«Ya existe un fármaco que simula el ayuno y es eficaz contra el envejecimiento»

El biólogo molecular Michael Hall es uno de los descubridores de la vía mTOR, el principal regulador del crecimiento celular que desempeña un papel clave en el envejecimiento

El biólogo molecular Michael Hall Fundación BBVA
Patricia Biosca

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En 1965, un grupo de investigadores canadienses buscaban en la Isla de Pascua un fármaco para tratar infecciones fúngicas. Así dieron con la rapamicina , un compuesto dentro de una bacteria que inhibe el crecimiento de los hongos. Sin embargo, al tratarla en el laboratorio, observaron que tenía un efecto secundario no deseado: suprimía el sistema inmunológico. «Y eso es lo último que quieres hacer cuando tienes un paciente con infección», explica Michael Hall , uno de los biólogos moleculares más importantes en su campo y ganador, junto con David Sabatini , del Premio Fronteras del Conocimiento en la categoría de Biología y Biomedicina 2020 . «Por eso en un principio se rechazó. Pero años más tarde, los cirujanos vieron que podían usar este medicamento para controlar el sistema inmunológico en los trasplantes, y comenzó una revolución. Desde ahí empezamos nosotros», señala a ABC horas antes de recoger en el Palacio Euskalduna de Bilbao el prestigioso premio que otorga la Fundación BBVA. Porque Hall descubrió que, aparte de para los trasplantes, la rapamicina estaba relacionada con los mecanismos moleculares que regulan el crecimiento de las células, a través de la llamada vía TOR, una vía que abre la puerta a tratamientos contra enfermedades ligadas con el envejecimiento, como el alzhéimer o el cáncer.

-Cuando empezaron a estudiar este campo, ¿pensaron que estaban ante un hallazgo tan valioso?

-Sabíamos que habíamos descubierto algo importante, pero no tanto. Al principio, queríamos entender cómo funcionaba la rapamicina, gracias a la cual eran posibles las cirugías de trasplante de órganos. Pero no había nada sobre la vía mTOR, que es una proteína que controla el crecimiento celular. Cuando nos dimos cuenta de lo que había en juego, la investigación se volvió más trascendental. Y eso ocurrió hace 30 años, pero cada vez estamos llevando a cabo descubrimientos mayores por esta vía.

-¿Qué es exactamente la vía mTOR?

-La vía TOR, que lleva el nombre de la proteína TOR, la más importante aunque no la única, es una vía química fundamental que se encuentra en todos los seres vivos, desde la levadura a los ratones y, por supuesto, los seres humanos. La vía mTOR se refiere a los mamíferos (la m es de ‘mammals’). Lo que hace es controlar el crecimiento celular. Es algo así como un interruptor: se activa cuando hay nutrientes. En palabras muy sencillas, lo que hace TOR es activar el crecimiento cuando hay comida.

-Y aparte de su utilidad en los trasplantes, ¿qué otras funciones tiene?

-Ahora estamos llevando a cabo experimentos para ver cómo y cuando se corrompe la vía mTOR, lo que causa enfermedades asociadas a la vejez. Y en este campo hay muchas cosas que aprender: cómo funciona el cáncer, la diabetes, el envejecimiento…

-Usted también es pionero en teorías a favor del ayuno controlado y la restricción calórica para promover la longevidad.

-Se ha demostrado que en muchos animales estas dietas restrictivas pueden alargar la vida. Y se ha probado que inoculando rapamicina en levaduras, moscas y ratones se ‘simularía’ el ayuno, porque la vía TOR no se activa y, por tanto, no se activa el crecimiento celular. Mi equipo lo está probando en monos y perros, pero aún no se ha hecho en seres humanos, principalmente porque necesitas mucho tiempo para saber si funciona, si realmente alarga la vida. Para empezar, es necesario que los voluntarios la tomen durante muchos años. Y, ¿quién la va a tomar? ¿En qué dosis? También hay cuestiones éticas involucradas. Es mucho más complicado que trabajar con la levadura u otros animales.

-Pero es un fármaco que ya se usa en otros tratamientos. ¿Se ha observado algún tipo de efecto secundario?

-Todo depende de la dosis, de la célula que esté tratando… Hay muchos factores en juego. Por ejemplo, si hacemos un experimento con un voluntario, ¿qué le damos, una dosis de rapamicina al día? ¿Una dosis mayor cada semana? ¿Cada mes? Hay que probar todas estas cosas y, además, para tener buenas estadísticas habría que probar con mucha gente durante años y años. Y sería probar un medicamento que, quizá, pueda hacer daño. Es complicado. Existe otro problema añadido: el envejecimiento no es una enfermedad. Y las grandes compañías farmacéuticas no pueden hacerlo porque la ley se lo prohíbe.

-Hay un gran debate sobre si el envejecimiento es una enfermedad o no.

-Muchos científicos quieren que se vuelva a definir el concepto. Lo que sí existe son las llamadas enfermedades asociadas al envejecimiento, como el cáncer y la diabetes. La teoría dice que si puedes tratar el envejecimiento, puedes tratar a la vez todas estas enfermedades. Y así no tendrías que lidiar con cada enfermedad individualmente.

-Pero es más fácil a día de hoy tratar el cáncer como enfermedad individual que el envejecimiento.

-Es cierto. Hay ensayos clínicos para tratar el cáncer con rapamicina. Pero también es cierto que analizando a esos mismos pacientes que lo toman se puede ver si viven más o menos tiempo. El problema es que esas personas tienen cáncer y no se podría comparar con la población control sin esta enfermedad.

-¿Qué piensa de los antivacunas?

-Puedo entender a la gente que no quiera vacunarse porque tenga algún tipo de patología para la que se pueda contraindicar. Pero la mayoría de los antivacunas no tienen estos problemas y no entienden que vacunarse no es solo mejor para ellos, sino para el resto de la sociedad. No les puedo entender. Lo único que puedo pensar es que son idiotas. Lo siento, pero es la única explicación.

-A pesar de ellos, ¿cree que estamos ante un momento en el que la ciencia está mejor valorada?

-Espero que sí. Hemos visto cómo la ciencia ha hecho cosas increíbles, como una vacuna en menos de un año y desde cero. Es que ni se sabía cuál era el virus. Es increíble lo que han hecho. La gente en la calle tiene que entender su importancia. Vimos algo parecido con el SIDA: al principio nadie entendía esta enfermedad y ahora tenemos medicamentos. Pero esto ha sido en tiempo récord.

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