Danza para el párkinson: así ayuda el baile a retrasar el declive de los pacientes

Mejorar la conciencia corporal y la coordinación, mantenerse activo y ganar confianza en sí mismos son algunos de los beneficios que aporta la danza a los pacientes con esta enfermedad degenerativa

Y además: Los beneficios del baile para la salud mental

Efecto del movimiento en una bailarina de danza contemporánea.

Raquel Alcolea

Cuando hablamos de una enfermedad neurológica degenerativa como el párkinson el objetivo prioritario de los profesionales que trabajan con esos pacientes es retrasar al máximo su declive físico y mental. Por eso el movimiento , la coordinación y el equilibrio , que son tres grandes pilares del baile, pueden ser buenos aliados para lograr ese objetivo, según explica la profesora de danza, Guillermina de Bedoya , que desde hace 10 años imparte clases de Danza para el Parkinson en la Asociación del Párkinson de Móstoles (Madrid) y en la Asociación de Aparkam, en Alcorcón y Leganés. «Las clases no sólo hacen que se sientan bien, sino que les permite explorar su cuerpo , sus movimientos, y volver a conectar con su conciencia corporal. Pero además la danza permite recordar y entrenar movimientos olvidados, al tiempo que proporciona fuerza , seguridad y confianza en sí mismos», argumenta De Bedoya, quien además explica que una prueba de la ayuda que supone para estos pacientes acudir a las clases es el hecho de que ningún paciente haya faltado a ellas semana tras semana.

Mantenerse activos, divertirse, socializar, sentirse libres y descubrir posibilidades físicas que permanecían ocultas en sus cuerpos (o tal vez apagadas por la enfemedad) son algunas de las aportaciones de esta actividad, que es especialmente gratificante para los pacientes de párkinson pues la propia enfermedad les hace ir perdiendo poco a poco movimiento y equilibrio. Pero además descubrir otros modos de expresión , a través de su cuerpo, es importante para quienes viven con parkinson, porque muchos de sus síntomas pueden llegar a dificultar la comunicación.

Si a esto sumamos la participación de la música la ecuación ya resulta perfecta pues, como comenta De Bedoya, su efecto es siempre evocador: ayuda a recordar los momentos vividos, canciones de juventud, épocas de celebraciones sin demasiadas preocupaciones. «Cuando bailamos con música que a ellos les recuerda a su juventud, se les ilumina la cara y surgen las ganas de bailar pues la música les invita al movimiento. Esto es algo importante para un enfermo de párkinson, pues tiene que moverse para retrasar al máximo los efectos de la enfermedad», revela.

«La danza es la expresión de las emociones . Todos tenemos emociones y cuando el cuerpo se paraliza y no deja fluir las emociones del día a día, aparece la tristeza y el desánimo. El beneficio más importante que aportan las clases de danza para el párkinson no es otro que los momentos de emoción que se viven en las clases y que perduran en el tiempo y en el recuerdo para seguir adelante, seguir con ganas y seguir luchando», añade De Bedoya.

Desde el punto de vista científico, los beneficios físicos y emocionales de la danza contemporánea para los pacientes neurológicos, así como su aplicación como herramienta de rehabilitación, siguen siendo objeto de estudio a través de los grupos de trabajo organizados por las asociaciones Parkinson Móstoles y Párkinson Alcorcón, en Madrid, junto con diferentes profesionales de la danza.

En la imagen, la profesora de danza Guillermina De Bedoya, Mariano Roche, Concha Mora, Noemi Orgaz y Cesar Casares, todos ellos de la Asociación de Profesionales de la Danza de la Comunidad de Madrid.

Precisamente hace unos días y, con motivo de la cercanía del Día Mundial del Párkinson , que se celebra el 11 de abril, representantes y pacientes de estas asociaciones se reunieron en la sede de la Compañía Nacional de Danza , dirigida por Joaquín de Luz, para asistir a un encuentro con Daan Verboot, ex primer bailarín de la CND, en el que ofreció y cedió ua pequeña parte de la coreografía de Carmen que Johan Inger creó para esta compañía. «Para los enfermos de párkinson, que pudieron danzar junto a bailarines profesionales, ésta fue una experiencia inolvidable y emocionante», cuenta De Bedoya.

Una de las clases de danza para los enfermo de párkinson.

A nivel internacional desde hace años se mantienen abiertas varias líneas de investigación en torno al uso terapéutico de la danza en los pacientes con parkinson. Los avances y los resultados, así como las actividades que en todo el mundo se están llevando a cabo en este sentido, se transmiten a través de la web DanceforParkinsons .

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