El desafío de Rufián y Tardà al Congreso que aviva el debate sobre los sueldos de los diputados

El Reglamento del Congreso en su artículo 15 establece «el deber de asistir a las sesiones del Pleno del Congreso y de las comisiones de que formen parte»

Vídeo: Rufián anunciaba este miércoles que la bancada de ERC abandonaría el hemiciclo MAYA BALANYÀ
Ana I. Sánchez

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En plena polémica por el elevado número de votaciones a las que el portavoz de ERC, Joan Tardà; su adjunto, Gabriel Rufián, y otros diputados están faltando en el Congreso, ambos decidieron ayer abandonar el Pleno a mitad de la sesión para hacer campaña independentista. Solo un día después de dejar claro a la Prensa que no tiene previsto devolver el salario correspondiente a sus ausencias, Tardà volvía a abandonar el hemiciclo junto a Rufián, las diputadas Ester Capella y Teresa Jordà rumbo al Tribunal Supremo, donde ayer declaró como investigada la expresidenta del grupo parlamentario de la CUP, Mireia Boya. Instantes antes de abandonar el Salón de Plenos, Rufián anunció esta acción durante su turno de intervención, sin temer penalización alguna pese a que la bancada republicana se quedó medio vacía -cuenta con nueve escaños-.

La sesión de control comenzó a las 9:00 horas y suele durar varias horas. Sin embargo, Tardà convocó a las 10:10 horas un encuentro con la Prensa ante el Tribunal Supremo para apoyar a Boya. Pero pese a sus prisas por abandonar el Congreso, donde también podría haber hecho declaraciones, los periodistas no pudieron acudir a la cita con tanta celeridad y el encuentro acabó siendo retrasado.

El Reglamento del Congreso en su artículo 15 establece «el deber de asistir a las sesiones del Pleno del Congreso y de las comisiones de que formen parte», de manera que estos cuatro diputados han vuelto a burlar sus obligaciones parlamentarias. En el anterior periodo de sesiones, a raíz de las reiteradas ausencias y salidas del hemiciclo de ERC y PDECAT, Ciudadanos envió un escrito a la Mesa del Congreso reclamando que se detrajera la parte proporcional de sus salarios.

Justo antes de salir del Pleno, Rufián encajó un duro golpe del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy , al que se enfrentó en duelo parlamentario. Esta vez, desprovisto de impresora, esposas o cualquier otro objeto capaz de alterar el orden de la sesión, sus soflamas no fueron suficientes para salir airoso.

Centró su ataque en comparar un fragmento de las normas dictadas por Franco en 1939 para la escuela con el acuerdo firmado en 2015 entre los Ministerios de Educación y Defensa para reformar la imagen de las Fuerzas Armadas y la Corona . Rufián, con su habitual tono de superioridad, exigió al presidente que tuviera «la decencia y la vergüenza de dejar de decir que en Cataluña se adoctrina» y reclamaba «un país donde los niños sepan antes qué es la fraternidad y la solidaridad, que la legión y la cabra; que sepan antes quién es Marcos Ana que Letizia Ortiz».

La respuesta de Rajoy

Pero, cargado de pragmatismo y con evidente facilidad, el jefe del Ejecutivo invalidó toda su alocución recordando que ERC votó en 2005 y 2006 a favor de dos leyes socialistas que abogaban por promocionar la labor de las Fuerzas Armadas en las aulas españolas: la Ley de Defensa Nacional y la Ley de Educación. «Con todos mis respetos, estoy más actualizado que usted», le recriminó Rajoy, «No entiendo absolutamente nada. Por un lado parece que le molestan las Fuerzas Armadas y por otro apoya leyes como estas. Usted no estaba, pero Joan Tardà, que es su líder natural, sí estaba», le espetó. Rufián declaró también su intención de «recuperar el país que nos robaron hacer ahora 80 años», una declaración que directamente Rajoy ignoró.

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