El fallo que impidió el primer aterrizaje controlado de un cohete

El pasado sábado, la NASA lanzaba desde Cabo Cañaveral en Florida (EE.UU.) una nave de carga Dragon de la compañía espacial privada SpaceX con destino a la Estación Espacial Internacional (ISS). La empresa quiso aprovechar el lanzamiento para llevar a cabo un intento pionero, el primer aterrizaje controlado de un cohete. Sin embargo, el Falcon 9 se estrelló en la plataforma preparada en el Océano Atlántico para tal menester, un portaaviones no tripulado. Ahora, los ingenieros han determinado la causa del fallo. Al parecer, el cohete se quedó sin fluido hidráulico durante su regreso.

"El cohete llegó al puerto espacial, pero aterrizó con fuerza. Ha estado cerca, pero no ha podido ser. Aún así es un buen augurio para el futuro", señaló en su momento el presidente de la compañía SpaceX, Elon Musk, en su cuenta de Twitter.

Tras la misión fallida, comenzaron los trabajos de investigación para determinar qué había salido mal y qué hay que cambiar para lograr el objetivo. Según ha determinado el propio Musk, durante el vuelo las "aletas de rejilla hipersónicas", adjuntas a la etapa del cohete y que proporcionan estabilidad durante el aterrizaje funcionaron bien, pero el aparato se quedó sin fluido hidráulico antes de posarse sobre el barco.

Por ello, Musk ha explicado en Twitter que los próximos vuelos de SpaceX -el próximo será en febrero- llevarán un 50% más de fluido hidráulico, lo que les permitirá tener "un montón de margen para un intento de aterrizaje".

En cuanto al barco, el presidente de la compañía ha explicado que necesita "algunos arreglos" tras el choque, pero que en breve estará de vuelta en el puerto. "Estoy súper orgulloso de mi equipo, que ha hecho grandes avances para la reutilización en esta misión. Vosotros moláis!", ha apuntado en la red social.