Racing de Ferrol - Cádiz
Hagan el favor, no vuelvan (1-0)
Un Cádiz desganado e insoportablemente apático firma su enésimo disgusto en el campo de un equipo que era carne de descenso desde comienzos de año
Así lo hemos vivido
Una madre de Lebrija busca al hombre que encontró a su hijo perdido en la playa de Chipiona: «Quiero abrazarlo y darle las gracias»
El Cádiz ha perdido en el campo de un descendido.
Hagan el favor, no vuelvan. De verdad. Por su bien, por el de la afición, por el de todos. No regresen. Quédense por Galicia y, si quieren, desde allí vayan a Oviedo en dos semanas para cerrar la temporada y marcharse de vacaciones. Pero no vuelvan, por favor. Que sí, que seguramente no tendrán toda la culpa, pero precisamente por eso, por no terminar de tenerla, no vuelvan y escapen de ella. Irse ya, no regresen, que no es necesario. En serio. De verdad, que aunque el filial no está para tirar cohetes aquí ya se las arreglarán para medirse al Huesca la semana que viene. No vuelvan y, así, háganle a su presidente el favor de hacerle el trabajo que él ha sido incapaz de acometer por, precisamente, crear el problema de manera concienzuda año tras año, contrato a contrato y renovación a renovación. En cuanto al entrenador, pues mira, que haga lo que quiera porque es el único merecedor de poder hacerlo dado que puede decirse que ha salvado la temporada.
Las primeras de las malas noticias que da el Cádiz a sus aficionados cada domingo, por mucho que se quiera ser optimista o permisible, por mucho que uno se quiera venir arriba, la primera mala noticia viene sola porque siempre suele ser la alineación. No hay manera de motivarse en cuanto se ven en el once a jugadores que más de uno está como loco de verlos ya con otra camiseta. Pero nada, ahí que siguen y ahí que van a poder seguir de no ser que Manuel Vizcaíno haga de una vez por todas todo lo que tuvo que hacer el año pasado y no hizo. Como novedad así más o menos reveladora, decir que De la Rosa salió de mediapunta y Ocampo partía por la izquierda. El resto, más de lo insoportablemente mismo.
Entre amigos, lo normal, se jugó el intrascendente encuentro donde no había nada en juego puesto que los anfitriones ya eran carne de descenso desde enero y los visitantes han llegado a este final en tierra de nadie tras hacer todo lo posible por acabar quemados de no ser por los bomberos de Cartagena, Tenerife, Elda y, sin ir más lejos, Ferrol.
La pachanga parecía jugarse en uno de esos campos de entrenamiento del ISS Pro Evolution; de hecho, no era mala opción rescatar y quitar el polvo a la Play para ponerse a jugar antes que tragarse tremendo suplicio que se venía por delante.
La pereza era tal que hasta el locutor del encuentro llamaba Asier a Gaizka Garitano y no se pispó de ello ni el comentarista de turno. ¿Corregirlo? 'Pa qué'. Valga esa desconexión para hacer un símil con la afición gaditana desplazada a Ferrol. ¡Qué penita daba verla nueve años después en esa misma esquinita del fondo de A Malata sentada, mustia triste y aburrida! ¡Qué diferencia con esa panda de zumbaos llenitos de fe que hace nueve años acompañaron a la banda de Cervera a poner la primera piedra de un milagro que ya dejó de estirarse!
Entre bostezo y bostezo, Brian Ocampo probaba los puños del arquero local, que respondió con sobriedad al disparo esquinado del uruguayo. Más tarde, era el Racing de Ferrol el que lo intentaba por mediación de Heber, que se equivocó buscando al excadista Álvaro Giménez dando el tiempo necesario para que se despertara Chust y cortase el pase a córner.
El tema es que minuto a minuto eran los locales los que poco a poco iban haciéndose con la situación de un partido marchito antes de que diera comienzo incluso. Lo peor del encuentro era que, de tan poca gente que había en la grada, los gritos de los futbolistas bien podrían importunar a ese aficionado que, sin nada que hacer, hubiera elegido la sombrita de la tribuna de a A Malata para echarse una lecturita a la fresca gallega. Sin duda, todo un acierto para la mente antes que sufrir con lo que verdes y amarillos estaban perpetrando sobre el campo, que no era más que lo que han venido haciendo todo el año.
El ritmo del choque era tan bajo, tan falto de intensidad, tan desesperadamente lento que por momentos parecía un partido femenino de no ser porque en el de las chicas se aprecian más ganas e incluso calidad si se salvan las obvias distancias. El silbato del árbitro que mandaba a los veintidós jugadores a los vestuarios sonó como un bingo a final de mes en los oídos de los sufridos espectadores.
Entra Melendo
A lo malo aún le quedaban otros 45 minutos más de juego y Garitano intentó meter algo de fluidez en su equipo sacando al joven De la Rosa y dando entrada a Melendo en la mediapunta. Salió algo más pujante el Cádiz, que cerca estuvo de adelantarse en el electrónico de haber estado más calmado Roger a la hora de engatillar un disparo tras una dejada de Jesús Ruiz, el arquero local que no se hizo con un centro al estar obstaculizado por un defensa propio.
El ritmo seguía siendo denso, soporífero, pero no por ello llegaban las ocasiones que han de tener las pachangas como la que se celebraba en A Malata. Una acción de Sobrino, el más incisivo en la presión, casi acaba en gol pero el disparo del manchego tras colarse en el área ferrolana acabó tapado por Jesús Ruiz, que salió a los pies del extremo cadista.
Poco a poco, qué remedio, las imprecisiones de unos y otros fueron abriendo el partido para satisfacción del aficionado, que comenzó a ver pulular el balón por las inmediaciones de ambas porterías. Fue así, tras una asistencia de Climent desde la línea de fondo y tras un saque de banda mal defendido, que volvía a tenerla en sus pies Roger, que esta vez se encontraba con el larguero.
A 20' del final, Garitano movía el banquillo dando entrada a Carlos Fernández y Diakité para buscar adelantarse ante el Racing de Ferrol, que en ese momento agotaba sus cambios. Y a diez del final, llegaron unas manos de Víctor Chust, que se paseaba por su área como el que va a tomarse una caña a un chiringuito. Y claro, cuando no hay concentración pasa lo que pasa y lo que le pasó al central valenciano es que le señalaron penalti por tapar con su brazo un disparo de Chiki, el mismo que ejecutó la pena máxima.
Pudo empatar, aunque en posible fuera de juego, Roger, que recibió de Climent para cruzarle el balón al arquero local, al que le salvó el palo y, después, la falta de tino de Carlos Fernández, que no acertó a meter el rechace dentro de las redes. Como no acertó después para sentenciar Álvaro Giménez en un mano a mano que le sacó con la pierna Caro.
Se llegaba al final con una derrota cadista que no hace más que echar más cenizas sobre un proyecto que debe expirar con este triste encuentro para dar paso a uno donde deban llegar caras nuevas a granel para renovar todas las que no deben volver de Galicia 'nunca máis'.
Ver comentarios