El origen de los rayos cósmicos: ¿Qué es un blazar?

Está considerado uno de los fenómenos más violentos del Universo

Un blazar emite neutrinos y rayos gamma IceCube/NASA

ABC Ciencia

Un equipo internacional de investigadores ha conseguido localizar, después de más de cien años de búsqueda, uno de los orígenes de los rayos cósmicos, unos chorros de partículas de altísima energía procedentes del espacio que bombardean continuamente la Tierra. El hallazgo, publicado en la revista «Science» , ha seguido la pista de un solo neutrino, gracias al laboratorio enterrado en la Antártida lceCube, hasta dar con un blazar situado a unos 4.000 millones de años luz de distancia de la Tierra, justo al lado del «hombro» izquierdo de la constelación de Orión. Este blazar ya era conocido, pero no había sido muy estudiado hasta ahora.

Los blazars son considerados uno de los fenómenos más violentos del Universo, el núcleo de una galaxia activa que contiene un agujero negro supermasivo, con al menos un millón de veces más material que nuestro Sol, girando a una velocidad endiablada. Cuando la materia cae en el mismo, una pequeña parte de ella sale disparada desde sus polos a casi la velocidad de la luz en dos gigantescos chorros gemelos que apuntan en direcciones opuestas. Si uno de ellos se dirige directamente hacia la Tierra, la galaxia parece especialmente brillante en todas las formas de luz, incluidos los rayos gamma, la luz de mayor energía. Precisamente, uno de esos chorros, designado TXS 0506 + 056, fue el que apuntó hacia nosotros.

Consideradas en un principio estrellas variables, los científicos se dieron cuenta de que ningún blazar cambiaba de brillo de manera predecible. No fue hasta la década de 1970 que fue identificada su auténtica naturaleza y su ubicación, a millones de años luz de distancia fuera de nuestra galaxia. Su brillo es tan fuerte que eclipsa al resto de estrellas en su propia galaxia. Algunos blazars cuentan con agujeros negros de mil millones de masas solares o más y ya estaban en el Universo cuando tenía 1.400 millones de años, un 10% de su edad actual. Todos poseen discos de acreción extremadamente luminosos que emiten más de dos billones de veces la producción de energía de nuestro Sol. Esto significa que la materia está continuamente cayendo hacia adentro, acorralada en un disco y calentada antes de realizar la inmersión final en el agujero negro.

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