Coronavirus: ¿Por qué algunas personas rechazan la ciencia y los hechos que no encajan con su visión?

La ideología y las creencias son el núcleo de la identidad y de la identificación con un determinado grupo, por lo que existe una tendencia humana a descartar lo que lo contradice e incluso a sentirse atacado ante la información que lo cuestiona

G.L.S.

En un artículo publicado ayer , dábamos algunas posibles explicaciones a por qué el coronavirus ha podido poner contra las cuerdas a medio planeta. Según Miguel Pita , autor de « Un día en la vida de un virus », las causas están en las triquiñuelas del propio virus, pero también en algunas limitaciones de la psicología humana. ¿Por qué si no algunos gobernantes tardaron tanto en reaccionar cuando la epidemia se disparó? ¿Por qué buscamos malos a los que culpar o no asociamos la expansión del virus a nuestros propios hábitos?

Adrian Bardon , Profesor de Filosofía en la Universidad Wake Forest, en Carolina del Norte, Estados Unidos, señala otra posible causa para explicar el impacto del virus. En un artículo que ha publicado en «The Conversation» , Bardon destaca el «sesgo anticientífico» o el negacionismo científico que impera en Estados Unidos .

«Anthony Fauci (máximo asesor del gobierno de EE.UU. en la respuesta frente a la COVID-19) recientemente culpó de la respuesta ineficaz del país frente a la pandemia al "sesgo anticientífico" americano», ha escrito. «Dijo que este sesgo es "incondecible", porque "la ciencia es verdadera" y comparó a los que restan importancia a las mascarillas y al distanciamiento social con los "anti-vacunas" en su "sorprendente "rechazo de escuchar a la ciencia».

«Su manifestación de sorpresa es lo que me sorprende a mí», ha continuado Adrian Bardon. «Tan bien versado como está en la ciencia del coronavirus, (Fauci) ha pasado por alto el bien establecido "sesgo anticientífico "».

Universos de información y de sesgos

En su opinión, no es nada nuevo que los estadounidenses vivan en comunidades altamente polarizadas e informativa e ideológicamente aisladas, «ocupando sus propios universos de información».

Por eso algunos consideran que el cambio climático es una farsa o tan incierto que no merece una respuesta. O lleva a que las evidencias sobre la seguridad de las vacunas o el consumo de transgénicos «sean distorsionados o ignoradas». En cuanto al coronavirus, este tipo de islas también llevan a que se deposite más o menos confianza en las mascarillas y en la distancia social en función de la afiliación política .

La impotencia de los hechos

«En teoría, resolver disputas sobre hechos debería ser relativamente sencillo», ha escrito Adrian Bardon. «Sencillamente, hay que presentar fuertes evidencias o un fuerte consenso de expertos».

Sin embargo, mientras que esto es eficaz para cuestiones poco polémicas, como el peso atómico del hidrógeno o el comportamiento de un agujero negro, «no es igual cuando la información científica presenta una imagen que amenaza los intereses o la visión ideológica del mundo de alguien».

«En la práctica, resulta que la identidad política, religiosa o étnica predice con bastante eficacia la disposición de alguien a aceptar la palabra de los expertos en un asunto politizado concreto», ha proseguido el autor.

«En la práctica, resulta que la identidad política, religiosa o étnica predice con bastante eficacia la disposición de alguien a aceptar la palabra de los expertos en un asunto politizado concreto»

Según explica Bardon en su libro « La verdad sobre el negacionismo », el proceso de decidir qué evidencia se acepta basándose en la conclusión que uno prefiere recibe el nombre de « razonamiento motivado »: «Esta tendencia humana afecta a todo tipo de hechos sobre el mundo físico, la historia de la economía o los hechos actuales».

Razonamiento motivado sobre el cambio climático

En contra de lo que pueda parecer, este fenómeno no nace de la falta de información . Para Bardon, su origen está en la «convicción política». En apoyo de esta idea, el autor recuerda que un metaestudio mostró en 2015 que la polarización ideológica sobre el cambio climático se incrementa cuanto mayor es el conocimiento sobre política, ciencia o energía.

«La probabilidad de que un conservador sea un negacionista de la ciencia del cambio climático es significativmaente mayor si ha recibido formación en la universidad ». Por otra parte, aquellos con mayor puntuación en exámenes de sofisticación cognitiva o razonamiento cuantitativo «son más susceptibles a adoptar un "razonamiento motivado" sobre el cambio climático».

Esto no solo le ocurre a los conservadores. Los progresistas también son menos propensos aceptar el consenso de los expertos acerca de la seguridad del almacenamiento de los residuos nucleares .

La causa está en la tribu

¿Por qué ocurre todo esto? Para el Profesor de Filosofía, estos sesgos son producto de muchos cientos de miles de años de adaptación: « Nuestros ancestros evolucionaron en pequeños grupos , donde la cooperación y la persuasión tenían tanto que ver con el éxito reproductivo como tener creencias ajustadas sobre hechos objetivos. La asimilación con la tribu propia requería la asimilación con el sistema de creencias del grupo, sin importar si estaba basado en ciencia o en superstición. Por tanto, los sesgos instintivos en favor del grupo y de su visión están profundamente arraigados en la psicología humana ».

Por otra parte, «el autoconcepto está fuertemente vinculado con la identidad de grupo y las propias creencias», ha proseguido Baron. «Por eso no sosprende que la gente responda automática y defensivamente ante las informaciones que amenazan la visión del mundo de los grupos con los que se identifican».

Esta respuesta instintiva se racionaliza y lleva a escoger selectivamente las evidencias que nos interesan, cayendo en lo que se conoce como « sesgo de confirmación »: en base a esto, « le damos credibilidad a los testimonios de expertos que nos gustan pero rechazamos el resto».

La información es una ataque contra las creencias

Según ha proseguido el filósofo, este sesgo lleva al pensamiento inflexible cuando se viven situaciones de dificultad, tal como estipuló John Post : «Por ejemplo, las poblaciones que experimentan tensiones económicas o una amenaza externa con frencuencia se vuelven hacia líderes autoritarios que prometen seguridad y estabilidad ».

Además, tal como ha proseguido, «en situaciones cargadas ideológicamente, los prejuicios de uno acaban afectando a las creencias sobre los hechos». Hasta el punto de que la información que amenaza el sistema de creencias, como los efectos negativos de la producción industrial sobre el medio ambiente, «amenazan tu propio sentido de la identidad»: «Si los líderes políticos de confianza o los medios partidistas te dicen que la crisis de la COVID-19 está magnificada, la información sobre los hechos y el consenso científico en dirección contraria puede sentirse como un ataque personal».

En resumen, el negacionismo de la ciencia es, según Adrian Bardon, resistente a los hechos, porque fundamentalmente «es una expresión de la identidad normalmente frente a amenazas percibidas al status quo económico y social, que típicamente se manifiesta en respuesta a los mensajes de las élites». Por ello, aboga por responder precisamente prestando atención a lo que la ciencia dice sobre el negacionismo de la ciencia.

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