Acusados de captar yihadistas en España dicen que son analfabetos y que no saben manejar un móvil

La Fiscalía pide 9 años de cárcel para tres hermanos marroquíes por formar una cédula en Badalona que radicalizaba a jóvenes musulmanes, uno de los cuales murió en Siria tras integrarse en el Estado Islámico (Daesh)

Imagen del juicio celebrado este martes en la Audiencia Nacional EFE

Jorge Navas

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Esta martes ha arrancado en la Audiencia Nacional el juicio contra tres hermanos de origen marroquí acusados de formar una cédula islamista para adoctrinar y captar voluntarios yihadistas en España, uno de los cuales falleció en Siria tras alistarse en el Estado Islámico (Daesh). Los hechos se remontan a 2009, cuando un joven también marroquí, Mohamed Kaouch, empezó a participar en las reuniones que se celebraban en un piso de estos tres hermanos, en la calle Calderón de la Barca de Badalona (Barcelona), según el relato de la Fiscalía.

Kaouch acababa de salir de la cárcel Modelo de Barcelona, donde habría empezado su proceso de radicalización islamista. En 2012 se trasladó a Marruecos y en 2014 llegó a Siria , donde se integró en Daesh para combatir con los yihadistas. Dos años más tarde murió en combate, como informó a su familia otro hombre que le acompañó en ese recorrido desde España a Siria.

Los acusados de captar y radicalizar a este joven son Khalid, Ben Gacem e Hicham Lamghari, que llevan entre dos y tres décadas en nuestro país trabajando como carpintero, albañil o mecánico, según han explicado desde el banquillo de la Audiencia Nacional. La Fiscalía pide para cada uno de ellos nueve años de cárcel por el delito de integración en organización terrorista o, como mínimo, siete años y medio por captación y adoctrinamiento terrorista, además de sendas multas de 3.240 euros. Actualmente están en prisión provisional.

Los Lamghari han reconocido que acudían a las mezquitas de Badalona y Santa Coloma de Gramanet, además de participar en reuniones del Partido de la Liberación Islámica. Pero han negado todo lo demás que les imputa el Ministerio Público, hasta el punto de que los tres han insistido en que no conocían al joven fallecido en Siria. Cuando se les ha exhibido la foto Kaouch, todos ellos han asegurado que lo veían «por primera vez».

Contenidos radicales

También se han definido como musulmanes «normales, pacíficos y moderados». Sobre el material radical que les intervino la Policía, los acusados han negado cualquier vinculación con numerosos libros, revistas, CD, DVD y descargas islamistas que aparecieron en sus domicilios, ordenadores y teléfonos. Ben Gacem afirma incluso que es «analfabeto» y que «no sabe leer» .

Su hermano Khalid sostiene que no sabe manejar el ordenador ni Facebook, donde aparecieron comentarios yihadistas desde un perfil con su nombre, en el que él supone que alguien le habría suplantado. Tampoco el móvil para hacer esas descargas de imágenes y vídeos yihadistas, por lo que afirman que lo podrían haber hecho otros miembros de la familia, como sus hijos.

Sobre las publicaciones islamistas, ambos han explicado que se las daban al salir de la mezquita y las guardaban en casa, pero no las leían, a pesar de que algunas estaban incluso subrayadas, como ha recordado la Fiscalía. El Ministerio Público también ha preguntado a Ben Gacem por una katana de casi medio metro que se localizó en su casa. Éste lo ha justificado como un «adorno» que ya estaba allí cuando él llegó a esa vivienda.

«Todo de broma»

Los tres han negado que en esas reuniones se hablara sobre yihadismo o adoctrinamiento radical, sólo sobre «la pandemia o viajes a Marruecos», entre otros temas. Cuando la Fiscalía les ha mostrado conversaciones telefónicas en las que hablaban de acudir a alguna de esas citas encapuchados, han coincidido en que no eran más que «bromas, todo de broma» . Lo mismo cuando otro hombre de origen musulmán utilizó las palabras «taliban, kalashnikov, Afganistán» para identificarse ante uno de los hermanos Lamghari que no le había reconocido por teléfono hasta que el otro utilizó esas claves.

El joven fallecido en Siria estaba siendo investigado por la Policía española y la causa contra los estos tres hermanos se inició tras la denuncia de una mujer a finales de 2018, que declarará en el juicio como testigo protegida. Esta persona los denunció por recomendación de la propia mezquita de Badalona, como ha explicado el primer agente que ha testificado.

Está previsto que el juicio continúe mañana y pasado con más peritos y testigos, varios de los cuales no han podido ser localizados y otros están pendientes de confirmación, lo que podría provocar la suspensión del juicio . Así lo ha solicitado hoy el abogado de los acusados, pero el tribunal se lo ha denegado, aunque no descarta la suspensión a la espera de que se confirme la localización de esos testigos o la imposibilidad de contar con ellos.

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