Las madres que matan a los hijos de otras

Las hembras de suricata tienen el doble de testosterona que los machos, lo que las hace mucho más agresivas

Dos suricatas juegan en la sabana africana Adobe Stoke

Pedro Gargantilla

Hace algunos años un estudio realizado por investigadores del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva constató que hay hasta ciento diecinueve especies en las que el macho mata a sus crías y hasta ochenta y nueve en las que el infanticidio es realizado por las hembras.

El motivo para cometer este tipo de actos es muy diferente. En el caso de los machos parece obedecer a una estrategia adaptativa, ya que suelen ser especies en las que la reproducción está monopolizada por unos pocos machos. Cuando el macho alfa pierde su liderazgo el nuevo líder decide acabar con sus crías para acelerar un nuevo ciclo reproductivo de la hembra y evitar que los genes del adversario se perpetúen.

La verdad es que ante este tipo de infanticidios las hembras poco pueden hacer, su capacidad de respuesta está muy limitada. Por ese motivo, una de las estrategias que llevan a cabo algunas especies se basa en la promiscuidad . De esta forma, la paternidad queda diluida en el grupo de forma que es más improbable que un macho decida poner fin a la vida de las crías.

Las hembras son las asesinas

Las suricatas son mamíferos de la familia de las mangostas y pertenecen a la nómina de hembras infanticidas. Algunos estudios han llegado a confirmar que hasta el 51% de las crías de estos mamíferos mueren atacados por otra madre de la misma especie.

Los suricatas son animales de pequeño tamaño, miden entre 25 y 35 centímetros, y habitan en el sur de África, en los desiertos de Namibia y Kalahari. Su comportamiento y hábitos de vida están llenos de singularidades, las cuales hacen las delicias de los más curiosos.

De entrada, hay que subrayar que son animales sociales que se agrupan en clanes, también llamados turbas o pandillas, que pueden llegar a alcanzar hasta el medio centenar de individuos En ellos existe la figura del 'centinela', una responsabilidad rotatoria dentro del grupo, que se encarga de vigilar y advertir de cualquier peligro que puede amenazar la supervivencia del grupo.

La turba actúa de forma coordinada y conjunta frente a los depredadores, con una ventaja añadida, estos animales son capaces de identificar los sonidos que emiten los diferentes miembros del clan, al igual que sucede cuando nosotros hablamos por teléfono y somos capaces de reconocer a la otra persona sin necesidad de verla o identificarse previamente.

En las turbas hay 'chicas malas'

Uno de los aspectos más curiosos de su organización social es que se estructuran en torno a una pareja alfa, con la cual están relacionados la mayoría de los miembros de alguna forma. En esa pareja dominante es la suricata hembra la que ejerce el papel preponderante.

Es únicamente a esa hembra alfa a la que se le permite reproducirse, de forma que si alguna de las hembras subordinadas se quedase embarazada, será ella la que la desterrará del grupo e, incluso, matará a sus crías. Así mismo, las hembras subordinadas son las encargadas de alimentar y cuidar a los bebés de la hembra alfa.

La razón de este comportamiento tiene su expresión endocrinológica. Se ha podido comprobar que las hembras de estos mamíferos carnívoros tienen hasta el doble de testosterona que los machos, una singularidad única en el reino animal. Esta inversión de los patrones hormonales tradicionales las hace ser más violentas, de hecho son ellas las que más gruñidos emiten, las que más persiguen a otros miembros del grupo y las que más muerden.

La cara B de la moneda es que unos niveles de testosterona más elevados las hace más proclives a sufrir problemas de salud. Cuando se investigan los huevos de parásitos en sus excrementos, a través del microscopio, se ha comprobado que hay una tendencia a tener más parásitos intestinales que las hembras dominadas. Este hallazgo es una de las derivadas de un sistema inmune debilitado.

Pedro Gargantilla es médico internista del Hospital de El Escorial (Madrid) y autor de varios libros de divulgación.

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