Los espeleólogos atrapados
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Muere un espeleólogo español en el descenso de un cañón en Marruecos

Los helicópteros de la Gendarmería no podían acceder al lugar por estar entre paredes de 200 metros de altura. Rabat renuncia a la ayuda de España para recuperar el cuerpo y auxiliar a otros dos expedicionarios

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Un espeleólogo andaluz falleció ayer durante el descenso de un profundo cañón en la cordillera del Atlas, en Marruecos. Otros dos españoles que le acompañaban, que podrían sufrir lesiones, esperaban anoche a ser rescatados del acantilado, situado en la región de Uarzazate. Los tres expedicionarios son Gustavo Virues, abogado gaditano de 26 años, y Juan Bolívar y José Antonio Martínez, policías de origen granadino, ambos de 41, que habían partido de Sevilla como integrantes de un viaje organizado para practicar deportes de aventura en el país norteafricano. La agencia de noticias oficial marroquí, MAP, que citaba fuentes de las autoridades locales, informaba anoche de la muerte de uno de ellos, pero no especificaba de cuál.

Estos tres deportistas se habían separado del resto del grupo, ya que unos y otros habían escogido practicar distintas actividades y seguir, por tanto, diferentes rutas.

Se suponía que ese mismo lunes o al día siguiente debían reencontrarse los dos en la localidad de Taghrafet, pero los tres andaluces no se presentaron, por lo que sus compañeros alertaron de la desaparición. En cambio, el guía local que los acompañaba sí llegó hasta el lugar convenido.

Caída de cientos de metros

«Los equipos de rescate de la Gendarmería Real han podido socorrer esta tarde del sábado a dos de los tres espeleólogos españoles que se habían caído en un acantilado situado en la provincia de Uarzazate», indicaron las fuentes citadas por MAP, que añadieron que «desgraciadamente el tercer espeleólogo ha fallecido». Según esta agencia, los dos heridos recibieron ya ayer los primeros auxilios en el lugar e iban a ser evacuados al hospital, pero no señalaron cuándo.

Al parecer, el espeleólogo fallecido se cayó en un acantilado de varios centenares de metros situado en la localidad de Tarmest, perteneciente al poblado rural de Iminulauen.

La Gendarmería marroquí localizó ayer por la mañana desde un helicóptero a los tres españoles en el fondo de un acantilado en la localidad de Tarmest, perteneciente al poblado de Iminulauenen. Dos de ellos se movían, haciendo señales, pero entonces se desconocía la situación en que podría encontrarse el tercero, posiblemente herido, según las distintas fuentes.

Tras localización de los espeleólogos, se desplazó hasta la zona un equipo formado por la Gendarmería, Protección Civil y dos médicos. Pero lo intrincado de la orografía, con pareces verticales de 200 metros, impidió que se pudiera llevar a cabo el rescate por medios aéreos. El helicóptero con el equipo aterrizó, por tanto, en un lugar situado a 45 minutos o una hora a pie del acantilado para emprender las labores de rescate. Para ello, será necesario realizar un descenso a través de una cordada.

Fuentes diplomáticas advertían durante la joranda de que la operación iba a resultar muy compleja y advertían de que los españoles tendrían que pasar la noche en el fondo del cañón.

Entre tanto, desde España se preparaba un avión para trasladar a Marruecos a cuatro agentes del servicio de montaña de la Guardia Civil y tres policías nacionales del Grupo Especial de Operaciones (GEO) para que pudieran colaborar en el rescate con los medios del reino alauí.

Al mismo tiempo, la Federación Andaluza de Espeleología ponía en marcha un amplio dispositivo, formado por una veintena de espeleosocorristas, una médica preparada para operaciones de este tipo y material especializado.

Sin embargo, aunque las autoridades marroquíes autorizaron en un principio la entrada en el país de los medios españoles para colaborar, tras el avistamiento de los espeleólogos renunciaron a la ayuda al considerar que con sus propios recursos sería suficiente para abordar el rescate.

El secretario de la Federación Andaluza de Espeleología, José Enrique Sánchez, señaló a ABC que, en una operación de esta naturaleza, es necesario emplear un sistema de traslación de poleas, polipastos y contrapesos humanos con el que hacer subir la camilla con el herido o fallecido.

Sánchez estuvo en contacto durante todo el día con los expedicionarios que aguardaban el rescate y relató que uno de ellos se sentía «aterrado» al comprobar la insuficiencia de medios técnicos especializados de la Gendarmería marroquí para esta situación.

Un paraíso para la aventura

La zona del acantilado se encuentra en un área calcárea y muy montañosa, con cimas en el entorno de entre 3.000 y 4.000 metros y que ofrece grandes atractivos para la práctica de distintos deportes de aventura, que van desde el descenso de cañones hasta el rafting.

La ruta que estaban siguiendo el espeleólogo fallecido y los otros dos que iban con él consistía, según José Enrique Sánchez, en un primer tramo de caminata, de unos seis u ocho kilómetros, y a continuación de un descenso por el cañón de otros ocho kilómetros y un desnivel de en torno a 800 metros. El punto en el que se halló el cadáver de uno de ellos estaba encajonado entre abruptas paredes de piedra.

En España, la situación de los tres espeleólogos se seguía con angustia, especialmente por parte de sus allegados. Julia Ordóñez, esposa del inspector de la Policía Nacional José Antonio Martínez, aseguraba que su marido y sus compañeros no son simples «mochileros» y «llevaban dos meses estudiando la ruta a seguir, con planos locales y de internet». Debido a que esos mapas no coincidían con las coordenadas del GPS, explicó a ABC, decidieron ir con un guía. «Pero no sé porqué no se encuentra con ellos, o qué es lo que ha ocurrido», aseguraba Ordóñez, que se encontraba más tranquila una conversación telefónica con el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz.

El ministro se mantuvo en «permanente contacto» con las autoridades marroquíes tras la localización de los espeleólogos españoles, así como con las familias, a los que transmitió su apoyo e informó de las últimas novedades sobre su situación.

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