«HMS Kildangan» (1918), camuflado con un patrón distorsionador
«HMS Kildangan» (1918), camuflado con un patrón distorsionador - WIKIMEDIA COMMONS
PLOS ONE

La ciencia desvela el secreto de los «barcos de juguete»

En las guerras mundiales se usó un extraño camuflaje que en teoría dificultaba al enemigo acertar con sus disparos. Un estudio publicado hoy demuestra que las rayas pueden hacer que un objeto parezca moverse más rápido

MADRID Actualizado: Guardar
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Dominaron los mares durante la Primera Guerra Mundial y luego desaparecieron. En una época en la que los sistemas de radar y control de tiro aún no habían sustituido del todo al ojo humano, varias naciones camuflaron sus barcos con los patrones más extraños para engañar a los artilleros. Era su forma de evitar los cañonazos enemigos y de no acabar en el fondo.

El camuflaje basado en la pintura normal y corriente desapareció, y hoy en día se investiga en alternativas que engañen al radar y en sistemas de invisibilidad. Pero el «camuflaje de toda la vida» aún no ha dicho su última palabra. En un estudio presentado hoy en PLOS ONE, los investigadores han demostrado que los patrones de rayas del camuflaje tienen una enorme capacidad de alterar la percepción del observador.

Y que eso se puede aprovechar hoy en día.

Ilustración de 1922 mostrando la efectividad del camuflaje distorsionador bajo la observación de un periscopio enemigo
Ilustración de 1922 mostrando la efectividad del camuflaje distorsionador bajo la observación de un periscopio enemigo - WIKIMEDIA COMMONS

Pero hay una vuelta de tuerca más. Cuando ese patrón de rayas se mueve sobre una superficie, incrementa aún más su efecto distorsionador. Quizás las rayas de las cebras son estáticas, pero algunos animales, como las sepias, pueden crear rayas que se mueven sobre su piel.

«Este camuflaje podría ser aplicado a cualquier objeto en el que fuera interesante camuflar la velocidad. Una potencial aplicación militar, podría ser la de camuflar vehículos que estuvieran en riesgo de sufrir un ataque con proyectiels», ha propuesto Joanna Hall.

Tal como escriben en la página web de « CamoLab», el camuflaje es una estrategia básica para la supervivencia de muchas especies y al mismo tiempo una clave para entender cómo funciona la percepción visual. Por eso, estudiarlo es básico para entender la evolución y la ecología, y también muy interesante para procesar imágenes o acercarse a la visión artificial.

El camuflaje en barcos de guerra

En la guerra también puede resultar interesante. Mucho antes de que los científicos del «CamoLab» lo investigaran, el zoólogo John Graham Kerr sugirió a la Marina Británica usar un patrón de pintura en el que líneas de varios colores se interrumpieran y generasen un efecto geométrico y distorsionador. En una carta al Primer Lord del Almirantazgo, Winston Churchill, Kerr justificó usar este patrón que él había observado ya en animales como cebras, jirafas y jaguares. El artista Norman Wilkinson fue el encargado de llevar esta idea a la práctica. Nació así el camuflaje distorsionador.

A diferencia de los patrones basados en colores oscuros, que podían ayudar a una nave a ocultar su presencia en mitad del mar, el objetivo de este camuflaje era engañar al enemigo y dificultar su tarea de estimar la distancia al blanco, su velocidad y su rumbo durante un combate naval.

Este curiosa medida fue adoptada por el Almirantazgo Británico y por la Armada de Estados Unidos primero, y por otras potencias rivales después. Tal fue su aceptación, que se llegó a usar más de 20 años después, en la Segunda Guerra Mundial. Aunque los estudios que se hicieron al respecto no aclararon si este camuflaje era efectivo, quizás casi un siglo después se ha obtenido una prueba de que sí lo era.

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