El presidente de la gestora del PSOE, Javier Fernández, y el primer secretario del PSC, Miquel Iceta
El presidente de la gestora del PSOE, Javier Fernández, y el primer secretario del PSC, Miquel Iceta - EFE

Iceta, dispuesto a una «lealtad a prueba de bombas» con Susana Díaz

PSOE y PSC crean una Comisión de trabajo que estudiara los cambios en la relación orgánica y política

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«El PSC ha demostrado una lealtad a prueba de bombas con todos los secretarios generales del PSOE» y así seguirá siendo si la elegida en el próximo congreso es Susana Díaz, ha dicho este lunes su primer secretario, Miquel Iceta; y ha añadido de forma significativa «solo faltaría».

Como adelantaba esta mañana ABC, tanto Iceta como el presidente de la gestora socialista, Javier Fernández, que han comparecido por separado después de hora y media de reunión «franca y cordial», en palabras del segundo, se han esforzado por enfriar el conflicto.

Ambos reconocen que hay un «problema» político con la concepción que tienen los socialistas catalanes de España, y otro orgánico, y que si el primero se arregla, lo orgánico será menos problema.

Los dos máximos representantes de los partidos han acordado la creación de una comisión de trabajo, integrada por «tres o cuatro» dirigentes de cada parte, que durante los dos próximos meses analizarán las posibles salidas.

De entrada, todos coinciden en que la Declaración de Granada (2013) sigue vigente. Pero lo que para el PSC es un «punto de partida» para el reconocimiento de Cataluña como nación en un futuro Estado Federal, para el PSOE es un «punto de llegada», ha dicho un Javier Fernández mucho más parco en palabras que Iceta.

Iceta y los socialistas catalanes conciben la nación como expresión «cultural y de sentimiento», pero Fernández, minutos más tarde ha advertido que en derecho «un significante no puede tener varios significados».

El presidente asturiano no ha querido dar su opinión sobre caso ningún tema y ha remitido a la Comisión de trabajo que desatasque la relación; ni siquiera ha querido decir si el final del proceso, la posible salida del PSC de todos los órganos federales, incluido los congresos (sus 18.000 militantes no participarían e las primarias del PSOE) basta con que sea aprobada por un Comité Federal o no lo podrá ser antes del próximo congreso.

Al estar los doce folios del acuerdo PSOE-PSC (1978) integrado en la disposición primera de los estatutos federales, según diversas fuentes de la gestora no haría falta que un congreso ratificara los cambios; pero el PSC si necesita hacer un congreso, matizó Iceta.

La clave de bóveda del conflicto, el «no» de los siete diputados del PSC en la investidura de Mariano Rajoy saltándose lo decidido por el Comité Federal, para Fernández fue «antidemocrático y no es serio», y justifica por sí sola la denuncia del protocolo de relaciones que ha hecho el PSOE.

Pero para Iceta, eso fue una de las tres excepciones «que confirma la regla» de una colaboración que ya dura 38 años y que ha dado al PSOE muchos triunfos en el pasado. «Podemos revisar las reglas para intentar que provoquen menos excepciones, no más», ironizó.

Lo que parece claro es que ambas partes se han propuesto salvar el acuerdo político y electoral. E Iceta lanzó guiños permanente al actual poder socialista simbolizado en Susana Diaz, cuando recordó que entre los dos partidos hay «una regla no escrita» de «máxima lealtad» al secretario general del PSOE, «sea quien sea».

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