Álvaro Martínez - Postales desde el Noroeste

El imperio de Amancio en la tierra de Arsenio

Inditex controla desde Arteixo el formidable emporio de prosperidad que ha levantado Amancio Ortega

Álvaro Martínez
Arteixo (La Coruña) Actualizado: Guardar
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Bien mirado, el polígono industrial de Sabón, en aquel Arteixo que hace dos décadas solo era conocido fuera por ser la cuna de Arsenio Iglesias, es como la capital de un inmenso imperio industrial y comercial que se extiende por más de ochenta países y donde tampoco se pone el sol: cuando el encargado cierra la tienda de Zara en el número 284 de Bourke Street, de Melbourne, estará abriendo sus puertas la de Massimo Dutti en el 689 de la Quinta Avenida de Nueva York. Hablamos de Inditex, que además del sueño y el empeño de Amancio Ortega, ha llevado a su máxima expresión, desde este rincón a un paso de La Coruña, el acrónimo de su nombre: Industria de Diseño Textil.

Su éxito es estudiado en las más prestigiosas cátedras de economía del mundo y es habitual que reciba visitas de expertos y gentes del sector para testar, en los 160.000 metros cuadrados sobre los que late el corazón de la gigante compañía, cómo demonios se puede pasar de tener un modesto taller (Confecciones GOA), con su señora y un par de empleados cosiendo para fuera, a ser el hombre más rico del mundo y dar trabajo a más de 152.854 personas en los cinco continentes (solo en España, cerca de 50.000 empleos directos).

Ejemplo a imitar

En la terraza de O Quinito, una taberna de menú algo «trotero» pero que ofrece unas vistas muy nutritivas sobre la cercana playa de Barrañán, almuerzan tres directivos de una empresa sueca que regresan asombrados de la altísima innovación tecnológica de la planta de Inditex, desde donde se controla absolutamente toda la producción, distribución y gestión de las más de 7.000 tiendas que tiene el grupo. Más allá del diseño, de su papel en la «democratización de la moda» y de su formidable capacidad productiva, hablamos de un prodigio tecnológico, puntero en el mundo, que permite controlar desde aquí hasta cuál es la concentración de CO2 en la mega-tienda en el barrio de Chaoyang, en Pekín, por si supera los estándares ecoambientales que la compañía se ha marcado en su cita con el régimen imperante de lo políticamente correcto.

Iglesias llegó a comparar al dueño de Inditex con un «terrorista»

De Arteixo salen 50.000 modelos cada año. Si una prenda se agota, no se repone sino que se versiona. Sus competidores solo son capaces de hacer menos de un tercio. Como mucho, se fabrican 12.000 unidades de cada modelo. El secreto está en olfatear una tendencia y en tres semanas tener la prenda en el escaparate. La información corre a la velocidad de la luz entre los encargados de tienda (que detectan lo que los clientes buscan) y el «cerebro tecnológico» de Arteixo, en el que la compañía ha invertido mil millones de euros. Todo discurre en una autopista de 13.000 kilómetros de fibra óptica.

Trabajo y más trabajo

El impacto de Inditex en Galicia es tal que supone el 2,5 de todo su PIB y se calcula que, entre los 4.000 de Arteixo, los empleados de la planta de Narón, cerca de Ferrol, y del sinfín de tiendas de la comunidad y sumando los trabajadores de sus proveedores de bienes y servicios, la compañía genera 30.000 empleos en Galicia. Y en toda España, 100.000 empleos entre pitos y flautas.

Su influencia en la comarca de Coruña sobrepasa el ámbito de lo industrial, porque incluso ha mutado el perfil urbano de La Coruña, que se ha vuelto más cosmopolita y donde han florecido negocios a rebufo del contingente de extranjero que la empresa ha traído a Arteixo. En la zona de alterne –entre las típicas tabernas de toda la vida y las nuevas del vino de la semana y la tosta de grelos con queso brie– han surgido locales de diseño que han renovado la oferta de ocio de la ciudad.

Toda esta contribución, ese poner Galicia en el mapa en todo el planeta, se la «paga» el Ayuntamiento populista que ahora gobierna la ciudad subvencionando un documental crítico con Ortega, en la línea de la campañita que el «nuevo periodismo» y la «nueva política» se traen entre manos (Iglesias llegó a comparar al dueño de Inditex con un «terrorista») contra el extraordinario imperio de prosperidad que el talento de Amancio levantó en la tierra donde Arsenio dio las primeras patadas a un balón.

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