La Cataluña vaciada de independentistas

Pueblos como Celrá, donde arrasa el secesionismo, estaban ayer desiertos por las protestas de Barcelona y Gerona

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La plaza vacía de de Celra, un pueblo en la periferia de Gerona, después de que todos se fueran a las protestas ABC

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Mari Àngels fue una de las pocas vecinas que ayer se quedó en el pueblo. Al separatismo catalán le tocaba huelga general y todos en Celrá, un municipio de unos 6.000 habitantes en la periferia de Gerona, se marcharon para participar en las protestas contra la condena a los líderes del «procés» en Barcelona o Gerona. En el pueblo no había nadie , sólo algunos integrantes de la colonia rumana. Y Mari Àngels .

«Pero no te pienses que no soy independentista eh», avisó , para después explicarse. «Estamos ahora metiendo los autobuses en el garaje porque hemos tenido que dar servicios mínimos», dijo orgullosa esta catalana, que insistió en que la mayoría de los que ayer dejaron desierto el pueblo, votan independentista: «Aquí siempre gana la CUP» . De hecho, el secesionismo no gana, barre en cada cita electoral. En las últimas municipales, de 13 concejales, 12 fueron separatistas. «Y creo que en las siguientes volveremos a votar igual», vaticinó sonriente esta mujer.

Las cosas, claras

«Esta tarde [por ayer] iré a la manifestación seguro, porque estos días no me han dejado ir», subrayó Nuria, la hija de Mari Àngels, a la que también le tocó echar una mano en el negocio familiar. Al ser preguntadas por los incidentes violentos, Mari Àngels respondió con desparpajo: «La lían cuatro chavales que no saben ni a qué partido votan ni nada. Somos independentistas, pero no somos terroristas ».

«¿Has visto el centro histórico? Es muy bonito», prosiguió, al momento y para cambiar de tema, Mari Àngels. Y es verdad que está muy arreglado, pero también es verdad que allí no había un alma. En la plaza de la iglesia, nadie. En las calles más estrechas, nadie. Dentro de las casas apenas se oía vida. Los comercios, por supuesto, cerrados. Eso sí, en todos los balcones o ventanas lucían banderas a favor de los políticos condenados por sedición y lazos amarillos.

«No es normal que a Junqueras le metan 13 años por hacer una votación ilegal y que a los que van por ahí violando, como los de La Manada, tengan una pena similar», criticó la hija de Mari Àngels, que asintió al momento. «Pero fíjate que yo creo que Junqueras y Puigdemont pactaron que uno se fuera y otro se quedara », añade la madre, antes de abandonar la conversación para indicar a su marido cómo aparcar un enorme autobús en la cochera. Cuando termina, regresa para da la última clave secesionista al visitante.

«Nosotros lo que queremos, que es lo mismo que querrían todas las Comunidades, es que nos den un poco más de dinero y nos dejen tranquilos », sentenció Mari Àngels, una de las pocas vecinas que ayer había en Celrá, uno de tantos pueblos que ayer instauraron durante unas horas la Cataluña vaciada. Pero de independentistas.

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