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Vídeo: Captación de adolescentes por los yihadistas - ATLAS

Así se adoctrina a un yihadista

Los investigadores describen cuatro fases que vive un individuo que abraza la yihad, captado por la propaganda terrorista: victimismo, culpabilización, solución y activismo

Madrid Actualizado: Guardar
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La Audiencia Nacional ha condenado al segundo yihadista por el delito de autoadoctrinamiento, un nuevo tipo penal que castiga un proceso autodidacta de radicalización que lleva a adoptar el ideario yihadista radical y a prepararse para cometer atentados terroristas. El tribunal ha condenado a tres años y medio de cárcel a Ahmed Bouguerba, un ciudadano argelino residente en Bilbao de treinta y un años, que se adoctrinó a sí mismo y difundió mensajes yihadistas.

En este proceso, los investigadores han detectado cuatro fases habituales, que son alentadas por los grupos yihadistas como Daesh (el autoproclamado Estado Islámico) desde sus publicaciones y su potente propaganda digital. En el caso de Bouguerba, los agentes de la Ertaintza que le investigaron advirtieron su recorrido por las cuatro etapas: el victimismo, la culpabilización, la solución y el activismo.

Estas fases forman el recorrido habitual de numerosos jóvenes que acaban por abrazar el yihadismo radical como vida.

Según el relato de los jueces que han enviado a prisión a Bouguerba, que se basan en un informe pericial de los investigadores, el condenado comenzó asimilando que la comunidad musulmana es víctima de las acciones que ejerce Occidente. Con el objetivo de que se sumen nuevos adeptos a su causa, los terroristas de Daesh tienden a mostrar el sufrimiento de niños musulmanes. También tratan de exponer un trato injusto de Occidente a sus minorías étnicas o cómo esclavizaban en las colonias, buscando una equiparación a estos grupos. El mensaje subliminal: la comunidad musulmana es esclava de estos países. Bougerba almacenaba en su teléfono móvil 12 fotografías de personas ejecutadas, 17 imágenes de cadáveres, entre otro material descubierto en sus tarjetas.

Después llega la fase de culpabilización: el individuo identifica como culpables de estos males al Occidente opresor, que mantiene relaciones con sus enemigos seculares, la rama del islam que conforman los chiitas, y los países del Golfo Pérsico, encabezados por Arabia Saudí. ¿Por qué estos? Porque consideran que han permitido la profanación del islam y porque no apoyan con la contundencia necesaria las acciones para lograr un califato global. Los grupos terroristas difunden imágenes de estos supuestos enemigos del islam reuniéndose para favorecer su identificación.

Una vez asimilada esta culpabilización llega el momento en el que los radicales reflexionan y se preguntan si son buenos musulmanes y qué deben hacer. El objetivo de los grupos terroristas es que el nuevo adepto se haga esta pregunta y sugerirle la respuesta: el activismo dentro del yihadismo radical y violento: el terrorismo.

El estado final en este proceso de adoctrinamiento llega cuando el individuo, en muchas ocasiones musulmanes residentes en Occidente como Bouguerba, hacen suyo el problema planteado, aceptan como enemigos los propuestos y que la única solución pasa por seguir las directrices de los grupos terroristas como Daesh o Al Qaeda. El argelino condenado por autoadoctranimeinto comentó, por ejemplo, en las redes sociales: «Todo lo que digáis o analizáis sobre el Estado Islámico es mentira porque todos los suníes del mundo nos quieren y nos apoyan, y vamos a abrir un frente contra Israel también y si Dios quiere van a venir ejércitos-muyahidín-fieles luchadores que esperen la gente contra Israel, y vamos a derrotar a Estados Unidos y Israel y sus chivatos si Dios quiere». El viaje completo hasta abrazar el ideario terrorista y estar dispuesto a atentar.

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