Una madre acompaña a su hijos a las puertas del colegio, en el inicio de una jornada lectiva
Una madre acompaña a su hijos a las puertas del colegio, en el inicio de una jornada lectiva - MIGUEL MUÑIZ
LA GALICIA DE HOY | EDUCACIÓN (V)

La universidad más accesible y la FP son las puntas de lanza del sistema educativo gallego

La tasa de abandono escolar se reduce en casi 9 puntos. La apuesta por la FP se traduce en una subida de 25.000 alumnos

Santiago Actualizado: Guardar
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El retrato de la educación en Galicia pasa por adjuntar, al lado de cada dato y cada cifra, la presión económica y los esfuerzos públicos por mantener los servicios y la calidad. La Comunidad ha sostenido con altibajos y con menos presupuesto el nivel de absorción de alumnado universitario, ha ampliado las plazas para Formación Profesional, ha visto cómo se reducía considerablemente las tasas de fracaso escolar y aumentado ligeramente el número de profesores en la enseñanza pública.

Lo cierto es que no han sido años fáciles para la educación. El gobierno autonómico destinó en el año 2009 2.620 millones de euros a sufragar el sistema, según cifras del Instituto Galego de Estatística. Un 4,6% del Producto Interior Bruto de Galicia.

Hasta 2012, el PIB cayó lo que se invierte todo un año en educación; y no se logró revertir la tendencia inversora hasta el último año 2016, cuando el ritmo de la recuperación permitió fijar unas previsiones de gasto de 2.148 millones, un 3,74 del PIB. A tenor de un informe de la Federación de Enseñanza de UGT, el presupuesto gallego para educación disminuyó un 2,81% en cuatro años, menos que en otras autonomías como Madrid (-8,61), Valencia (-5,34%) y Cataluña (-3,65%).

La USC es la universidad gallega mejor colocada en el ranking ARWU, pero sigue estando muy lejos de la élite

Ajustes todos ellos generalizados, pero que esconden un reequilibrio de la balanza en la política educativa de la Xunta. Comenzando por el ámbito universitario. En estos momentos, hay en torno a 60.000 jóvenes gallegos matriculados en cualquiera de los tres centros del Sistema Universitario de Galicia. En 2009, eran 65.562, algo más en términos absolutos, pero sin tener en cuenta la estructura de la pirámide de población, cada vez más estrecha en las edades tempranas. La caída fue igual de tenue en el número de profesores universitarios. Si en el 2009 había 5.208, en el 2014 eran 4.912.

El último dato aportado por la Consellería de Educación sobre la ratio alumnos/profesor es de 13,2 alumnos por docente, incluyendo docentes de máster, ligeramente por encima de la media de España (12) y por debajo de la de la OCDE (15,7).

Así y todo, la congelación de las tasas universitarias fue una constante en el último lustro, una medida que permitió convertir a Galicia en la autonomía donde más accesible es la universidad de toda España. Según el informe de Comisiones, los precios de las matrículas universitarias, becas, ayudas y beneficios fiscales en Europa, por cada estudiante que paga un curso en Cataluña, casi tres lo hacen en Galicia. El precio medio por matrícula de un grado en la Comunidad es de 713 euros frente a los 2.011 en el curso de 2015/2016. Una proporción cercana a la de las matrículas de máster: los títulos que otorgan un plus al currículum de los universitarios. Estudiar uno de estos postgrados en Galicia cuesta 1.589 euros de media, por los 3.952 de Cataluña y los 3.510 de la Comunidad de Madrid. En el caso de las carreras, si desagregamos el precio por crédito, el acceso a los centros gallegos cuesta 9,85 euros por los 25,27 de las instituciones catalanas.

Y se puede hablar de reequilibrio ya que, mientras la Universidad estaba haciendo esfuerzos por mantener la oferta y los servicios, la Xunta decidió hacer una apuesta por los ciclos de formación profesional. Desde hace siete años, el incremento de los alumnos en centros de FP supera los 25.000, estableciéndose en el año 2015 la cifra total de estudiantes en los 390.859.

Los números reflejan que la pelea por el mantenimiento de los servicios públicos fue eso, una lucha por mantener los recursos ya disponibles durante los rigores de la crisis económica. Hay más ejemplos que así lo confirman. El número de profesores, aún bajando el número de alumnos, se mantuvo en estos años. Pasamos de tener 12.279 para el curso 2008/2009 a 12.305 en la actualidad. De 19.123 centros públicos en el sistema educativo a 18.870 en dos legislaturas

¿Y la calidad?

Todo eso en términos cuantitativos. Pero, ¿y los cualitativos? Galicia es la Comunidad donde más accesible es la Universidad, donde se ha realizado una apuesta por la FP, donde se ha limitado el presupuesto, y ello sumado a un clima de malestar entre el personal y protestas constantes en la calle. Y con todo, la región ha conseguido reducir un 34% la tasa de abandono escolar: en 2009 era del 25,8 y en 2015, un 17. El porcentaje de población con niveles bajos educativos también sufrió un descenso de 7,6 puntos. Sin embargo, la cifra sigue mostrando aún un nivel alto (44,7%).

La madre de todos los informes educativos tampoco reserva un mal lugar a nuestra educación. El último informe PISA del año 2012, muestra que los estudiantes gallegos están por encima de la media española en las tres variables que mide: comprensión lectora, ciencias y matemáticas. Y en dos de ellas, comprensión lectora y ciencia, supera a la media de países de la OCDE. No hay, pese a todo, ninguna universidad gallega en el ranking ARWU de las 100 primeras del mundo. Sí en el elaborado por el SCImago Country Rank, donde la USC es la mejor colocada: está en el puesto 14 entre las españolas y en el 472 en la lista mundial.

Con este retrato, está claro cuál es uno de los retos a los que se enfrenta la educación en el futuro. La competitividad universitaria, el repunte de la financiación a por lo menos niveles previos a la crisis y otros vinculados al inexorable avance de los tiempos, como la educación digital y la enseñanza de varias lenguas. La pirámide de población es posible que a priori exija menos presión sobre el erario público, pero es una circunstancia que puede ser aprovechada para aumentar los recursos por alumno y dar un salto de calidad a medida que Galicia va viendo la luz al final del túnel.

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