Recreación de un agujero negro
Recreación de un agujero negro - Archivo

Agujeros negros supermasivos, ¿a montones en el Universo?

El hallazgo de uno de estos monstruos en una región del cielo no esperada hace pensar a los astrónomos que puede haber muchos más

MADRID Actualizado: Guardar
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El agujero negro supermasivo más monstruoso jamás encontrado fue descubierto en 2011 en el cúmulo de Coma por un equipo de la Universidad de California Berkeley. Tiene nada menos que 21.000 millones de masas solares y aparece en el Libro Guinness de los Récords. Ahora, los mismos investigadores han dado con otro gigante espacial algo más pequeño, pero también increíblemente masivo: 17.000 millones de soles. Está situado a 200 millones de años luz de la Tierra en una galaxia llamada NGC 1600, en la parte opuesta del cielo desde el cúmulo de Coma, una región relativamente vacía.

El hallazgo del segundo grandullón en una zona del cielo inesperada significa, según los científicos, que los agujeros negros supermasivos pueden ser mucho más comunes de lo que se creía en el Universo.

Así lo explican en la revista Nature.

Hasta ahora, los mayores agujeros negros supermasivos - aquellos con masas de alrededor de 10.000 millones de veces la de nuestro Sol- se habían encontrado en los núcleos de galaxias muy grandes, en regiones cargadas con otras galaxias grandes. Si bien la búsqueda de un gigantesco agujero negro en una galaxia masiva en una zona muy concurrida del Universo era de esperar -como encontrarse con un rascacielos en Manhattan- parecía menos probable hallar uno de ellos en una zona poco poblada del Universo. Sin embargo, el nuevo hallazgo indica que quizás no sea tan raro, ya que galaxias como NGC 1600 son muy comunes.

Curiosamente, las estrellas alrededor del centro de NGC 1600 se están moviendo como si el agujero negro fuera binario. Se espera que los agujeros negros binarios sean comunes en las grandes galaxias, ya que se cree que las galaxias puedan crecer mediante la fusión con otras, cada una de las cuales presumiblemente trae un agujero negro central. Estos agujeros negros se hunden hasta el núcleo de la nueva y mayor galaxia y, después de una danza orbital, se fusionan emitiendo ondas gravitacionales.

Los agujeros negros se forman cuando la materia se vuelve tan densa que ni siquiera la luz puede escapar de su atracción gravitatoria. En los inicios del universo, cuando el gas era abundante, un puñado de voraces agujeros negros crecieron hasta llegar a ser extremadamente masivos, emitiendo enormes cantidades de energía. Mirando hacia atrás en el tiempo en el universo distante, estos agujeros negros supermasivos aparecen como cuásares muy brillantes. A medida que los astrónomos observan cerca de la Tierra, sin embargo, ven galaxias con poco gas -que ya han convertido en estrellas- y no cuásares. La más masiva de estas galaxias locales puede, sin embargo, conservar cuásares viejos en sus núcleos. Los investigadores dicen que los agujeros negros que descubrieron en 2011 en NGC 4889 y NGC 3842, cada uno con un peso de unos 10 mil millones de masas solares, pueden ser cuásares en reposo. Debido a que NGC 1600 es una galaxia vieja con poca formación de nuevas estrellas, los astrónomos sospechan que, también, puede albergar un antiguo cuasar que una vez ardió brillantemente pero ahora está dormido. Sería el primero descubierto en una región escasamente poblada del universo local.

«Los cuásares más brillantes, que probablemente albergan los agujeros negros más masivos, no necesariamente tienen que vivir en las regiones más densas del universo», dicen. «NGC 1600 es el primer agujero negro muy masivo que vive fuera de un ambiente rico en el universo local, y podría ser el primer ejemplo de un descendiente de un cuásar muy luminoso que tampoco vivió en un sitio privilegiado».

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