Análisis

Una decisión equivocada

«Todos los países civilizados cuidan con honor y orgullo a sus héroes de guerra y a sus soldados caídos mientras custodiaban las fronteras de sus naciones»

Cementerio de Alhucemas MDE

Luis García-Mauriño

El Boletín Oficial del Estado del pasado 9 de julio, ha publicado un anuncio por el que comunica que se va a proceder al traslado de los restos mortales de las personas enterradas en los cementerios de los peñones de Vélez de la Gomera y de Alhucemas, al cementerio de la Purísima Concepción en Melilla.

La razón para dicho traslado la ha proporcionado la Comandancia General de Melilla, de quien parece ser ha partido la iniciativa, en un comunicado de prensa que dice: «El motivo de la exhumación y traslado de estos restos no es otro que el preservarlos en las mejores condiciones posibles, debido a las duras condiciones ambientales que han soportado a lo largo de los años y los riesgos de desprendimientos por la actividad sísmica de la zona».

Resulta encomiable el interés de las autoridades militares de la zona por cuidar de los restos mortales de esas personas fallecidas hace ya muchos años. Pero lo que sin duda agradecerían aún más, y nosotros también, es preservar su memoria. Los restos de don Nicolás Álvarez de Perea y de don Baltasar González , fallecidos el 7 de mayo de 1776 y el 2 de abril de 1741, respectivamente, y gobernadores ambos de la Plaza de Alhucemas, donde alcanzan una dimensión trascendente es en el cementerio de Alhucemas. Allí yacen, junto a otros muchos, proclamando en silencio la soberanía de España y dando testimonio de su servicio, en la vida y en la muerte.

Si tal y como dicen nuestras autoridades militares locales, existen terremotos, desprendimientos y graves problemas medioambientales, seguro que existen soluciones técnicas para proteger los cementerios de forma adecuada.

¿Tenemos algún cementerio o algún memorial en Iberoamérica, en Filipinas, en los Países Bajos o en otros territorios del extenso Imperio Hispánico, para honrar y recordar a los muchos soldados que allí murieron por España?

Todos los países civilizados cuidan con honor y orgullo a sus héroes de guerra y a sus soldados caídos mientras custodiaban las fronteras de sus naciones. Cementerios, homenajes, memoriales, organizaciones enteras dedicadas a este menester. ¿Tenemos algún cementerio o algún memorial en Iberoamérica , en Filipinas, en los Países Bajos o en otros territorios del extenso Imperio Hispánico, para honrar y recordar a los muchos soldados que allí murieron por España? Y, los pocos que tenemos en nuestro propio territorio, ¿no merecerían, al menos, ser conservados adecuadamente?

Para que hablar, además, de la inoportunidad en este caso. ¿No es de puro sentido común entender que este traslado, en este momento en concreto, puede ser interpretado por los de fuera y por los de dentro como una falta de voluntad para reafirmar nuestra soberanía sobre unos territorios españoles desde el siglo XVI? No sabemos si fue el azar o el deber lo que hizo que estos españoles encontraran en estas plazas la muerte y el descanso eterno. Lo que sí sabemos es que con su quieta presencia rinden aún un gran servicio a España proclamando al mundo que son lugares que nos pertenecen desde hace mucho, mucho tiempo. Bien merecen estos cementerios un decidido esfuerzo para su conservación.

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