Los mejores momentos del debate electoral: del adoquín de Rivera a las «manadas» de Iglesias

La parafernalia del líder de Cs y los «lapsus linguae», protagonistas del anecdotario del debate electoral

Resultados elecciones generales en directo

Albert Rivera dimite tras el batacazo de Ciudadanos

Albert Rivera muestra un adoquín de los recientes disturbios en Barcelona ABC | Vídeo: Lo mejor del debate, en tres minutos
Javier Chicote

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Tras los efusivos besos con los que la anfitriona, María Casado, recibió a los candidatos, Albert Rivera lideró el anecdotario del debate, con permiso del terrible «lapsus linguae» de Pablo Iglesias. El líder de Ciudadanos debió traer una mochila bien grande para portar, como le dijo Abascal, «el merchandising habitual» . Pero esta vez Rivera fue más allá de los habituales recortes de prensa, pues hasta mostró un pesado adoquín, que «representa la amenaza al Estado de Derecho»: «Esto no es un souvenir del muro de Berlín, es un adoquín de mi ciudad, Barcelona, lo que le arrojaban a los Mossos d´Esquadra y a los comerciantes», dijo Rivera, quien reprochó al presidente del Gobierno si le parecía «normal» que «vuelen adoquines en plaza Urquinaona».

El líder naranja también sacó de su chistera un largo folio envuelto como un papiro que tenía escrito, en azul por una cara, «las transferencias del PP a Cataluña, tráfico, prisiones, embajadas...»; en rojo, por la otra, el espejo del PSOE. Atacó insistentemente Rivera a los dos grandes partidos, porque Casado «ha pedido aún más autogobierno» para Cataluña e Iceta quiere transferirles «hasta a los jueces».

El líder del PP por un momento pensó en guardarse el tiempo para responder a Rivera al final, «por si mientras tanto cambia de postura», en alusión al carácter «veleta» de Ciudadanos: «Ustedes votaron el 155 solo para convocar elecciones en Cataluña. Las ganaron (Inés Arrimadas) y se fueron corriendo».

Las interpelaciones más duras se las arrojaban los que se disputan un mismo espectro político , Casado-Rivera, Sánchez-Iglesias, mientras Santiago Abascal se cascaba contra todos. Rivera, otra vez tirando de chistera, sacó un folio con enormes guarismos color verde Vox: «331.325». Los euros que «usted cobró de un chiringuito como los que ahora quiere cerrar».

Desplantes a Iglesias

El candidato de Podemos buscaba una y otra vez. mendigaba -con su tono engolado, entre mesiánico y plomizo- el cariño de Pedro Sánchez, al que le rogaba «aliémonos contra esta derecha ignorante y agresiva». Pero el presidente del Gobierno lo repudiaba, como acostumbra desde hace meses: «No puedo aceptar que hablen de presos políticos», o le sacudía por criticar «las donaciones de Amancio Ortega».

Los políticos cometieron algunos patinazos lingüísticos: del cándido «inflacción» con dos ces de Pablo Casado, a los «1,2 millones de euros» de deuda pública española, según Abascal. ¡Ya nos gustaría! A la tercera corrigió el de Vox y dio la cifra con «b» de billones . En nada quedaron cuando Pablo Iglesias ganó la carrera de la otra crónica. Hablaba de las agresiones sexuales a mujeres y convirtió las manadas en «mamadas», para sorpresa de los presentes y carcajadas tras las cámaras. Su cara, un poema. Fábrica de memes .

Todos con el discurso aprendido, Ana Blanco les pedía que hablaran de pensiones, y ellos, ni caso. Y todos señores a los que se les llena la boca de feminismo, les vino a decir. Hay «muchas» mujeres en el Parlamento y en el Consejo de Ministros, se exculpó Sánchez, pero, oiga, anoche ni una . Mientras, Vicente Vallés tuvo que abroncarles como a niños pequeños por «competir para ser quien cierra el turno en cada bloque».

Rivera también se trajo los chistes -no muy buenos- preparados: «Vamos a suprimir el ICB, el Impuesto a la Corrupción del Bipartidismo », que cifró, y esto no es broma, en «48.000 millones, mil euros por español». Mil euros también dijo Pablo Casado que es la cifra que cada votante tendrá que poner en el sobre de la papeleta si se decanta por la izquierda, porque esos son «los impuestos que les van a subir».

El presidente se esforzaba en vender el mercado laboral y hacía oídos sordos a Casado: «¿La EPA qué tal señor Sánchez? ¿La EPA pa´otro día?». El candidato socialista aprovechó para anunciar que Nadia Calviño será ascendida a vicepresidenta económica (¿No decía que no tendría en su Gobierno quien usara sociedades para pagar menos impuestos ? Pues dos tazas). Y cuando hablaba de trampas, Rivera le espetó: «Trampas las de su tesis y su libro ». Fue el único en recordárselo.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación