Flexibilidad

La flexibilidad es la capacidad de doblarse un cuerpo fácilmente y sin que exista peligro de que se rompa. Y lo mismo puede decirse para el cuerpo humano. En este sentido, la flexibilidad es la capacidad que tienen las articulaciones para tener una terminada amplitud en su rango de movimiento. Esta capacidad física depende de factores morfológicos estructurales de las articulaciones, de la elasticidad de los músculos, cartílagos y tendones. A pesar de lo cual también puede trabajarse igual que se hace con el resto de las capacidades como la fuerza la velocidad.

Nacemos flexibles de forma natural y se va perdiendo con el crecimiento, de hecho, el entrenamiento de fuerzo puede hacer que disminuya en parte la flexibilidad si no se ejercita también. Lo hombres suelen tener un tono muscular más rígido por lo que suelen ser menos flexibles, aunque, como en todo, puede compensarse con ejercicios específicos.

El trabajo de elasticidad se hace mediante estiramiento de los que hay diferentes tipos ya que pueden ser estáticos o dinámicos según si incluyen movimiento o no en su ejecución. En cualquier caso, se recomienda combinar el trabajo de fuerza con el de flexibilidad para una buena condición físico.

Existen disciplinas que trabajan de manera especial la flexibilidad como el yoga que consigue aumentarla mediante posturas que exigen diferente esfuerzo según el nivel y el tipo de yoga. Además, también lo combina con trabajo de fuerza y de resistencia aunque se puede adaptar para que su práctica no sea demasiado exigente . El pilates es otra de las propuestas aliada para la elongación de los músculos y la salud de las articulaciones y todas las fibras implicadas en ellas.

Muchas de las personas que entrenan buscando la hipertrofia cambian su alimentación para favorecerla aumentando las proteínas y disminuyendo la cantidad de hidratos de carbono . Sin embargo, cuando se habla de flexibilidad también hay algunos alimentos que son adecuados, sobre todo porque protegen los tejidos. Por eso son buenos aquellos ricos en ácidos grasos como los pescados azules ( salmón , trucha, boquerones , sardinas o atún ). También es bueno el aceite de oliva.