Osos de agua en la Luna: ¿dejó vida el aterrizaje fallido de la sonda israelí Beresheet?

La decisión de incluir a estos seres en el «equipaje» podría haber salvado el resto de la carga

La NASA anuncia la detección de agua en capas superficiales de la Luna

ABC Ciencia

Miden menos de un milímetro de longitud y son prácticamente indestructibles. Los tardígrados (también llamados osos de agua o cochinillos de musgo) son capaces de sobrevivir hasta 10 años sin agua , en un estado de deshidratación completa del que se recuperan con las primeras gotas, y soportar temperaturas extremas de hasta 150ºC, el mar profundo e incluso la radiación del espacio . Por ello los científicos de la nave espacial israelí que se estrelló el pasado mes de abril creyeron que eran unos compañeros de viaje a la Luna perfectos.

En la primera misión privada israelí a nuestro satélite se incluyó una biblioteca en unos DVDs en los que había desde la Wikipedia en inglés, clásicos de la literatura y trucos de David Copperfield . En el último momento, los técnicos israelíes decidieron incluir ADN humano y muestras de varios sitios sagrados. Y no quedó ahí: también añadieron miles de tardígrados deshidratados en ámbar e incluso en la cinta adhesiva con la que se pegó la carga, según se explica en Wired.

Sin embargo, la nave se estrellaba contra el suelo lunar el 11 de abril, dando al traste toda la misión. En un principio se pensó que la carga estaría seriamente dañada por el impacto, pero ahora se cree que la decisión de última hora de añadir el ADN humano en forma de folículos pilosos y los osos de mar ha podido salvar la biblioteca. La capa de resina que se aplicó para añadir a los «polizones» ha podido amortiguar el golpe. Es más, se especula con la idea de que los tardígrados hayan sobrevivido gracias a su capacidad de resistir a a deshidratación: retraen sus cabezas y piernas, expulsan el agua de su cuerpo y se arrugan en una pequeña pelota. ¿Quién sabe si miles de estas criaturas están esperando en la Luna?

En el caso de que estos seres hayan aguantado al impacto, las próximas misiones podrían recuperarlos para investigar los efectos del espacio en la vida. Si alguno de los tardígrados está esperando en la Luna, el tiempo lo dirá .

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