Los ataques, las embestidas, las cargas, el colapso de las vías de acceso y la desesperación. Así que por la noche, decenas de personas han dormido en el aeropuerto, incluso niños y bebes de apenas meses. Muchos caminaron durante horas bajo la lluvia para llegar a coger su vuelo, pero no lo consiguieron. Los operarios de limpieza también han tenido mucho trabajo. Lo peor estaba en el garaje, con extintores acumulados y carritos destrozados usados como barricadas. Dentro, enormes colas en los mostradores de las compañías. 45 vuelos han sido cancelados pero prevalece la normalidad.
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