Decepción en la ciencia española por el fallo del Nobel de Química que ignora la contribución de Mojica

Lluis Montoliu: «España ha perdido una oportunidad histórica, no sé si se ha hecho lo suficiente como país para apoyar la candidatura del biólogo alicantino»

Martínez Mojica, en su casa alicantina EFE

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Con el fallo del último Nobel de Química a la francesa Emmanuelle Charpentier y a la estadounidense Jennifer Doudna, la Academia Nobel suma una nueva injusticia a la lista de científicos olvidados pese a sus contribuciones claves a la Ciencia . La institución sueca ha reconocido la edición genética como un gran avance, merecedor del mayor reconocimiento científico. Esta técnica bautizada como CRISPR (léase crísper) permite cortar y pegar genes a voluntad . En definitiva, cambiar el destino escrito en el ADN y editar cualquier forma de vida. Lo hace, además, de una forma sencilla, económica y eficaz. Su potencial es asombroso, podría mejorar cultivos y hasta resucitar especies extintas. Pero sobre todo tiene un potencial terapéutico con enfermedades tan difíciles de tratar como el cáncer o miles de patologías hereditarias.

En las quinielas Nobel se sabía que esta especie de «tijeras genéticas» se alzarían en algún momento con el preciado Nobel. La duda era cuándo y a quién reconocerían por el hallazgo . En la lista de candidatos había una docena de investigadores que de una manera u otra habían participado en esta herramienta maravillosa. Y esta vez España tenía un firme candidato para alzarse con el galardón.

El cerebro español de la edición genética es Francis Mojica, un biólogo de la Universidad de Alicante. Él descubrió que las bacterias tienen su propio sistema inmune y con ese hallazgo abrió la puerta a esta revolucionaria máquina de manipulación genética . Pero la Academia Nobel le ha dado la espalda y no ha considerado finalmente su contribución.

«No puedo ocultar mi disgusto y mi enfado»

La comunidad científica española ha acogido como un jarro de agua fría el fallo porque cierra cualquier opción al científico español. Si alguna vez consigue un premio Nobel no será por su contribución a la edición genética. El genetista del Centro Nacional de Biotecnología, Lluis Montoliú, quien más ha luchado por la candidatura del investigador alicantino, no podía ocultar su «enorme decepción y enfado». Cinco minutos después de que se anunciara el fallo del Nobel de Química, compartía con ABC sus sentimientos encontrados. «Me siento ilusionado y contento porque el Nobel ha reconocido el valor de las herramientas de edición genética y doy mi enhorabuena a Charpentier y a Doudna, pero no puedo ocultar mi disgusto, mi enorme decepción y enfado porque se ha dejado fuera Francis Mojica, a la persona que dio origen a esta revolución», cuenta a ABC con un tono de voz que acompaña sus palabras.

Montoliú está convencido de que España ha perdido como país «una oportunidad histórica» y deja en el aire una duda sobre el apoyo que ha recibido la candidatura española: «No sé si hemos hecho lo suficiente como país». Este investigador recuerda cómo otros países están más experimentados en alzar sus nominaciones y en «ir todos a una» para apoyar a sus científicos.

No solo el Nobel. A Francis Mojica también le dieron la espalda los premios Princesa de Asturias de Investigación que reconocieron de las herramientas CRISPR, pero obviaron la contribución española. Solo la Fundación BBVA pensó el científico alicantino en sus Fronteras del Conocimiento, otro de los galardones con más prestigio en España.

César Nombela: «Se ignoran los méritos de quien descubrió el fenómeno en el que se basa la tecnología»

«Le dio nombre a la técnica»

El catedrático de Microbiología, César Nombela, abunda en la injusticia de la decisión. «No se ha hecho justicia al ignorar los méritos de quien descubrió el fenómeno en el que se basa la tecnología». Recuerda Nombela que más de diez años de trabajo meticuloso permitieron a Mojica conocer el mecanismo y darle el nombre por el que es conocido, CRISPR. « Desde Adán dar nombre a las cosas es signo de posesión y dominio. Hoy este acrónimo es el más mencionado en la literatura biomédica. Las dos premiadas, Doudna y Charpentier, aprovecharon los hallazgos del microbiólogo español para convertirlo en una técnica de edición genética en animales, plantas y microbios. Su mérito es indudable, pero otros investigadores también han contribuido a poner a punto esta técnica».

Solo tres de doce candidatos

De la docena de científicos en el mundo que podrían aspirar a este Nobel, la Academia Sueca solo podía elegir a tres . Los nombres de las dos científicas galardonadas estaban claros. El tercero era el más complicado de escoger y, quizá, por ello los jurados han optado por dejarlo vacante para no generar más ruido.

Nombela cree también que ha podido interferir en la decisión la lucha por los derechos de patentes CRISPR . «Son aún objeto de notables conflictos por la propiedad industrial, en los que las premiadas se han visto envueltas y no siempre triunfando en los pleitos correspondientes», explica.

No es la primera vez que ocurre un fallo tan polémico. En 2012 , el año que se concedió el Premio Nobel de Medicina por sus trabajos en reprogramación celular y clonación, se olvidaron de Ian Wilmut el creador de la oveja Dolly, el primer mamífero clonado del mundo. En el Nobel de Medicina de este año, que han reconocido los avances en hepatitis C, también se ha echado de menos a Raymond Schinazi, el descubridor de sofosbuvir, el antiviral que ha salado millones de vidas por erradicar esta infección.

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