«El máximo activador del metabolismo es el ejercicio físico»
Teresa Arnandis, investigadora, profesora y divulgadora científica (@ladyscienceofficial) propone en su obra '¡Eres un milagro andante!' un viaje por el cuerpo a través de sus órganos y sistemas, organizados desde sus tres funciones vitales: nutrirse, relacionarse y reproducirse
Somos joyas biológicas únicas cuyo sistema neurosensorial y motor no es posible decodificar mediante la tecnología debido a su complejidad y su perfección. Existen ordenadores capaces de hacer cálculos complicadísimos que nuestra mente ni siquiera es capaz de imaginar y también son ya una realidad las máquinas que pueden ganarnos al ajedrez pero aún no se ha inventado un robot que sea capaz de esquivar una pelota en movimiento, atarse los cordones, maquillarse con la raya del ojo o muchas otras acciones que forman parte de nuestro día a día a las que apenas damos importancia. Desde los pelos que nos depilamos hasta los eructos y pedos que disimulamos son auténticas obras de arte, según defiende la investigadora, profesora y divulgadora científica ( @ladyscienceofficial ) Teresa Arnandis. Por eso en su libro '¡Eres un milagro andante!' (Paidos) invita a descubrir cómo somos por dentro y por fuera, cómo interactuamos con la comida o los medicamentos y cuáles son las claves para cuidarnos y querernos, siempre desde la evidencia científica.
¿Somos realmente conscientes de que somos un milagro andante?
Para que seamos conscientes de que somos un milagro andante y que podamos maravillarnos ante lo que somos como seres humanos debemos conocernos mejor y eso implica hacer un repaso desde nuestros órganos y sistemas, empezando por el interior de nuestras células y el material genético que nos hace únicos, hasta el análisis de nuestra forma de hablarnos, pues nuestro diálogo interno también influye en cómo nos sentimos.
A menudo incide en la importancia de cuidarse tanto a nivel físico como mental y emocional, ¿cómo podríamos darnos un buen homenaje con el que podamos reconfortar las tres partes?
Lo cierto es que a veces nos confundimos pues esos supuestos homenajes que a veces nos damos en forma de comida en abundancia que además es poco saludable o en forma de alcohol no son buenos ni para el cuerpo ni para la mente. De hecho, lo que mejor sienta al cuerpo es sufrir un poquito. Me explico. Cuando se asentaron las bases de nuestro metabolismo éramos nómadas y cazadores y teníamos que sufrir para encontrar un alimento. Teníamos que caminar durante horas y movernos al máximo de intensidad para conseguir comida. Un verdadero homenaje para el cuerpo y la mente consiste en hacer deporte, comer saludable y felicitarnos por lo bien que lo hemos hecho.
Dedica una parte importante de su obra a explicar las implicaciones de la genética. Pero a la hora de definir cómo somos, ¿influye más la genética o lo que hacemos?
Nuestra secuencia genética determina lo que somos, pero lo que hacemos también puede ser determinante, es decir, lo que hacemos, lo que comemos, cómo nos movemos, la luz que recibimos... y todas esas cosas influyen en cómo se apagan y encienden nuestros genes y por tanto lo que hacemos también influye en cómo somos. De hecho, los conocimientos actuales concluyen que hasta los gemelos con la misma información genética acaban siendo diferentes tanto física como psicológicamente. Eso se debe a la epigenética (la regulación que existe, digamos, por encima de la secuencia genética) y los factores ambientales que la modifican.
Obviamente algunas personas heredan una mejor combinación genética que otros, al igual que otros tienen la desgracia de desarrollar enfermedades genéticas... Afortunadamente gracias a la ciencia y al conocimiento se ha ido consiguiendo esquivar algunos de los percances genéticos que sufrimos.
Nuestro metabolismo trabaja silenciosamente y sin descanso 24 horas, los 365 días al año, pero nos empeñamos en decir que existen metabolismos lentos y rápidos...
Solemos referirnos al metabolismo como aquello que quema las calorías, pero en realidad es más complejo. La palabra metabolismo deriva del griego 'metabole', que significa 'cambio', y del sufijo '-ismo', que significa 'cualidad', por tanto es la cualidad que tienen los seres vivos de poder cambiar químicamente la naturaleza de las moléculas ingeridas.
Es cierto que cada persona tiene una determinada constitución y que existen unas determinadas combinaciones genéticas o una predisposición mayor o menor a acumular determinadas grasas. Pero la cuestión es que como el metabolismo engloba las reacciones químicas que acontecen en nuestro interior, en realidad lo que hace que consumamos más calorías es un metabolismo que lleve a cabo muchas reacciones químicas.
Entonces, ¿es realmente posible acelerar el metabolismo?
Si, para ello existirían tres factores: la alimentación, el ejercicio físico y nuestra condición interna (hormonas y genética). Por un lado alimentos como el chocolate, el té verde y el café pueden considerarse como activadores del metabolismo porque aumentan la velocidad de las reacciones químicas (velocidad a la que late el corazón, gasto cardíaco...) y también son buenos para el metabolismo la comida frugal, basada en frutas, verduras y legumbres. Sin embargo, en el otro lado de la balanza estarían alimentos como los azúcares simples, las harinas refinadas o las grasas trans, que pueden hacer que el metabolismo sea más lento.
Lo que sí que podemos hacer para contrarrestar los efectos de un metabolismo lento es primar la práctica deportiva, ya que el máximo activador del metabolismo es el ejercicio físico.
«Cualquier músculo quema calorías en condiciones basales, es decir, en las actividades cotidianas que realizamos en nuestro día a día. A mayor proporción de músculo en el cuerpo, mayor quema de grasa»
Teresa Arnandis
De hecho en su libro hace referencia al «poder del músculo» como un gran quemador de grasa...
Sí, claro. La explicación es sencilla. El hecho de albergar o contener grasa en nuestro cuerpo no tiene un coste metabólico, es decir, la grasa se queda ahí y ya está, ni quema calorías ni hace trabajar al cuerpo. Pero con el músculo sucede lo contrario. El músculo consume calorías cada minuto, solo por el mero hecho de existir en nuestro cuerpo pues, aunque no nos demos cuenta, está en permanente movimiento, o está estirado, o en tensión o apretado... Cualquier músculo quema calorías en condiciones basales, es decir, en las actividades cotidianas que realizamos en nuestro día a día. Por tanto si nuestra composición corporal tiene una mayor proporción de músculo, estaremos quemando calorías sin movernos. Y si además entrenamos esos músculos, quemaremos todavía más calorías. A mayor proporción de músculo en el cuerpo, mayor quema de grasa.
¿Y sirve también el ejercicio para protegerse frente al envejecimiento?
Si algo no se usa, se envejece, deja de funcionar o se estropea. Con los huesos pasa justamente eso. Para que se mantengan mineralizados y duros hay que darles tracción o impacto. Eso se consigue, por un lado con los ejercicios de fuerza y, por otro, con impacto, que se consigue con saltos y carreras. El trabajo de fuerza es especialmente útil para generar esa tracción que permite que el hueso se mineralice, ya que se trata de una estructura dinámica que está en continuo recambio de calcio y fosfato. Si haces ejercicio, se mineraliza, pero si te tiras un mes sentado, se desmineraliza. Y aquí es importante destacar que el hueso es el principal reservorio de calcio y fosfato que tenemos en nuestro cuerpo y que por eso es tan importante que se mantenga en buenos niveles.
El descanso es otro de los aspectos que más suele preocuparnos, ¿existe la postura ideal para dormir?
Es cierto que es una cuestión de costumbres, pero lo ideal es dormir de lado , ya que la espalda está alineada y no se carga de tensión o peso. Y también es adecuado descansar sobre el lado izquierdo , pues con ello se favorece la digestión y se eliminan de forma más eficiente los residuos del sistema nervioso central a través de un sistema linfático especial llamado el sistema glinfático. Además también se mejora la circulación sanguínea, ya que evitamos comprimir los grandes vasos como la aorta o la vena cava.
Es importante dormir bien porque con ello aumentamos la capacidad cognitiva, consolidamos la memoria, mejoramos la fuerza de voluntad, prevenimos la obesidad, mejoramos nuestro estado de ánimo, reforzamos el sistema inmunitario, mejoramos la piel y contribuimos a prevenir las enfermedades neurodegenerativas, entre otras muchas cosas.
¿Por qué el azúcar activa los mecanismos de recompensa del cerebro? ¿Es como una droga?
En parte sí. En realidad nuestro cuerpo contiene azúcares en las membranas celulares, pero lo que debemos hacer es consumir hidratos de carbono complejos como los que se encuentran en las pastas, panes y arroces integrales, pues eso hace que absorbamos la glucosa de una forma más lenta y que nuestro cuerpo no secrete ese pico de insulina que no nos beneficia. Lo que sucede cuando consumimos azúcares refinados, refrescos o bebidas energéticas es que se activan las mismas vías de recompensa que se activan con algunas drogas de abuso como la cocaína.
Sobre la autora
Teresa Arnandis Chinesta, más conocida como Lady Science (@ladyscienceofficial) es doctora en Bioquímica y Biomedicina, licenciada en Farmacia y en Óptica y Optometría, ambas con Premio Extraordinario de Final de Carrera y diplomada en Sanidad. Realizó su postdoctorado en la Queen May University de Londres, donde lideró investigaciones sobre los mecanismos de invasión tumoral de la glándula mamaria.
Actualmente compagina su trabajo de investigadora y profesora en la universidad con la divulgación científica en las redes sociales, donde recibe más de 20 millones de visitas mensuales. Además, gracias a su labor divulgativa ha recibido varios premios entre los que destaca el Premio Francisco Moratal Peyró, y ha sido incluida en la lista Forbes como una de las mejores influencers de divulgación científica en 2021.
