La destrucción de diques ha sido una táctica militar a lo largo de la historia
La destrucción de diques ha sido una táctica militar a lo largo de la historia - abc/A. de Kraker

Los Tercios españoles cambiaron el paisaje de Holanda

Un estudio geográfico analiza los graves daños provocados por los rebeldes holandeses cuando inundaron los campos. Su objetivo era detener a las poderosas tropas españolas

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En la guerra suelen cumplirse dos premisas. La primera es que el ingenio convierte en arma a la cosa más insospechada, y la segunda es que esto ocurre generalmente a costa de la vida o del bienestar de los inocentes. Desde la tierra quemada que esquilma los recursos propios para que no caigan en manos de los enemigos, a la destrucción de ciudades enteras por parte de los bombarderos para acabar con la voluntad de lucha de las naciones, y de paso con cientos de miles de vidas.

De hecho, allá donde ha sido posible, los estrategas del momento han utilizado incluso el poder de los elementos. Un buen ejemplo es el caso de Holanda, un país que por estar bajo el nivel del mar en algunas zonas, ha sufrido a lo largo de la historia varias inundaciones que dañaron los campos de una forma irreversible. En este sentido, un estudio presentado este martes en la revista « Hydrology and Earth System Science» concluye que la tercera parte de las inundaciones que ha sufrido el suroeste de los Países Bajos han sido provocadas por acciones militares.

Toda esa historia no solo redibujó el relieve y cubrió de fango muchas zonas, sino que la sal del agua marina dañó los suelos.

«La inundación estratégia es una táctica de alto riesgo. Solo puede tener éxito si tiene un plan de emergencia y una forma de hacer reparaciones rápidas», ha explicado Adriaan de Kraker, un investigador holandés de la Universidad de Ámsterdam especializado en geografía histórica y reconstrucción climática. Ha estado estudiando las inundaciones que han ocurrido en el suroeste de Holanda desde el año 1500 al 2000, en una zona situada bajo el nivel del mar y repleta de estuarios, islas y sistemas de diques, y por ello vulnerable a la entrada de agua marina.

Según el investigador, en la zona se han producido 21 grandes inundaciones desde el año 1500 y hasta el 2000: 11 de ellas fueron provocadas por los humanos y el resto por las tormentas y las mareas, aunque en ellas la actividad del hombre también las acrecentó, en su opinión.

La guerra de Flandes

El caso más paradigmático es el que ocurrió durante la Guerra de los 80 años, en la que el ejército español luchó para recuperar los territorios del norte de Bélgica y del suroeste de Holanda a finales del siglo XVI. Y es que entre 1584 y el 1586, los rebeldes de Guillermo de Orange decidieron destruir los diques y provocar enormes inundaciones para frenar a los Tercios españoles y recuperar Brujas, Gante y Amberes.

Esta estrategia fue utilizada en el monte de Empel, donde un ejército español quedó aislado por culpa del agua y a merced de un ataque con barcos holandeses. Pero gracias a la congelación del agua del río, y dice la leyenda que gracias a la aparición de una tablilla de la Inmaculada Concepción enterrada en el fango, los españoles se lanzaron a la carga sobre el hielo y pudieron acabar con sus enemigos.

En el milagro de Empel, el agua de las inundaciones se congeló y salvo a los españoles (Ferrer Dalmau)
En el milagro de Empel, el agua de las inundaciones se congeló y salvo a los españoles (Ferrer Dalmau)

«El plan se les fue de las manos por completo», ha explicado Adriaan de Kraker. «Supuso la pérdida del campo del norte de Flandes, en la región de Zelanda, cuyas dos terceras partes quedaron inundadas».

Tal como dice, algunas zonas quedaron inundadas durante más de 100 años. No solo murió el ganado y se dañaron edificios, campos y caminos. Además, una vez que se secó el terreno, la erosión y la sedimentación habían dejado el suelo irreconocible y repleto de fango. Los cultivos que se pudieron plantar tuvieron que enfrentarse en los años venideros a crecer en un suelo atestado de sal marina.

Para reconstruir estos hechos, el investigador ha consultado documentos de granjeros y propiedades, la correspondencia de la época, fotografías aéreas de la zona, mapas históricos y análisis del suelo y de los usos del paisaje.

En la Segunda Guerra Mundial

Los alemanes también inundaron Holanda en 1940 para defenderla mejor. Pero quizás el caso en que más claramente se usaron las inundaciones como arma de guerra ocurrió en 1943. En ese momento, los británicos optaron por inundar el valle del Ruhr para atacar al esfuerzo industrial de la Alemania de Hitler. Por eso, el ingeniero Sir Barnes Wallis diseñó un artefacto con el único objetivo de atacar las presas alemanas.

Las inundaciones se usaron como «arma de guerra» en la Segunda Guerra Mundial gracias a unas bombas especiales (ARCHIVO)
Las inundaciones se usaron como «arma de guerra» en la Segunda Guerra Mundial gracias a unas bombas especiales (ARCHIVO)

A este efecto, ideó la bomba rebotadora, un cilindro cargado con tres toneladas de explosivos que debía ser lanzado por los aviones del mismo modo que se tira una piedra para que rebote sobre el agua de un río. Pero en vez de generar pequeñas ondas, las bombas hicieron saltar por los aires varias presas. Los resultados fueron unas inundaciones que ralentizaron durante varios meses la vida y la actividad industrial de Alemania. Parece evidente que la guerra combina innovación con viejas ideas.