Ciudadanos suma fuerzas con el PP pese a sus acuerdos con Sánchez

Casado y Arrimadas piden el voto a los «avergonzados» del sanchismo

Casado: «Confío en Inés Arrimadas, en sus valores, en sus ideas. Sabemos que queremos lo mismo» Efe/ ATLAS

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Pablo Casado y Inés Arrimadas sellaron ayer en Guernica la alianza electoral de Partido Popular y Ciudadanos en las elecciones vascas del próximo domingo. La candidatura de coalición PP+Cs celebró su acto central de la campaña en la Casa de Juntas de la villa vizcaína, ahí donde juran su cargo los lendakaris. Fue una ceremonia solemne, cargada de simbolismo, en defensa del autogobierno vasco expresado en el Estatuto de Autonomía de 1979 y de la Constitución. En pie sobre tierra vasca y bajo el árbol de Guernica, como dice el juramento del presidente vasco, Casado y Arrimadas defendieron el voto para Carlos Iturgaiz como única alternativa al nacionalismo en el País Vasco. «Esta es la casa de otros constitucionalistas que se sienten desamparados por el PSOE por sus pactos con Bildu y que parecen que han olvidado a sus compañeros asesinados», aseguró Arrimadas. También Casado tendió la mano a los socialistas «avergonzados» por las alianzas de Sánchez con la vieja Batasuna, los independentistas y el PNV.

Algunos vecinos les recibieron con gritos de «¡fuera fascistas!» y «¡a casa!», y alguien hizo o sonar la alarma antiaérea que en la guerra anunciaba el ataque de la aviación alemana sobre Guernica. Los nacionalistas han vuelto a fomentar la idea excluyente de que sus candidatos, igual que Vox, son foráneos en su tierra. Casado y Arrimadas reivindicaron sin complejos el legado de los constitucionalistas asesinados por ETA y en un arranque de motivación la líder de Cs pidió «no poner techo» a sus fuerzas recordando su victoria electoral de 2017 en Cataluña. La realidad de las encuestas es distinta: la suma de PP+Cs se queda por debajo de los actuales 9 parlamentarios populares y en Génova reconocen que su suelo está en 4 o 5 escaños, poco más. Tampoco la campaña, atípica y alicaída por el coronavirus, permite a Iturgaiz extender su mensaje alertando sobre el proyecto soberanista del PNV. Urkullu esconde su «plan» para sacarlo «en otoño», avisó el del PP.

Con todo, los dos líderes exhibieron su firme convicción en su apuesta de unir el centro-derecha constitucional, al menos en los territorios donde sufren «amenaza, hostigamiento y señalamiento». No es el caso de Galicia, donde el poderío incontestable de Alberto Núñez Feijóo impidió la alianza. «ETA ya no mata gracias al constitucionalismo, que quede muy claro», aseveró Casado en su cuarto acto de la campaña vasca. El líder del PP describió a Iturgaiz como «un gigante moral» y Arrimadas, que reapareció puntualmente en este fin de semana electoral en Galicia y el País Vasco tras su baja maternal, se deshizo en elogios a su servicio de libertad.

Casado tuvo palabras de cariño hacia su nueva socia electoral, pese a que esta coalición se cuaja justo cuando Cs protagoniza un viraje hacia el centro y defiende pactos puntuales con el Gobierno de Pedro Sánchez, sin excluir la negociación de los Presupuestos Generales. «Estas alianzas merecen la pena. Confío en Inés Arrimadas, en sus principios, valores e ideas. No ha hecho falta ni darnos la mano porque sabemos que queremos lo mismo para nuestros hijos. Lo que nos une, por lo que estamos en política es para conquistar una mejor España», aseveró.

Al acto acudieron miembros de las dos ejecutivas (Teo García Egea, Ana Beltrán, Javier Maroto, por el PP, y Carlos Cuadrado, Edmundo Bal, Ignacio Aguado y Begoña Villacías, por Cs). El morbo de la cita estuvo en la distinta concepción que PP y Cs tienen del Concierto Económico. Casado hizo una defensa expresa de la foralidad vasca, recordando que los Reyes de Castilla venían a este lugar a jurar los Fueros como «señores de Vizcaya», r ecordando el pasado histórico de nuestro país. «Somos foralistas por ser constitucionalistas», afirmó mencionando que el Concierto fue una propuesta de Antonio Cánovas del Castillo. La líder de Cs se limitó a decir: «Defendemos a ultranza el marco jurídico».

Los populares vascos celebran que Arrimadas haya arrastrado a su partido hacia posiciones más benévolas con la foralidad vasca. «Reivindicamos nuestro arraigo y raíz en la tradición foral vasca», expuso Iturgaiz. «Les hemos hecho una pequeña envolvente», se sonreía un cargo nacional del PP. «Es su bautismo, este acto era muy importante para desterrar la imagen negativa que Ciudadanos tenía entre los votantes sensibles con nuestros símbolos», añadió otro dirigente.

Lo cierto es que si hace cuatro años el partido de Albert Rivera se presentó sin éxito en el País Vasco apostando por suprimir las diputaciones forales y denunciando el «privilegio» del Concierto Económico y el «cuponazo», hoy se funde en un abrazo con el PP vasco, profundamente foralista. Hace un año hizo lo propio con Navarra Suma, y defendió el Amejoramiento navarro. Hoy Cs enfatiza que debe primar la «transparencia» en el cálculo del Cupo (lo que paga el País Vasco al Estado por las competencias no transferidas.

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