La reina que montó el Belén

María Amalia de Sajonia popularizó la costumbre de instalar el pesebre en las casas al colocar un nacimiento en la Navidad que pasó en el Palacio del Buen Retiro

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Solo llevaba tres meses en España cuando María Amalia de Sajonia impulsó en la Navidad de 1759 una de las tradiciones que más arraigaría en España por estas fechas. La esposa de Carlos III montó un Belén en el Palacio del Buen Retiro de Madrid (el Palacio Real aún no estaba terminado) y lo enseñó con orgullo.

Se había traído las piezas desde Nápoles, donde había vivido desde que se casara con Carlos III en 1738 cuando solo tenía 14 años. Lo suyo fue un matrimonio concertado y, según todos los cronistas, fue feliz. La pareja tuvo 13 hijos, cinco de los cuales fallecieron a los pocos años.

Con su hijo Carlos (que años después se convertiría en Carlos IV) y otros cinco infantes, el matrimonio se había trasladado a Madrid a la muerte de Fernando VI, convertidos en los nuevos Reyes de España.

En Nápoles se quedarían sus hijos Felipe y Fernando.

Alta, robusta, de tez blanca, ojos azules y cabello muy rubio, María Amalia de Sajonia era nieta del poderoso emperador Maximiliano de Austria. Le gustaba que se le llamara con el nombre francés de Amélie, aunque pasaría a la historia con el sobrenombre de «la reina del Belén».

Fue la única Nochebuena que María Amalia pasó en la capital española. Un año después y con solo 35 años falleció de tuberculosis, dando el «único disgusto» al Rey en su vida, según aseguró el mismo Carlos III, que le sobrevivió 28 años pero nunca se volvió a casar. Una caída del caballo, unida a su costumbre de fumar grandes puros y a la melancolía que la invadió en Madrid, donde no se llegó a adaptar, habían afectado a su salud.

El Belén del Príncipe

Carlos III compartía con su esposa su afición por este arte. Ya en Nápoles habilitaban una sala para el montaje del Belén que era visitado por el pueblo y lo mismo hicieron a su llegada a Madrid, con gran éxito.

En la capital española encargaría para su hijo Carlos el llamado Belén del Príncipe a los escultores Esteve Bonet y José Ginés. «Los belenes de palacio llegaron a contar con casi 6.000 figuras», según señala Ricardo Fernández Gracia, profesor adjunto de la Universidad de Navarra, en el artículo «Los belenes en España».

La nobleza del siglo XVIII pronto imitó a los Reyes encargando en Nápoles las afamadas figuras articuladas con la cabeza, manos y pies de terracota, vestidas con ricos trajes de la época confeccionados en seda, terciopelo o raso. De entonces es el Belén de 566 figuras realizado por Francisco Salzillo para el rico murciano don Jesualdo de Riquelme.

Fernández Gracia asegura, sin embargo, que «no es sostenible que de aquellas tierras llegase tal costumbre a España ya que, en la Península hay suficientes testimonios anteriores» incluso en casas particulares. El profesor recuerda que «el propio Lope de Vega instalaba un belén en su casa, copiándolo del retablo de una iglesia, con figuras de quita y pon en tiempos de Navidad».

Las figuras del nacimiento que montó María Amalia de Sajonia aún se conservan en el Palacio Real. No llegó a aprender a hablar español, pero en su breve reinado cambió las Navidades españolas.

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