La inspectora jefa Carmen Pastor en su despacho del complejo policial de Canillas
La inspectora jefa Carmen Pastor en su despacho del complejo policial de Canillas - ISABEL PERMUY

«He asistido a unas 400 o 500 autopsias, es trabajo de equipo»

Carmen Pastor, jefa de Homicidos, analiza para ABC dos décadas de investigación policial

Madrid Actualizado: Guardar
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La primera vez que estuvo en la escena de un asesinato tenía 22 años. A los 56, la inspectora jefa Carmen Pastor ha perdido la cuenta de los muertos y las investigaciones en las que ha participado. «He asistido a 400 o 500 autopsias. Esto es un trabajo de equipo y aunque no lleves el caso directamente te repartes tareas», aclara. Ha estado en el Anatómico más que muchos forenses porque ha pasado la friolera de 18 años en Homicidios, primero en la Brigada de Madrid y desde 2008 como jefa de Sección de la Central, la única mujer hasta ahora que ha ocupado ese puesto. El jueves dijo adiós a su pasión al cabo de 36 años en la Policía.

Pasa a segunda actividad tras haber mandado a 25 investigadores de élite. Son los responsables, por ejemplo, de que Sergio Morate esté en prisión o el presunto asesino de la peregrina de Astorga, dos de sus últimos y mediáticos casos.

Pastor, a la que le apasiona «tirarse al barro» como ella dice, patearse la calle y hablar hasta con las persianas cuando se busca a un asesino se queda con sus años en la Brigada, «la Pringue», como era conocida, porque en la jefatura ha sumado otros cometidos: «Tienes que coordinar bien las investigaciones aunque cada vez que he podido he seguido yendo a los casos». Y eso que sus años en la Brigada, en el histórico grupo V de Homicidios y con el también histórico comisario Rapino al frente -su jefe en las prácticas- acabaron de forma trágica. Su compañero Salvador Lorente, con el que llevaba una década trabajando, fue herido de muerte por un colombiano al que esperaban para detener por un doble crimen.

Su peor experiencia personal

Fue la única vez que dejó Homicidios. La curtida agente admite que es su peor experiencia personal y profesional. Alos seis años acabó volviendo y hasta hoy. Le preguntamos cómo ha cambiado la investigación en este tiempo. «Hay otros medios, otra metodología pero el dedicarle tiempo a los casos tiene que continuar. Las nuevas técnicas, las bases de datos y todos los programas informáticos ayudan pero patearte la calle y hablar con la gente, con todos los actores que intervienen en un caso de homicidios o desaparecidos, eso no se puede perder».

Asegura sin asomo de duda que para ser un buen investigador lo primero es que te guste. «Es muy delicado, muy complejo, no tienes horas. La paciencia y la intuición son fundamentales. Tienes que aguantar la presión; la de dentro y la de fuera». Con todo, para Pastor lo más duro es el trato con las familias cuando no puedes darles una respuesta. «Es algo que nosotros cuidamos mucho porque sufren una ansiedad terrible». Reconoce que se marcha con alguna espina clavada. «Algunos casos se enquistan. Puede que se haya hecho mal la investigación y no hayamos llegado a tiempo de recuperar datos, pruebas...» No quiere nombrarlos y recuerda que otros se han resuelto policialmente pero no se ha juzgado al culpable. «No se le llega a decir a una familia no hemos sido capaces porque nunca dejamos la investigación. Tenemos casos archivados judicialmente pero seguimos con ellos».

Son tantos años «bailando» con la muerte que ha perdido la cuenta de los detenidos y los interrogatorios. Antes guardaba recortes. El último fue el de Javier Rosado, el asesino del rol. «Casi con mirarlo a los ojos te dabas cuenta de que era un psicópata. Nos tuvimos que ir turnando para hablar con él porque era agotador debido a su doble personalidad».

A la pregunta de cómo se toma declaración a un asesino responde: «Tienes que saber todo de esa persona, casi hasta la respuesta a lo que le vas a preguntar. No te puedes encontrar con una sorpresa». Es la voz y la palabra. La experiencia. 36 años la avalan.

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