a los niños. Le acusó de robarle dinero y de amenazarlo para que lo expulsaran de España (estaba en situación ilegal). Ni ante la Guardia Civil ni en ninguna de sus dos declaraciones había mencionado jamás tal amenaza, como le hizo notar la Fiscalía al término de la declaración.

Según él, su abuela en Brasil celebró una reunión familiar para saber por qué su nieto Patrick ya no vivía con su hijo y con su nuera y en ese cónclave su tío lo acusó de drogarse e «inventó mentiras» sobre él. «Eso fue el colmo. Me dije esto no va a quedar así». «He notado que mis emociones, la manera en que reacciono no es igual que los demás, es agravada (...) Yo quiero controlarme porque mi vida es una basura, fui cometiendo errores y más errores».

Catorce puñaladas

En cuanto a los hechos, presentó el asesinato de Janaina bajo un prisma nuevo. Dice que cuando la atacó, ella le dio un mordisco en la mano y en ese momento él le clavó la navaja. «Estábamos cara a cara». Respecto a su tío, la versión fue más descafeinada aún. Hablaron junto a la piscina (estuvo horas esperando a que volviera de trabajar para matarlo, pero eso ni lo mencionó). «Me fui a por él casi directamente (después de entrar en la casa), él intentó quitarme la navaja, forcejeamos y caímos al suelo . Le clavé la navaja». No recordaba cuántas puñaladas le dio, aunque la autopsia reveló 14 heridas, «por el forcejeo y porque fue muy rápido».

«Hay detalles pequeños de los que no me acuerdo», señaló con calma. Tan pequeños como no mencionar ni una sola vez a su primos Carolina y David, de cuatro y un año, a los que humilló en los mensajes que mandó a su amigo Marvin Henriques. Para su defensa esas horas y horas de whatsapp macabros son una prueba más de que su cerebro no funciona. «Yo nunca he dicho que estuviese loco o sufriese una psicosis; tiene un daño cerebral que determina la conducta en cierta manera. No es como ustedes ni como nosotros».

La acusación, ejercida por Alberto Martín resumió: «Planificó punto por punto, detalle a detalle y en varios días su acción. Es el orden de un criminal». Y añadió: «Si se le ingresara en un psiquiátrico sería como Anibal Lecter, que espera a salir para matar».

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