El ratón de pradera consuela a otro topillo angustiado
El ratón de pradera consuela a otro topillo angustiado - Emory University

Hasta los ratones sienten empatía

Un nuevo estudio con topillos de la pradera demuestra que algunos comportamientos «humanos» no son tan exclusivos

MADRID Actualizado: Guardar
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En 1979, el famoso primatólogo Frans de Waal descubrió que los chimpancés se consuelan unos a otros observando cómo eran tratadas las víctimas de una agresión. El hallazgo supuso una sorpresa difícil de creer para muchos científicos, que consideraban que este comportamiento era exclusivamente humano. Más adelante, el consuelo ha sido documentado en otras especies con grandes niveles de sociabilidad y cognición, como los elefantes, los delfines y los perros. Resulta que no son las únicas. Una nueva investigación en la que también participa De Waal revela que animales más sencillos como los ratones de la pradera, unos roedores bien conocidos por su monogamia y sus fuertes lazos familiares, también son capaces de empatizar con sus congéneres que pasan por un mal momento, y confortarlos con atenciones para aliviar su sufrimiento.

La clave, una vez más, se encuentra en la oxitocina, conocida como la «hormona del amor» y el apego.

Para llegar a esa conclusión, los investigadores del Centro Nacional de Investigación de Primates, Universidad Emory, en Atlanta (EE.UU.), llevaron a cabo un curioso experimento con estos ratones que explican en la revista Science. El equipo separó temporalmente a un grupo de topillos de sus familiares y conocidos y les aplicó una serie de leves descargas. Después, los reunió de nuevo con los suyos, que enseguida los recibieron con cariñosos lametazos y dulces sesiones de acicalado. Estos «mimos» a los roedores angustiados fueron mucho más rápidos y prolongados que los del grupo de control, en el que los individuos fueron separados pero ninguno fue expuesto a una situación estresante. Además, mediciones en los niveles de hormonas revelaron que los allegados también sufrían estrés si no podían confortar a su «ser querido». El consuelo ocurrió solo entre los topillos que se conocen, pero no entre los extraños, lo que, según los autores, demuestra que el comportamiento no es simplemente una reacción a señales adversas.

Autismo y esquizofrenia

Los investigadores creen que los ratones reaccionaron influidos por la oxitocina, que actúa en una región específica de su cerebro, la misma que en los humanos, la corteza cingulada anterior, para promover el consuelo. Cuando bloquearon este neurotransmisor en los topillos, los animales cesaron de acicalar a los demás. «Los científicos se han mostrado reacios a atribuir la empatía a los animales, a menudo asumiendo motivos egoístas. Sin embargo, esas explicaciones nunca han funcionado bien para el comportamiento de consuelo, motivo por el que este estudio es tan importante», subraya De Waal.

Además de ser el primero que muestra el comportamiento de consuelo en animales que no tienen un gran cerebro, el estudio también puede tener importantes implicaciones en el tratamiento de algunos trastornos psiquiátricos humanos. En concreto, en los que existen problemas para detectar y responder a las emociones de los demás, como en los del espectro autista y la esquizofrenia, poniendo mayor énfasis en la investigación de los sistemas cerebrales que tienen que ver con la empatía. «Muchos rasgos humanos complejos tienen sus raíces en procesos cerebrales fundamentales que compartimos con otras muchas especies», recuerda Larry Young, profesor en la Escuela de Medicina de Emory y coautor de la investigación.

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