Las escuchas a los narcos: «Hay gente que lo lleva en la piel, lo lleva en la sangre»

Los detenidos en el caso de los Charlines admiraban a Sito Miñanco y despreciaban al «Viejo»

La Policía registra la mansión del narcotraficante Manuel Charlín en Pontevedra EFE

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Las escuchas de la operación antidroga en la que fueron detenidas 28 personas, entre ellas Manuel Charlín Gama, patriarca del clan de los Charlines y en la que fueron intervenidos entre 2.500 y 2.800 kilos de cocaína , revelan hasta qué punto algunos de los arrestados sentían devoción por otro capo que ya había caído en una operación anterior de la Comisaría General de Policía Judicial que se produjo el pasado mes de febrero: «Hay gente que lo lleva en la piel, que lo lleva en la sangre», aseguran los interlocutores de una conversación intervenida el 16 de junio del pasado año.

Luis Manuel Rodríguez Parada y José Manuel García Vilasoa se refieren a Charlín en estos términos: «Esta es buena semilla, mejor que la del viejo que dice Manolo, el viejo de Manolo», dice García Vilasoa. «El viejo, lo que pasa es que va a estar jodido» , le responde Rodríguez Parada, a lo que el primero añade: «Aparte, no tiene nada, no tiene, tiene historia».

De forma muy diferente, en cambio, hacen referencia a otro histórico del narcotráfico, José Manuel Prado Bugallo, Sito Miñanco, sobre el que sienten una enorme admiración . En este sentido, es particularmente significativo el pasaje de esa reunión en el que Luis Manuel Rodríguez Parada le cuenta a su interlocutor algunas de las peripecias protagonizadas por el narcotraficante encarcelado a primeros de año:

Sito Miñanco y el Cambados F.C.

«Es por eso, y cuando él estaba de presidente en el Cambados, si llega a estar de presidente del Cambados hoy el Cambados estaba jugando con el Real Madrid. Hubo un año que metió el equipo en un avión y fue a jugar contra los colombianos, y de aquella aún estaba Escobar, de aquella trabajaba mucho con Escobar. Hizo un equipo, el Cambados, que era el presidente, y los de allá hicieron otro equipo. Y fueron allá y ganaron. Y como ganaron tuvo los jugadores allá, cuando llegaron aquí, poco más y quedan todos divorciados, los tuvo de fiesta un mes y llegó aquí y en vez de mandarlos para casa tenía tres pisos alquilados, que eran todos seguidos y los metió a todos dentro. Fue a un club y los llenó de putas, cerró la puerta y se marchó y hasta el día siguiente no le vino a abrir. Le dejó la nevera llena de comida y bebida, metiera a treinta y cuarenta putas, cerró la puerta y dijo: “Hasta que mañana venga a abrir no sale ni dios”. Al día siguiente fue a abrirle y le dijo: “Ahora podéis ir para casa”. Cuando llegaron a casa las mujeres los tenían denunciados por desaparecidos, eso fue verdad».

«Este es la ostia», le respondió García Vilasoa. «Si cogió la fama que tiene es porque lo hizo», le insiste el otro participante en la reunión.

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