Dos jóvenes gorilas trabajan juntos para desmantelar una trampa
Dos jóvenes gorilas trabajan juntos para desmantelar una trampa - Dian Fossey Gorilla Found

¡Increíble! Sorprenden a dos gorilas desmantelando trampas

Antropólogos observan por primera vez cómo jóvenes ejemplares limpian el territorio de su clan de las trampas de los furtivos

MADRID Actualizado: Guardar
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Entre todos los seres vivientes, los gorilas, junto a chimpancés y orangutanes, son las criaturas que más se parecen al ser humano. Aún así, nadie podía esperar lo que un equipo de antropólogos de la Fundación Dian Fossey ha conseguido documentar en las selvas de Ruanda: dos jóvenes gorilas de cuatro años trabajando juntos para limpiar el territorio de su clan de las trampas de los furtivos, desmantelándolas una a una.

"Es, absolutamente, la primera vez que vemos ejemplares juveniles haciendo eso -afirma a National Geographic una sorprendida Verónica Vecellio, antropóloga del centro de investigación de Karisoke de la Fundación Dian Fossey para la Conservación de los Gorilas-. No conozco ningún otro informe en el mundo que se refiera a jóvenes (gorilas) destruyendo trampas.

Tenemos la mayor base de datos sobre observaciones de gorilas salvajes... y me sorprendería mucho que alguien hubiera visto nunca algo parecido".

Los cazadores furtivos colocan miles de estas trampas para cazar antílopes y otros animales, y aunque no tienen un especial interés en los primates, muchos ejemplares jóvenes de gorila caen en ellas y resultan heridos o muertos. Las trampas funcionan atando una soga a una rama de bambú, que se dobla hacia abajo en el suelo, con otro palo o piedra que se utiliza para mantener la cuerda en su lugar. Todo se oculta tapándolo con hojas secas y ramas.

Cuando llega un animal y, sin darse cuenta, mueve la piedra o el palo que accionan la trampa, la rama se dispara y tensa la soga alrededor de su víctima, manteniéndola inmovilizada hasta que los furtivos vienen a buscarla. Si la presa es lo suficientemente pequeña, llega incluso a quedar suspendida en el aire.

Los gorilas adultos son lo suficientemente grandes y fuertes como para liberarse por sí mismos de estas trampas, pero los más jóvenes no, y si no mueren por el mero hecho que quedar inmovilizados durante largo tiempo, pueden llegar a hacerlo como consecuencia de las heridas sufridas al tratar de liberarse, como huesos dislocados o cortes gangrenosos.

Esta clase de episodios se producen en la región continuamente y la población local de gorilas (una subespecie del gorila oriental llamada Gorilla beringei beringei), no puede soportar, literalmente, la pérdida continua de sus jóvenes a causa de estas trampas.

Una de las labores de Vecellio y su equipo es, precisamente, recorrer a diario el parque nacional para localizar y desmontar las trampas de los furtivos. Y esta misma semana, uno de los rastreadores locales logró localizar una muy cerca del clan Kuryama de gorilas, que hace apenas unos días perdió a uno de sus jóvenes a causa de otra trampa similar.

El rastreador, John Ndayambaje, se dispuso a desmantelar la trampa, pero recibió un "aviso" por parte del macho dominante del clan para que se alejara. "Y de repente -afirma el rastreador- dos ejemplares jóvenes, Rwema, un macho, y Dukore, una hembra, ambos de cuatro años de edad, se dirigieron hacia la trampa".

Bajo la atenta mirada de Ndayambaje y de un pequeño grupo de turistas que le acompañaba, Rwema saltó sobre la rama de árbol doblada y la rompió, mientras que Dukore liberaba la soga. Más tarde, los dos jóvenes gorilas, con la ayuda de un tercero, fueron vistos desmantelando otra trampa similar en las proximidades. Los investigadores, a la vista de la confianza y rapidez con la que actuaron, sospechan que ambos gorilas ya habían hecho antes lo mismo en un buen número de ocasiones.

A pesar de que enseñar a más gorilas a hacer lo mismo podría ser una solución para resolver el problema de las trampas, Vecellio y su equipo consideran que hacer algo así supondría una intrusión poco ética en la vida y costumbres de los clanes. Y prefieren que, de forma natural, estos dos ejemplares jóvenes transmitan y difundan sus conocimientos entre los demás miembros de su grupo. "No, no podemos enseñarles -afirma la investigadora-. Hacemos todo lo que podemos para no interferir en la vida de los gorilas y no queremos afectar a su comportamiento natural".

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