La clave del éxito, tener un cerebro adaptable

MADRID Actualizado: Guardar
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El ser humano solo se diferencia del chimpancé y del bonobo en el 1% de las secuencias de sus genes, pero salta a la vista que son bien distintos. Entre otras cosas, estas diferencias se deben a la organización del material genético y a la peculiar forma que tienen ambos organismos de leer los mismos genes. En el campo de la literatura, este fenómeno sería parecido al que ocurre cuando dos personas leen un mismo libro pero interpretan cosas totalmente distintas.

Este lunes, investigadores de la Universidad George Washington han publicado un estudio en la revista « Proceedings of the National Academy of Sciences» (PNAS) en el que sugieren que el cerebro humano es más plástico que el cerebro del chimpancé.

Según sus conclusiones, la organización del cerebro del hombre tiene más capacidad de responder a los estímulos del medio ambiente, mientras que los chimpancés tienen una organización cerebral más dependiente de los genes y por ello más estática.

«Descubrimos que la anatomía del cerebro del chimpancé está más controlada por los genes que el cerebro del humano, lo que sugiere que este es controlado de forma habitual por el medio ambiente», ha dicho Aida Gómez-Robles, directora del estudio e investigadora española en la Universidad George Washington. «Así que, mientras que la genética determina el tamaño del cerebro de ambos, no es un factor tan importante en la organización cerebral del humano, en comparación con el chimpancé».

Este estudio, que ha sido el primero en comparar la base genética de la organización de ambos primates, el hombre y el chimpancé, podría ayudar a explicar por qué el cerebro humano es capaz de adaptarse a varios medios y culturas y el del otro no.

Antes de llegar a estas conclusiones, los investigadores compararon el tamaño y la organización cerebral en relación con los genes de 218 cerebros humanos y 206 cerebros de chimpancés. Los primeros procedían de gemelos o mellizos, y los segundos de animales emparentados de distintas formas.

«El cerebro humano parece tener mayor capacidad de respuesta ante las influencias ambientales», ha dicho Gómez-Robels. «Es algo que facilita la constante adaptación del cerebro humano y el comportamiento ante un ambiente cambiante, lo que incluye un contexto social y cultural».

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