Rafael Hernando, portavoz del PP en el Parlamento, interviene ante la prensa
Rafael Hernando, portavoz del PP en el Parlamento, interviene ante la prensa - JAIME GARCÍA

Estupefacción en el PP ante el «amago» de pacto de última hora en la izquierda

Dirigentes populares constataban la dificultad de Sánchez para formar y, sobre todo, hacer viable un gobierno con sus cinco «socios» del «Pacto del Prado»

MADRID Actualizado: Guardar
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No se lo podían creer. El anuncio de un posible pacto entre los partidos de izquierda, que Compromís ofreció -Pacto del Prado- a primera hora de la mañana y que durante algunos tramos de la jornada parecía materializarse, dejó estupefactos a los dirigentes populares, que fueron pasando a lo largo de la jornada de la incredulidad al escepticismo, aunque con ramalazos de pánico. La sucesión de noticias, la confusión con que se produjeron y la rápida salida del portavoz socialista, Antonio Hernando, asegurando que aceptaban 27 de los 30 puntos y planteaba matizar los otros tres, hizo saltar todas las alarmas entre los populares.

El desmarque de Ciudadanos, pero sobre todo y antes que el de la formación naranja, el del líder de En Comú Podem, Xavier Domenech -tan cercano a Podemos- rebajó la tensión y abrió la puerta a la «esperanza» -entre los populares- de que todo era sólo un amago sin fundamento.

Aun así, a última hora de la mañana en la cúpula del PP lo tenían claro: «Todo está en manos de Podemos: si Pablo Iglesias quiere elecciones, vamos a nuevas elecciones». Con esto querían señalar cómo el líder de la formación morada se había convertido de nuevo en protagonista de la jornada, y de su respuesta dependía que la fórmula del 161 -PSOE mas Podemos, IU y los independentistas- se aplicara con éxito.

Las intervenciones de Pablo Iglesias y de Pedro Sánchez terminaron de pinchar el globo de lo que a primera hora de la mañana se había llegado a plantear como una posibilidad real.

En el PP no se imaginaban, en todo caso, un gobierno de Sanchez con los otros cinco partidos y que eso fuera viable. «No, no lo veo», aseguraba un dirigente. El vicepresidente del Senado, Pedro Sanz, por su parte, criticaba los modos y las prisas de este intento de acuerdo de última hora: «Todo lo que se hace deprisa y corriendo después de marear la perdiz, tiene poca consistencia». A su juicio, «lo mejor para España es que se repitan las elecciones».

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