Los perros callejeros, posible origen del coronavirus

Un nuevo estudio sugiere que canes que comieron carne de murciélago pudieron transmitir la Covid-19 a los humanos

Un hombre pasea con su mascota ante un puesto en el festival de carne de perro de Yulin, en China Reuters / Vídeo: ABC Multimedia

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Primero se acusó a las serpientes, después a los pangolines. Sin embargo, hasta la fecha ningún animal ha sido identificado definitivamente como el huésped intermedio del nuevo coronavirus SARS-CoV-2 , causante de la pandemia que ya ha infectado a más de un millón de seres humanos en todo el mundo. Ahora, una nueva investigación de la Universidad de Ottawa (Canadá) sugiere que perros callejeros que se alimentaron de murciélagos pudieron haber sido los transmisores. El estudio, para el que se han revisado más de un mlllar de genomas de virus, aparece publicado en la revista «Molecular Biology and Evolution».

El pasado febrero, una investigación china señalaba que el virus, originado en murciélagos, saltó a los pangolines y después, posiblemente por la venta de estos animales en los mercados de vida silvestre de Wuhan, a las personas. Estudios posteriores encontraban en estos mamíferos coronavirus estrechamente relacionados con el de la Covid-19, pero el grado de similitud no era suficiente para afirmar que habían dado con el transmisor. Xuhua Xia, profesor de biología en Ottawa y un experto rastreador de coronavirus, es de la misma opinión. A su juicio, los virus aislados en estos animales son «demasiado divergentes del SARS-CoV-2», lo que parece indicar «un antepasado común demasiado atrás en el tiempo, que vivió probablemente en la década de 1960».

Según la nueva hipótesis, fue un coronavirus de murciélago el que infectó el intestino de los cánidos, lo que probablemente provocó una rápida evolución del virus para permanecer oculto al sistema inmune. Así reforzado, dio un salto a los humanos. La idea se sostiene en las similares señales de «batalla» encontradas en el nuevo coronavirus, en uno de murciélago estrechamente relacionado (BatCoV RaTG13) y en el de los perros que afecta a su sistema digestivo (CCoV).

Los humanos y el resto de mamíferos tienen una proteína centinela antiviral clave, llamada ZAP, un soldado que patrulla los pulmones y puede detener un virus en su camino al evitar su multiplicación y degradar su genoma. La señal que busca el centinela para atacar, la que le indica la presencia del virus, son unas letras químicas, llamadas dinucleótidos CpG, dentro de su genoma de ARN. Pero los coronavirus como el SARS-CoV pueden evitar la ZAP al reducir estas señales de CpG, lo que hace que la ZAP sea impotente. Es la misma técnica de engaño que emplea el VIH para saltarse las defensas antivirales humanas.

«Sigiloso y peligroso»

Pues bien, para realizar el estudio, Xia examinó 1.252 genomas de betacoronavirus depositados en el GenBank (una base de datos de secuencias genéticas de disponibilidad pública) hasta la fecha. De esta forma, descubrió que el SARS-CoV-2 y su pariente conocido más estrechamente relacionado, un coronavirus de murciélago (BatCoV RaTG13), tienen la menor cantidad de CpG entre sus parientes cercanos de coronavirus. Es decir, se esconden muy bien frente al sistema inmune. «La supervivencia del virus indica que ha evadido con éxito la defensa antiviral mediada por la ZAP. En otras palabras, el virus se ha vuelto sigiloso y peligroso para los humanos», señala.

Cuando examinó los datos en perros, el investigador descubrió que solo los genomas de los coronavirus caninos (CCoV), que habían causado una enfermedad intestinal altamente contagiosa en perros de todo el mundo, tienen valores genómicos de CpG similares a los observados en SARS-CoV-2 y BatCoV RaTG13. En segundo lugar, como les ocurre a los camellos, los coronavirus que infectan al sistema digestivo de los perros tienen un CpG más bajo que los que infectan su sistema respiratorio (coronavirus respiratorio canino o CRCoV).

Síntomas digestivos

Además, el receptor celular conocido para la entrada de SARS-CoV-2 en la célula es la enzima ACE2, que se produce en el sistema digestivo humano, en los niveles más altos en el intestino delgado y el duodeno, con una expresión relativamente baja en el pulmón. Esto sugiere que los sistemas digestivos de mamíferos probablemente sean un objetivo clave del coronavirus. «Esto es consistente con un informe reciente de que una alta proporción de pacientes de Covid-19 también sufren molestias digestivas», afirma Xia. «De hecho, el 48,5% presentó síntomas digestivos como su principal queja».

Los humanos son la única otra especie huésped observada por Xia con coronavirus con bajos valores de CpG genómico. En un estudio exhaustivo de los primeros doce pacientes con Covid-19 en EE.UU., un paciente informó de diarrea como síntoma inicial antes de desarrollar fiebre y tos, y las muestras de heces de siete de cada diez pacientes dieron positivo para SARS-CoV-2, incluidos tres pacientes con diarrea.

A menudo se observa que los cánidos lamen sus regiones anal y genital, no solo durante el apareamiento sino también en otras circunstancias. Tal comportamiento facilitaría la transmisión viral del sistema digestivo al sistema respiratorio. «En este contexto, es significativo que el coronavirus de murciélago (BatCoV RaTG13), como se documenta en su secuencia genómica en GenBank (MN996532), se aislara de un hisopo fecal. Estas observaciones son consistentes con la hipótesis de que el SARS-CoV-2 ha evolucionado en el intestino de mamíferos o tejidos asociados con el intestino», señala el investigador.

Mascotas, no ganado

El científico cree que deberíamos monitorizar los coronavirus de perros más de cerca, pero tranquiliza a los dueños de mascotas sobre la posibilidad de ser contagiados por ellas. «Para transmitir SARS-CoV-2 de animal a humano, el animal tiene que tener una población del virus estable en un tejido abierto al medio ambiente. Por el momento, no hay evidencias de que eso ocurra en los perros. Esto podría decir que son inmunes a este virus o quizás que todavía no hemos buscado lo suficiente», explica.

En algunas ciudades chinas se ha optado por exterminar a los perros callejeros, pero Xia no está a favor de esta medida. Si se actúa de esa forma «no solo se pierde la oportunidad de detectar varios virus en perros callejeros, sino que también se comete una brutalidad injustificada», señala.

Por otro lado, la reciente decisión de China de reclasificar a los perros como mascotas y no como ganado, «tiene dificultades prácticas. Si hay una minoría étnica que dirige una región autónoma donde los perros son criados y vendidos tradicionalmente para carne, esas personas tienen derecho a mantener su tradición. Sin embargo, podrían renunciar voluntariamente a ella con subsidios del gobierno», argumenta. Al mismo tiempo, «las personas en diferentes culturas difieren en su relación con los animales. Por ejemplo, algunas personas en China se resisten mucho más a comer carne de caballo que carne de perro y se sorprenden mucho de que haya gente que lo haga».

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