Bruselas mantendrá su vigilancia sobre las cuentas públicas

La Comisión insiste en que si España quiere gastar más debe recaudar más

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto al presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, el pasado mes de julio EFE

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La ministra de Economía, Nadia Calviño , está bien situada para saber que va a ser complicado que la Comisión Europea reciba con agrado las noticias sobre cómo está preparando Pedro Sanchez los presupuestos de 2019 . Su única baza positiva es que se trata de un año electoral, ya que los comicios europeos se celebrarán en mayo , y no es de esperar que desde Bruselas nadie quiera aparecer enarbolando las banderas de la austeridad y de la contención del gasto.

Incluso le puede ayudar que el comisario de Economía, el francés Pierre Moscovici , sea socialista, lo que puede predisponerle a tener cierta simpatía especial hacia los planes de Sánchez. Oficialmente, el Ejecutivo comunitario no se pronunciará abiertamente sobre la eventual reforma de la ley de estabilidad presupuestaria antes de que esta maniobra fuera aprobada y mirando muy bien con qué objetivo.

No obstante, los informes del ejecutivo europeo sobre la economía española han seguido un patrón constante desde la última década y contienen dos elementos esenciales: hay que embridar el gasto de las pensiones porque se dirige hacia una situación en la que será insoportable para la economía, y que hay que revisar la reforma laboral , pero en la dirección contraria a la que pretende emprender Sánchez, es decir, hacia una mayor flexibilidad y simplificación del mercado de trabajo, para intentar acabar con ese pico constante de casi un diez por ciento de desempleo que lastra la economía española, incluso en las mejores épocas.

Por lo demás, el criterio general por lo que se refiere al aumento de gasto es relativamente simple: puesto que es necesario mantener la contención del déficit público , a cada aumento de gasto hay que añadir un aumento de los ingresos . En ese sentido, la Comisión no ha dicho nunca que una política fiscal muy rotunda le guste más o menos que otra que propugna la bajada de impuestos. Lo que no le gustará nada a la Comisión es que esa eventual subida que propugna el acuerdo del Gobierno socialista con Podemos pueda aparecer como la consecuencia de una exigencia de la UE.

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