Una unida Italiana, camino de Francia
Una unida Italiana, camino de Francia - Louis Hugelmann

La I Guerra Mundial, a ojos del Ejército Español

El Instituto de Historia y Cultura Militar organiza una exposición en Madrid que permitirá disfrutar de la Gran Guerra a través de un gigantesco archivo fotográfico

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Trincheras embarradas y antihigiénicas que había que defender hasta la muerte; gases nocivos que acababan con cientos de soldados sin derramar una sola gota de sangre, y nuevos ingenios mecánicos como carros de combate que revolucionaron las tácticas militares. Todas estas novedades las trajo consigo la I Guerra Mundial, una contienda en la que fallecieron millones de personas y que cambió el curso de la Historia. Pero esas fueron experiencias que, en principio, los soldados de la Península no pudieron vivir debido a la neutralidad española durante la contienda.

Sin embargo, y a pesar de que no se participó en la I Guerra Mundial, España no se mantuvo aislada de lo que sucedía en los campos de batalla de media Europa. ¿Cómo lo hizo? Gracias a los agregados y comisionados destinados en los diferentes países beligerantes, los cuales enviaban masivamente información al Estado Mayor del Ejército Español con todas las novedades acaecidas. Unos datos, a su vez, que solían estar acompañados de decenas y decenas de imágenes de los Ministerios de la Guerra o Estados Mayores de los ejércitos participantes.

Esto provocó que a las manos del Ejército español llegasen multitud de fotografías inéditas que quedaron archivadas, evadidas del mundo y perdidas en el tiempo. A menos hasta ahora, pues el Archivo General Militar (perteneciente al Instituto de Historia y Cultura Militar), en colaboración con el Centro Cultural Conde Duque del Área del Gobierno de las Artes, Deporte y Turismo del Ayuntamiento de Madrid, ha decidido organizar una exposición en la capital con una selección de estas imágenes.

Tríptico de la exposición

El criterio ha sido sencillo: han optado por dar a conocer casi dos centenares de las instantáneas más impactantes y aquellas que tienen un valor histórico mayor para que todo el mundo pueda disfrutar de ellas. Concretamente, la exhibición contará con un total de 160 imágenes y dos mapas de archivo. A todo lo anterior se sumarán, además, varias piezas de la Hemeroteca Municipal de Madrid, de la Biblioteca Histórica Municipal y de coleccionistas particulares.

Este magnífico pedacito de Historia podrá ser disfrutado en la sala 1 de exposiciones temporales del centro cultural Conde Duque (ubicado en la calle «Conde Duque 11») del 14 de octubre al 30 de noviembre. La visita, que será gratuita, podrá realizarse de martes a sábado (de 10:00 a 14:00 y 17:30 a 21:00) o, en el caso de domingos y festivos, de 10:30 a 14:00 horas.

Las I Guerra Mundial, imagen a imagen

Al entrar en la exposición, el visitante podrá sentir que ha viajado hasta los inicios del SXX, una época en la que media Europa estaba siendo arrasada por la I Guerra Mundial. Concretamente, las fotografías han sido organizadas en cinco fases. La primera sección versa sobre la situación de nuestro país al comenzar la contienda y su relación indirecta en la lucha.

Esto se debe a que, aunque España se mantuvo neutral, el Ejército si colaboró en la creación de la «Oficina Pro Cautivos» (cuya misión era interceder por los prisioneros y heridos de ambos bandos) y captó toda la información que pudo de los combates que se sucedían en los frentes occidental y oriental para mejorar sus tácticas y estrategias de combate.

Cartel informativo de la exposición

La segunda sección trata sobre el desarrollo de la I Guerra Mundial y se divide, a su vez, en cuatro partes: la guerra de movimientos, la guerra de posiciones, la crisis de 1917 y el desenlace de la contienda. Todas ellas cuentan con decenas de instantáneas realizadas por los mejores fotógrafos de la época y cedidas por agencias de tanto renombre como la alemana BuFa.

En tercer lugar, la exhibición se centra en el intenso uso de la propaganda que llevaron a cabo los bandos en conflicto (la cual puede apreciarse principalmente en el cine y la prensa, aunque también en el arte, la ciencia, la publicidad y en los productos de uso cotidiano, los cuales estaban cargados de spots políticos).

La cuarta parte de la exposición muestra multitud de imágenes que son capaces de trasladar al espectador hasta las mismas calles de los frentes en conflicto. En ellas, se puede ver cómo niños, ancianos y mujeres trabajaban duramente por mantener a flote una economía que, poco a poco, iba quedando destrozada bajo el peso de la guerra.

Todos ellos sustituían a los hombres que, fusil al hombro, habían abandonado el campo y las fábricas para acudir al frente a demostrar su valentía y el amor que sentían por su respectiva patria. Por entonces, además, la precaria situación era agravada por el hambre, ya que los alimentos eran un bien escaso y casi de lujo para los habitantes de los pueblos destrozados por las bombas.

Trincheras durante la contienda

Finalmente, la exhibición termina con las consecuencias que trajo consigo este duro conflicto. La pérdida de vidas humanas fue la más importante, pues hubo que llenar alrededor de diez millones de tumbas sólo con los soldados que cayeron en el frente, sin contar heridos y enfermos.

Esto provocó un desequilibrio entre hombre y mujeres en un rango de edad de 18 y 40 años, además de la devastación de las ciudades. Estos tristes resultados quedaron reflejados en las fotografías de edificios destruidos, vistas de prisioneros, y paisajes desolados. Tan dramática fue la situación que, como recordaban los agregados militares españoles en Francia -los coroneles Francisco Echagüe y Juan García Benítez- todavía quedaban cadáveres sin sepultar en algunos campos de batalla que visitaron al terminar la contienda.

Las cuatro fases de la guerra

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