Sandra Jurado, bioquímica

Sandra Jurado: «Somos muy responsables de nuestra propia inteligencia»

La investigadora del Instituto de Neurociencias de Alicante explica cómo el cerebro cambia durante el aprendizaje

La doctora Sandra Jurado, en la sede de la Real Academia Nacional de Medicina (RANM), en Madrid Ernesto Agudo
Judith de Jorge

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Sandra Jurado Sánchez es científica titular del Instituto de Neurociencias de Alicante CSIC-UMH. Ha participado en el foro de Jóvenes Investigadores, organizado recientemente en Madrid por la Fundación Teófilo Hernando (FTH) en colaboración con la Real Academia Nacional de Medicina (RANM), para explicar los últimos avances en los procesos relacionados con la plasticidad sináptica. Como ella misma explica, «la capacidad que tiene el cerebro de poder adaptarse a distintas situaciones, de forma que podemos formar nuevas memorias u olvidar otras para funcionar día a día».

-¿Es esa plasticidad la que nos permite aprender?

-Sí, una de las teorías que ahora imperan en la neurociencia es que la memoria requiere de plasticidad. Es lo que permite que cuando somos mayores, aunque tenemos unos recursos limitados, podamos modificarlos para seguir aprendiendo cosas.

-¿Cuándo está esa capacidad en su punto álgido?

-Existen distintos períodos críticos. Durante los estadios embrionarios se producen muchas de las conexiones básicas que luego van a dar lugar a las redes neuronales que permiten al bebé hacer funciones básicas. Pero será en los primeros años del niño cuando esas conexiones empiecen a refinarse, reforzarse o desaparecer con mecanismos de plasticidad sináptica.

-¿Hasta qué edad?

-El período entre los 0 y los 3 años se considera bastante crítico. La consolidación de las conexiones neuronales va a determinar bastante nuestro comportamiento y personalidad en el futuro. Pero de los 3 a los 6 años también se sucede un período muy plástico, en el que los niños aprenden muchos tipos de señales y estímulos a nivel social.

-¿Cómo hacen la neuronas para almacenar esos conocimientos?

-Las neuronas modifican sus niveles de actividad. Cuando queremos aprender algo, como tocar un instrumento, repetimos y repetimos. Eso termina facilitando y potenciando las conexiones entre las neuronas. Con el paso del tiempo, esas conexiones se transforman en procesos automáticos. Si dejamos de practicar, dejamos de usar esas conexiones y, en ocasiones, incluso desaparecen.

-Entonces, ¿hasta qué punto somos responsables de nuestra propia inteligencia?

-Somos muy responsables. Si hay problemas a nivel genético, el individuo tendrá más dificultades, pero aún así, en esos casos, es posible potenciar nuestra capacidad cerebral realizando tareas que requieren cierto esfuerzo cognitivo. Decir que el cerebro es un músculo es un paralelismo un poco simple, pero sí tiene algo de verdad.

-¿El cerebro cambia según las actividades que realizamos?

-Sí, el cerebro cambia a nivel muy microscópico. En un individuo normal que está aprendiendo una tarea, las neuronas cambian para poder modificar los niveles de actividad que expresan o dejan de expresar determinadas moléculas.

-Un estudio publicado hace unos meses mostraba cómo aprender a leer transformaba estructuras profundas del cerebro de mujeres en la India. Impresionante. (Lea aquí la noticia).

-Sí, durante los procesos de aprendizaje, algo cambia. Y en personas que aprenden a leer y escribir es posible que esos cambios sean más evidentes.

-Otro ejemplo muy clásico es el de los taxistas de Londres.

-Ese estudio se popularizó mucho. Resulta que esos conductores, que habían tenido que aprenderse el callejero de la ciudad, tenían un hipocampo más grande y con mayor actividad. Se trata de una región muy importante para el aprendizaje y la memoria, y una de las primeras en verse afectadas por enfermedades neurodegenerativas, como la de Alzheimer. La estructura del cerebro de los taxistas sufrió un cambio drástico.

-Ahora está muy de moda la meditación. ¿Influye en el cerebro? (Algunos estudios sugieren que sí, lea aquí la noticia).

-Esto es relativamente nuevo en el mundo occidental, así que es pronto para decirlo. Sin duda, la meditación tiene beneficios para el individuo, pero no sabemos cuáles son los mecanismos que influirían en los procesos de plasticidad.

-¿Cree que nosotros hacemos el cerebro o el cerebro nos hace a nosotros?

-Cuando somos pequeños, nuestro cerebro ejerce un gran control sobre cómo nos comportamos, pero cuando somos adultos, nuestro modo de vida, costumbres y hábitos modulan nuestro cerebro más que el cerebro nos modula a nosotros. Y ahí está la capacidad de la plasticidad para cambiar.

-¿Qué relación hay entre el alzhéimer y la plasticidad sináptica?

-En enfermedades neurodegenerativas, esta capacidad plástica del cerebro se pierde. Es como si el cerebro quedara rígido, congelado en lo que ya sabía. Recuerda memorias del pasado, pero le resulta difícil recordar qué ha tomado para desayunar. No puede incorporar información nueva. Esto lo vemos como una consecuencia de esas enfermedades, pero no sabemos si también es una causa.

-Existe un gran debate sobre si el cerebro adulto puede generar nuevas neuronas. ¿Cuál es su opinión?

-Es una controversia de actualidad. En ratones adultos de experimentación se ha visto neurogénesis. La pregunta es: ¿La tienen los humanos? No está claro en absoluto. A principios de este año un grupo de investigación muy importante en California publicaba que no , y recientemente otro artículo de un grupo también muy prestigioso decía que sí. En mi opinión, de existir, la neurogénesis en adultos sería muy muy limitada. Bueno, ahí está lo bonito de la ciencia, a ver qué pasará mañana.

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