Nuestra antepasada «Lucy» murió al caer de un árbol

La famosa australopiteca, que ya caminaba erguida hace más de 3 millones de años, seguía manteniendo la costumbre de colgarse de las ramas

MADRID Actualizado: Guardar
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Los restos de «Lucy», pertenecientes a una Australopithecus afarensis que vivió hace 3,18 millones de años, son probablemente los más famosos de un ancestro humano. Desde que fueron encontrados en la región de Afar de Etiopía, en 1974, los antropólogos se han esforzado por conocer más acerca de esta pequeña criatura que ya caminaba erguida. Investigadores de la Universidad de Texas en Austin han analizado las fracturas del esqueleto de «Lucy» y han descubierto algo fascinante que puede arrojar luz sobre una incógnita fundamental de las muchas que aún rodean su forma de vida. Creen que nuestra antepasada murió tras caerse de un árbol. Esta hipótesis, que aparece publicada en la revista «Nature», supone una prueba más de que la australopiteca no había dejado de colgarse de las ramas, como los monos, un comportamiento que hasta ahora ha generado un intenso debate científico.

Para el autor principal del estudio, el antropólogo y profesor de ciencias geológicas John Kappelman, resulta «irónico» que nuestra pariente, en el centro de una discusión sobre el momento en el que bajamos al suelo y comenzamos el bipedalismo, probablemente muriera por las heridas sufridas al precipitarse desde un árbol.

Kappelman y su equipo estudiaron las tomografías computarizadas del fósil de «Lucy» -lo que incluye el cráneo, la mano, el esqueleto axial, la pelvis y el pie- realizadas por una máquina diseñada para escanear a través de materiales tan sólidos como una roca y con una resolución mayor que los instrumentos médicos. Durante 10 días, los investigadores escanearon cuidadosamente el 40% del esqueleto completo para crear un archivo digital de más de 35.000 cortes.

«'Lucy' es preciosa. Sólo hay una 'Lucy', y uno desea estudiarla tanto como sea posible», dice el también investigador Richard Ketcham. La técnica empleada «no es destructiva. Así se puede ver lo que hay dentro, los detalles internos y la disposición de los huesos internos».

Durante el estudio de la autralopiteca, Kappelman notó algo inusual: El extremo del húmero derecho se fracturó en una forma que normalmente no se ve en los fósiles, preservando una serie de roturas limpias y nítidas, con pequeños fragmentos de hueso y astillas todavía en su lugar.

«Esta fractura se produjo cuando la mano tocó el suelo durante una caída, impactando las partes del hombro una contra la otra para crear una firma única en el húmero», explica Kappelman, quien participó en el análisis. Al parecer, la lesión es compatible con la fractura de un húmero en cuatro partes causada por la caída desde una altura considerable cuando la víctima consciente estiró el brazo en un intento de evitar el golpe.

Kappelman observó fracturas similares pero menos graves en el hombro izquierdo de «Lucy» y otras de compresión en el tobillo derecho, la rodilla izquierda y la pelvis, y la evidencia aún más sutil, la fractura de la primera costilla -«un sello de trauma severo»-, todo coherente con las fracturas causadas por una caída. Sin ninguna evidencia de curación, el investigador concluyó que las roturas se presentaron cerca del momento de la muerte.

Refugio en los árboles

Pero, ¿cómo podría «Lucy» alcanzar la altura necesaria para caerse a tal velocidad y con un impacto tan violento? Según Kappelman, debido a su pequeño tamaño -apenas superaba el metro de altura y pesaba 27 kilos- no es extraño que la australopiteca se alimentara y buscara refugio cada noche en los árboles.

Es posible que «Lucy» se cayera desde una altura de más de 12 metros, golpeando el suelo a más de 56 km por hora. Por las roturas, aterrizó con los pies por delante preparándose con sus brazos para caer hacia adelante, y «la muerte siguió rápidamente». El investigador reconoce que las heridas de «Lucy» le hicieron dar «un salto de empatía a través del tiempo y el espacio». «Lucy» ya no era simplemente «una caja de huesos, sino que la muerte la convirtió en un individuo real: un cuerpo pequeño, roto, indefenso en la parte inferior de un árbol», dice.

Kappelman sospecha que, debido a que esta criatura era tanto terrestre como arborícola, las características que le permitían moverse de manera eficiente en el suelo podrían haber comprometido su capacidad para trepar a los árboles, lo que predisponía a su especie caídas más frecuentes.

El Museo Nacional de Etiopía proporciona acceso a un conjunto de archivos en 3-D del hombro y la rodilla de «Lucy» para que cualquiera pueda descargarlos, imprimirlos y evaluar por uno mismo la hipótesis. Otros materiales y archivos 3-D están disponibles en eLucy.org.

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