Vista de una de las antiguas salas del Museo Etnológico de Barcelona
Vista de una de las antiguas salas del Museo Etnológico de Barcelona - elena carreras

El nuevo Museo Etnológico de Barcelona se abona a la polémica

El Ayuntamiento niega que el espacio, que abrirá el próximo mes de julio, esté dedicado exclusivamente a la etnografía catalana mientras que la oposición recela del concepto museístico y denuncia «duplicidad de gastos culturales»

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El Museo Etnológico de Barcelona, histórica institución de la ciudad con más de siete décadas de vida, volverá a abrir sus puertas el próximo mes de julio. Atrás quedan más de tres años de obras, otros tantos millones de euros y una reforma integral que pretende convertir al espacio en referente de la «ciencia de la gente». Se acabarán las obras, sí, pero se mantiene la polémica que rodea a un centro cuyos valiosos fondos han servido para surtir el recién inaugurado Museo de las Culturas del Mundo y cuyo supuesto relato museográfico alarmó a especialistas y antropólogos, alertados ante la perspectiva de un espacio dedicado exclusivamente a la etnografía catalana.

Un giro hacia lo catalán que podría intuirse en las primeras exposiciones temporales programadas –la primera, sobre «el hecho religioso ‘a casa nostra’»; la segunda sobre las maneras de obtener, conservar y transportar el agua- pero que, según el concejal de Cultura del Ayuntamiento, Jaume Ciurana, no es tal.

«Hay un alto porcentaje de piezas catalanas, pero no es museo exclusivo de etnografía catalana», aseguró ayer durante la presentación del proyecto en la comisión de Cultura del Ayuntamiento. Para Ciurana, el nuevo etnológico quiere ser el reflejo de una «sociedad plural y cambiante» y, pese a que 45.000 de las 70.000 piezas son de ámbito catalán, «los conceptos a los que se remiten son universales, mostrando la diversidad de la especie humana», según se puede leer en el documento facilitado a los grupos municipales.

Las explicaciones, sin embargo, no acabaron de convencer a los partidos de la oposición, que afearon a Ciurana tanto lo dudoso del concepto museísticocomo el oportunismo de priorizar el Museo de las Culturas del Mundo, adaptado e inaugurado en mucho menos tiempo y con una inversión de 9 millones de euros. Así, mientras que el PSC recalcó que la reforma del Etnológico llega «tarde y mal» y recriminó a Ciurana que se haya querido priorizar el centro de la calle Montcada por intereses electorales, el PP insistió en denunciar «la duplicidad de gastos culturales» y la « obsesión del Gobierno nacionalista de Trias» de esconder «en el armario» por razones identitarias «colecciones únicas sobre la cultura de Filipinas, Guinea e Hispanoamérica».

Los populares sostienen que se ha desmantelado el Museo Etnológico para dedicarlo «únicamente la cultura local catalana», mientras que Ciurana asegura que la mayor parte de la colección Folch, una de las más importantes de arte primitivo de España y cuyas mejores piezas se han trasladado al Museo de las Culturas, permanecerá en el Etnológico.

Con todo, el Entnológico reabrirá sus puertas en julio con una nueva distribución que dedicará su segunda planta a las muestras temporales —en cartera títulos como «Barcelonas: del colmado pakistaní al Gayxample»— e instalará en la primera planta la exposición permanente, un recorrido con seis áreas presididas por un objeto de grandes dimensiones —un telar, una barca, una prensa de vino, un herbolario, una forja y una cabaña de pastor— y un gran collage que integra piezas «de diferentes orígenes geográficos, históricos y temáticos». Finalmente, la sala inferior estará dedicada a las colecciones que custodia el museo y a los pioneros de la institución.

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