La policía en Cataluña

Cuarenta días de uniforme varados en el puerto hostil

Los 600 guardias civiles y más de 250 policías alojados en ferry, hastiados de sus condiciones y sin apenas relevos

Vídeo: El Mobby Dada, conocido como «Piolín», atracado en el puerto de Barcelona ABC
Cruz Morcillo

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Es el dispositivo de seguridad más largo de la democracia, el más caro ( casi 32 millones de euros solo para arrancar ) y para algunos de los policías y guardias civiles que lo integran uno de los más penosos: primero fue la hostilidad en la calle, luego la incertidumbre y ahora la extensión en el tiempo –todo apunta a que durará al menos hasta las elecciones de diciembre–. «Tenemos familias y responsabilidades. Deberíamos haber contado con permisos, si el relevo no es posible», explican a ABC agentes de la Unidad de Intervención Policial (UIP), que llevan casi cuarenta días desplegados en Cataluña. Las dietas (muy por encima de la media) y el momento histórico de cumplimiento de la legalidad calientan, pero las críticas empiezan a colarse por las grietas de las condiciones de alojamiento y la «falta de planificación» de los servicios.

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Hay policías alojados en los barcos alquilados en el puerto de Barcelona que viajan cada día en las furgonetas de la UIP hasta Gerona (buena parte del turno lo pasan en el camino); otros que han estado en hoteles de Peñíscola pero se ocupaban de las vigilancias de edificios de Tarragona; también los hay hospedados en Tarragona que se tienen que trasladar a diario a la Ciudad Condal. «La noche de antes te cambian el turno o te encuentras con dos días libres de golpe aunque sin poder disponer de tu tiempo. A mí no me importa estar aquí para trabajar pero después del 1-O no hemos hecho prácticamente nada y ahora que en teoría empieza lo difícil llegamos desgastados y quemados», detalla otro de los funcionarios.

Dietas y servicios

Son más de 5.500 los policías y guardias civiles desplazados a Cataluña desde todas las plantillas. El grueso pertenecen a unidades y grupos de Seguridad Ciudadana ( UIP, UPR, GRS, USECIC ...) pero también hay funcionarios de Policía Judicial y de Información de ambos Cuerpos actuando sobre el terreno, a veces en solitario o en grupos muy reducidos, y de paisano. De estos, la mayoría sí han sido relevados por compañeros en las dos últimas semanas; también han sido sustituidos buena parte de los UPR y algunos antidisturbios como los seis grupos de Madrid, que han dado el turno a los seis restantes de la primera unidad con base en la capital, unos 240 hombres.

Los miembros de la UIP que han vuelto a casa esta semana han estado hospedados en lugares distintos: en los barcos del puerto, en el cuartel de El Brut y otros han pasado hasta por cuatro hoteles de tres provincias. Por ahora han cobrado diez días de dietas de los cuarenta que dura ya el dispositivo, un plus que varía según donde les haya tocado alojarse: 80 euros brutos para los que están en hotel; 95 para los de los buques y 110 los enviados a cuarteles.

Los huéspedes de los hoteles admiten a ABC que han tenido «mucha suerte». A la vista de lo que cuentan los policías y guardias de los barcos, sobre todo los del Mobby Dada, más conocido como «Piolín» (Barcelona) o el Azzurra (Tarragona). Ambos son ferrys, no cruceros como el «Rhapsody» , adaptados para estancias de una noche y va un mes largo. En el «Piolín» se alojan entre 500 y 600 guardias civiles y entre 250 y 300 antidisturbios de las plantillas de Bilbao, Valencia, Sevilla, Granada, Málaga y Oviedo. La estancia está resultando asfixiante; la lista de quejas daría para clausurar el hospedaje. Lo que peor lleva la mayoría es la falta de limpieza de una tripulación napolitana, a la que definen como maleducada y sin ninguna experiencia.«Van descamisados por el barco, tienes que obligarlos a que limpien el camarote (no lo hacen jamás), o pasan una toalla con spray por el aseo; las instalaciones son deficientes, sin ventilación natural, estancas. Hasta el pan lo traen de Italia. La ternera es verde y la fruta te parte los dientes», cuentan varios de estos hombretones acostumbrados a las misiones fuera de casa. Para salir del puerto, la Guardia Civil ha habilitado un autobús que pasa tres veces por la mañana y tres por la tarde. Algún voluntario también se presta a trasladarlos gratis hasta la ciudad.

El DAO, en el barco

Pese a que las condiciones no son las idóneas hasta ahora ha imperado la calma tras cuatro prórrogas del dispositivo. Pero para los antidisturbios alojados en los barcos el vaso se ha colmado esta semana cuando les han comunicado que solo habrá permisos de cinco días para uno de cada seis hombres y tendrán que turnarse. «Al último del grupo le tocará en Navidad. Hay compañeros divorciados, por ejemplo, que están incumpliendo el régimen de visitas con sus hijos», dice un agente.

La asociación mayoritaria de Guardia Civil (AUGC) habla de situación de «semiabandono». Interior lo niega. «Los ánimos están muy bien. Somos policías pero la incertidumbre y la imprevisión no pueden ser indefinidas. Eso se podía entender al principio, ahora... Después del 1-O se tendría que haber reducido el operativo por subgrupos», apunta un coordinador. Esa solución ahora parece inviable, al menos hasta que Interior tenga claro cómo van a responder los Mossos d’Esquadra. Los agentes relevados han sido sustituidos por otros para mantener el mismo número, ante la posibilidad de que la Policía autonómica no cumpla la legalidad o de que haya algaradas callejeras. El rumor es que el DAO de la Policía, Tino Villabona, se aloja en el «Rhapsody» . Otra forma de mantener la moral de la tropa.

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